Baleares: un destino perfecto en cualquier época del año

Si por algo destaca Baleares es por sus numerosos atractivos naturales.

Eric Santaona

Los turistas británicos y alemanes han sabido encontrar en las Baleares un lugar perfecto para disfrutar de unas vacaciones e incluso establecerse durante largas temporadas. Muchos de ellos se han quedado a vivir permanentemente y han pasado a ser parte integrante de la población.

Y no solo los europeos se han enamorado de las islas. Cada vez es mayor la cifra de españoles que se plantea seriamente la posibilidad de trasladarse a las Baleares para iniciar una nueva vida. La razón es simple, es un archipiélago con un clima privilegiado, un valioso legado cultural y un patrimonio natural impresionante.

Otras razones para conocer las Baleares tienen que ver con el ocio, la gastronomía y la calidad de los alojamientos. Los hoteles todo incluido en Mallorca están alcanzando una nota sobresaliente en las webs de turismo y lo mismo ocurre con numerosos establecimientos de Menorca e Ibiza.

Pero ¿cuál es el mejor destino de Baleares?, ¿hay alguna isla que destaque por encima de las demás? La verdad es que todas las islas tienen un enorme poder de atracción, pero cada una posee una idiosincrasia propia que la diferencia del resto y que la convierte en única.

Mallorca: cultura, naturaleza y ocio

La isla de Mallorca es la que encabeza año tras año el ranking de visitantes a las islas Baleares. Es la mayor del archipiélago y posee 555 km de costa, repletos de calas, playas impresionantes y rincones dominados por las rocas, las cuevas marinas y las aguas azul turquesa. También es una isla montañosa. La famosa sierra de Tramontana, patrimonio natural por la UNESCO, es punto de cita indispensable para los aficionados al senderismo.

El patrimonio cultural es otro punto fuerte de la isla. La capital, Palma de Mallorca, posee un casco histórico monumental, dominado por la catedral, el palacio real de la Almudaina y el Castillo de Bellver. Pero también hay otras localidades marcadas por la historia y la tradición, como Sóller, Valdemossa o Pollença.

Otro aspecto que atrapa a los visitantes de Mallorca es su amplia infraestructura hotelera de máxima categoría. El grupo hotelero Iberostar dispone de diversos establecimientos de 4 y 5 estrellas en la isla, donde puede disfrutarse del lujo y del relax en solitario, en pareja o en compañía de la familia.

Ibiza: mucho más que lujo y fiesta

La isla de Ibiza ha saltado al panorama internacional por su vinculación al turismo de lujo y la fiesta nocturna. Pero al margen de estos aspectos, es un lugar privilegiado desde el punto de vista natural y destaca en las guías de turismo por sus pintorescos pueblecitos blancos. Por eso se la denomina “la isla blanca”.

El halo hippy de Ibiza sigue constituyendo un reclamo indiscutible para visitarla. El conocido mercadillo de las Dalias, que abrió sus puertas hace más de medio siglo, mantiene vivo el espíritu alternativo que vivió Ibiza en los años 60.

Ese mismo aire “happy flower”, estrechamente unido a la ecología, la libertad y los valores anticapitalistas, se puede encontrar también en la isla de Formentera, muy próxima a Ibiza. Son tan solo 40 minutos en ferri y la visita vale realmente la pena. La pequeña de las Pitiusas posee una riqueza natural fuera de lo común, hasta el punto de que se la conoce como el Caribe español.

El calificativo guarda relación con el color del mar y la calidad de las aguas. El fondo marino de Formentera presenta una tonalidad turquesa muy especial debido a la presencia de la Posidonia Oceánica, una planta submarina muy preciada y en peligro de extinción. La pradera de Posidonia Oceánica de Formentera es la más extensa del Mediterráneo y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

Menorca: patrimonio natural

La UNESCO ha tenido una extensa actividad en Baleares, porque Menorca también ha merecido algunas distinciones. En realidad, toda la isla es un territorio protegido: fue declarada Reserva de la Biosfera en 1993.

Menorca es la isla más rural de las Baleares. Su pasado vinculado al cultivo de la tierra es todavía visible en algunas construcciones que han sobrevivido al paso de los siglos. Son paredes de piedra en seco que, junto a las características vallas de madera retorcida, son parte integrante del paisaje menorquín.

También es tierra de dólmenes y tradiciones. Una de las más conocidas es la fiesta de los caballos de Sant Joan, que se celebra cada año en la localidad de Ciutadella coincidiendo con la noche más mágica del año.

Gastronomía balear

Como no podía ser de otra manera, el pescado es un elemento consustancial en la cocina balear. Las calderetas de langosta y marisco nunca faltan en las cartas de los restaurantes, así como el conocido arroz brut, elaborado con setas, verduras y distintos tipos de carne. La sobrasada, el queso de Mahón (Menorca) y las famosas ensaimadas son otros productos típicos que todo visitante debería probar.

Y en el capítulo de bebidas, destaca la conocida “pomada”, que combina limonada con una ginebra singular que se produce en Menorca: la Gin Xoriguer.

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