La llaman la “Venecia gallega” y está en A Coruña: el pueblo costero con casas indianas del siglo XIX que fue elegido por Almodóvar

En la costa norte de Galicia, a apenas 40 kilómetros de A Coruña, se esconde un pequeño paraíso marinero que ha cautivado a viajeros, fotógrafos y curiosos por igual. Su nombre es Redes, una aldea perteneciente al municipio de Ares, y a la que muchos han bautizado como la “Venecia gallega”. El apodo no es casual. Aquí, el mar no es un mero vecino, sino un habitante más, que se cuela bajo las casas, lame los muros y convierte las calles en pasarelas improvisadas sobre el agua cuando sube la marea.

Las casas, de fachadas blancas o de colores, y contraventanas de madera pintadas en vivos tonos azules, verdes o rojos, se alinean de forma irregular a lo largo de callejuelas estrechas que desembocan en el mar. No hay grandes avenidas ni edificios modernos que rompan el encanto, ya que el urbanismo aquí responde a las necesidades de los pescadores de hace siglos, cuando cada metro contaba para acercarse lo más posible al agua.

Origen de un nombre y una tradición

El nombre de Redes no alude a ninguna conexión tecnológica, sino a la herramienta de trabajo que durante siglos dio de comer a sus vecinos: las redes de pesca. Durante generaciones, este fue un puerto activo donde las embarcaciones salían al amanecer a faenar y regresaban con su captura. Los locales de Redes eran protagonistas también en tierra, ocupándose del arreglo de las redes, el secado del pescado y el cuidado de la economía doméstica.

En la playa de Redes, justo frente a las casas que parecen asomarse directamente al mar, se alzan unos altos postes de madera unidos en su parte superior por una traviesa horizontal. Son las conocidas cabrias, estructuras tan humildes como singulares que aportan un sello inconfundible a la aldea. Antiguamente, en ellas se tendían las redes para que se secaran al sol, un oficio que, además, dio origen al propio nombre del lugar.

Este detalle, tan fotogénico como auténtico, es una de las señas de identidad del lugar y recuerda que, por muy turístico que se haya vuelto, Redes sigue siendo una aldea marinera con alma.

Pasear sin prisa: ese es el secreto

Recorrer Redes no requiere mapa ni planificación. El encanto reside en perderse entre sus callejuelas empedradas, muchas de ellas con cuestas suaves que desembocan en miradores improvisados hacia la ría de Ares. En el camino, se descubren rincones que parecen diseñados para la fotografía, como sus balcones cargados de flores, sus puertas antiguas pintadas a mano, gatos que duermen sobre los muros y barcas varadas esperando la siguiente salida.

Uno de los puntos más fotogénicos es el muelle de Redes, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Aquí se concentran pequeñas embarcaciones tradicionales de madera, muchas pintadas en colores vivos que contrastan con el azul profundo del mar. Es habitual ver a vecinos charlando mientras reparan aparejos o revisan motores, recordando que, aunque el turismo crece, la vida marinera sigue latiendo.

Historia y arquitectura

Al llegar a Redes, el paseo comienza en la Avenida de Gaspar Rodríguez, que desemboca en la Praza do Pedregal. Este espacio, junto al puerto, concentra gran parte de la vida local, con terrazas y cafeterías que se llenan en los días soleados. La plaza está enmarcada por llamativas casas indianas en tonos azules, reflejo de la herencia de los emigrantes que regresaron de América a finales del siglo XIX y principios del XX, construyendo viviendas de estética colonial y colores vivos.

Desde la Praza do Pedregal parte una de las calles más bonitas de Redes, la Rúa Nova. Se trata de una calle empinada con algunas de las casas más impresionantes y tradicionales de Redes. Muchas mantienen el estilo indiano, con balconadas de madera y fachadas coloridas, mientras otras muestran un encanto más sobrio. La Rúa Nova finaliza en Punta do Castelo, donde se encuentra una antigua batería militar y un mirador con vistas espectaculares al puerto y al mar, con decenas de embarcaciones de pesca y recreo.

Por todos estos escenarios, Redes es conocida por su belleza fotogénica, tanto que ha atraído a directores de cine y televisión. Precisamente, la serie gallega Padre Casares y películas de Pedro Almodóvar como Julieta y Silencio rodaron aquí varias escenas, convirtiendo al pueblo en un escenario habitual para rodajes.

La playa y el baño

Además de su casco marinero, Redes cuenta con una pequeña playa de arena blanca y fina, muy apreciada por locales y visitantes en verano. Se encuentra resguardada dentro de la ría, lo que garantiza aguas tranquilas y, en los días soleados, tonos turquesas que sorprenden en esta latitud. Es un lugar perfecto para familias, ya que la marea baja deja al descubierto una amplia franja de arena donde los niños pueden jugar sin peligro.

Después de todo lo que caracteriza a Redes, no sorprende que los deportes náuticos formen parte de su día a día. Paddle surf, remo, vela, buceo, kayak… cualquier actividad que invite a adentrarse en el mar es, para muchos vecinos y visitantes, una costumbre más que una excepción.

Cómo llegar y cuándo ir

Llegar a Redes es sencillo desde A Coruña. Simplemente basta con tomar la carretera AC-123 en dirección a Ares y seguir las indicaciones. El trayecto en coche dura unos 30 minutos. También es posible llegar en transporte público, aunque con menos frecuencia de horarios.

En cuanto a la mejor época para visitarlo, el verano ofrece temperaturas agradables y la posibilidad de bañarse, pero también concentra más turistas. La primavera y el inicio del otoño, en cambio, permiten disfrutar del encanto del lugar con más calma, y la luz de estas estaciones realza aún más sus colores.