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Proyectan tres hidroeléctricas donde planes de embalses como el de Jánovas acabaron con 60 pueblos

El Cinqueta a su paso por San Juan de Plan.

Eduardo Bayona / Eduardo Bayona

Zaragoza —

“Sobrabas país, solo querían agua, montañas y electricidad”, le canta La Ronda de Boltaña al País perdido del Sobrarbe. Puede que no le falte razón. Una compañía hidroeléctrica está tramitando los permisos para instalar tres nuevas centrales hidroeléctricas en el Cinqueta, un afluente del Cinca, situado en esa Comarca oscense, cuya cuenca ya soporta otras 46 instalaciones de ese tipo.

El río Cinca tiene una longitud de 191 kilómetros a lo largo de los cuales recibe 30 afluentes y subafluentes. Ese sistema, según indica la documentación del Plan Hidrológico del Ebro (PHE) 2010-2015, soporta nueve embalses hidroeléctricos y 34 centrales que alteran 114 kilómetros de sus cursos. A esas cifras hay que añadirles las afecciones de los embalses de Mediano, El Grado y Barasona, construidos para abastecer a sistemas de regadío y que inundan amplias extensiones de terreno.

Según el PHE, más del 20 % de los cursos fluviales del sistema del Cinca está afectado por centrales hidroeléctricas que alteran el curso del agua con azudes y presas. Solo el Noguera Pallaresa, en el Pirineo leridano, soporta un peaje energético mayor, en este caso con 151 kilómetros afectados y 56 instalaciones.

Más de mil desplazados por tres embalses

Las tres nuevas centrales están proyectadas en San Juan de Plan y Gistaín, en el Sobrarbe. Esta Comarca oscense se encuentra, junto con la Ribagorza y los Pallars en Lleida, entre las que históricamente han aguantado un mayor peaje energético.

La construcción del embalse de Mediano desplazó a 469 habitantes de ocho pueblos, las obras de El Grado obligaron a dejar sus casas a otros 542 de siete núcleos y el proyecto de Jánovas, el pueblo que sobrevivió al pantanohizo que otros 224 tuvieran que abandonar sus tierras además de provocar la despoblación del valle de La Solana.

En el entorno de Jánovas vivía más de un millar de habitantes antes de que Iberduero proyectara la presa. Cuando el Gobierno la desestimó por su inasumible impacto ambiental, 43 de los 74 pueblos de la zona estaban deshabitados.

5.000 litros en un río cuya media no pasa de 6.000

El proyecto de las nuevas centrales, cuyo plazo para presentar alegaciones concluyó hace unos días, prevé aprovechar en cada una de ellas un caudal de 5.000 litros por segundo del Cinqueta, un río cuyo caudal medio anual ha oscilado entre los 2.400 y los 6.000 en el último medio siglo. Su aportación media fue de 188 hectómetros cúbicos entre 1940 y 2005, con un máximo de 297 y un mínimo de 76.

La compañía promotora, Hidrodelta, una firma catalana que opera en el sector desde hace casi tres décadas y en la que el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía) tiene una pequeña participación, prevé construir tres azudes para desviar las aguas hacia sendas tuberías de 3,2; 2,16 y 1,75 kilómetros en los parajes conocidos como Viciele –la obra incluye un túnel-, Peña Susán y Seín. Entre las tres, que añadirán tres nuevos obstáculos al curso de uno de los ríos mejor conservados del Pirineo, sumarán una potencia instalada de 13.200 megawatios.

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