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Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.

Pocas bromas con Wert

Rafael Reig

No es más que un ejemplo cualquiera de los comentarios que sin parar acusan a Wert de todas las barbaridades concebibles. Hasta de ser feo le acusan; un insulto que dice demasiado (y nada bueno) sobre quien lo utiliza. Le amenazan con la guillotina y le desean las siete plagas de Egipto y alguna más. A mí esa agresividad facilona expresada a ladridos no sólo me aburre, sino que me parece característica de la derecha y por eso me sonroja un poco verla entre quienes se dicen de izquierdas. Es verdad que el ministro Wert también es faltón, prepotente y va muy sobrado, y que adora la provocación. Pues por eso mismo: como decía Marco Aurelio, la mejor venganza es no parecerse a ellos.

Quizá con méritos de sobra, Wert se ha convertido en el payaso de las bofetadas, el tonto oficial y el blanco de todos los vituperios. A mí me parece una equivocación, porque creo que el verdadero peligro de Wert es que no es nada tonto. Ni desde luego inculto. Si fuera ese memo ignorante y rudimentario del que hablan tantos lectores, a mí no me preocuparía tanto. Lo grave es que Wert es casi de extrema derecha y sabe lo que está haciendo, ése es el peligro. Ministros botarates hemos tenido y tenemos a patadas en la derecha. Lo grave es cuando son inteligentes y eficaces, pero les toman por idiotas, como a Wert, porque el menosprecio generalizado le protege, distrae la atención de lo que hace para fijarla en cuatro frases polémicas (quizá lanzadas por el propio Wert como señuelo) y le da impunidad para lograr lo que se propone sin que nadie le estorbe.

La veda abierta para insultar a Wert me recuerda, por su virulencia, el caso de Fernando Morán (muy distinto en todo lo demás). La derecha se lanzó enloquecida a denostarle y lo más asombroso es que le acusaban de tonto. Hasta hubo una epidemia de chistes de Morán. La derecha es así, pero ¿por qué tenemos que imitarla nosotros?

Cuando le nombraron ministro, yo había leído un par de libros de Morán, entre ellos el notable Novela y semidesarrollo, y estaba asombrado: me pareció que de él se podía decir cualquier cosa, menos que era tonto. Con el tiempo me convencí de que, por fortuna, la derecha se había equivocado de estrategia: los chistes de Morán impidieron una crítica seria a su rediseño de la política exterior y le ayudaron mucho, pudo hacer en paz su tarea mientras los fachas rivalizaban entre sí en soltar chirigotas. ¿No podría suceder algo parecido con Wert? Con una diferencia muy notable: la tarea que se ha propuesto Wert es catastrófica.

De Wert en cambio no he leído nada y me repele lo que dice, pero más aún lo que está queriendo hacer en su ministerio. Sí he procurado leer enteras las entrevistas que le hacen (no sólo los destacados polémicos) y mi impresión es que de tonto no tiene nada. Claro que piensa, Luiagar51: ¡eso es lo grave! Por eso, este año, en lugar de la guillotina, deberíamos tomarnos a Wert en serio y responderle con argumentos contundentes, en lugar de chocarrerías, insultos y menosprecio.

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