Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Manuel Delgado: “Lo que hay que hacer es tomar el poder”

Manuel Delgado en su intervención en #ÀgoraVeïnal

Víctor Saura

Barcelona —

Titulándose “La derrota de los derechos”, la segunda # ÁgoraVeïnal (ciclo de coloquios que organiza la Confavc con la colaboración de CatalunyaPlural y Alternativas Económicas) ya auguraba la clásica radiografía catastrofista y desesperanzadora sobre nuestro hoy y mañana , si bien aderezada con los oportunos toques de ironía y buen humor del profesor Manuel Delgado. Y efectivamente el diagnóstico era como para tirarse del puente más alto, ante la indolencia y facilidad con que las fuerzas del mal han hecho retroceder en los últimos decenios los derechos sociales conquistados gracias al esfuerzo de muchas generaciones.

Hemos perdido tantos derechos, opinaba Delgado, que para manifestarnos pedimos permiso y que mucha gente sobrepone “el derecho universal a ir a trabajar en coche al derecho a expresarse libremente por la calle”. Y cada uno tiene al alcance ejemplos más cotidianos y cercanos, como en su caso ver que “hay alumnos que no pueden cursar un máster porque no se pueden pagar la matrícula, esto es desolador”.

“Nuestra pretensión de que podíamos vivir en una sociedad basada en los derechos ha resultado ser una ficción”, sostenía Delgado, para quien es evidente que “vivimos en una sociedad injusta por definición, que vive y se alimenta de estas injusticias porque es un sistema fundamentado en la desigualdad”. A partir de ahí, llegó una filípica sobre la perversión de los valores, con citas a Borges y Marx, y muy especialmente sobre los llamados “valores democráticos”, que según el antropólogo ni tienen “ninguna potencia para cambiar nada” ni “nada demuestra que sean valores que vale la pena reivindicar”. De tan manoseados como están, se entiende.

La réplica del periodista Pedro Rusiñol añadió más leña al fuego del pesimismo, con la descripción de un panorama mediático totalmente dominado por el capital financiero y la consecuente regresión del derecho ciudadano a la información. Y la de unos derechos laborales cada día más pisoteados por un capitalismo que ya hace tiempo renegó de su versión keynesiana. Para Rusiñol, “antes el trabajo era un salario, pero también eran unos derechos, era lo que hacía que el empresario tratara el trabajador como a un ciudadano y no como a un esclavo, ahora esto se ha roto y es grotesco ver cómo se está explicando en los medios”. O como no se está explicando.

Ante todo esto, ¿qué hacer? La pregunta, lógica, la formuló alguien del público, y a partir de ahí se abrió un entretenido partido de tenis dialéctico entre Delgado y Rusiñol, con muchos passings shots y alguna volea. Pero en todo caso ninguno de los dos recomendó tirarse de ningún puente.

A decir de Rusiñol, hay que aprovechar los nuevos caminos que abre la economía social, hoy presente en casi todos los sectores económicos; o sea que la transformación, regeneración, revolución o como se le quiera llamar será posible en tanto que más masa crítica se apunte a unas nuevas formas de consumo responsable y rebelde. Delgado, en cambio, entendía que hay una vía más directa. “Lo que tenemos que hacer es tomar el poder, así de claro, y la perspectiva no es tan complicada como parece”, dijo en explícita alusión a las nuevas formas de acción política que representan los Podemos y Guanyem. “Quizá después nos defraudan, no lo sabemos, pero es que llevamos muchos años de resistencia y ahora hay que pasar a la acción”.

La segunda #AgoraVeïnal tuvo lugar en el Casal del Pou de la Figuera, un espacio del Casco Antiguo de Barcelona recuperado gracias a la lucha vecinal, como recordó el presidente de la Confavc, Jordi Giró. Un marco idóneo, según apuntó Delgado, ya que la calle es hoy el único espacio de lucha posible. “En las fábricas nos han derrotado, la gente que aún tiene trabajo está a precario o tiene deudas, o sea que nos tienen bien sometidos; nos pueden echar del trabajo, pero no del espacio, como demuestra la lucha por la vivienda, por lo que el barrio es el escenario donde deben suceder las cosas”.

Total, casi dos horas de debate, con mucha participación del público. Y no se habló del procés. Cosa que, si no tiene valor, como mínimo tiene mérito.

Etiquetas
stats