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Huertos urbanos en los colegios para aprender y crear vínculos con la naturaleza

Foto. CEIP Claudo Sánchez Albornoz de Almansa

Lourdes Cifuentes

Pizarras, ordenadores, aulas..., las instalaciones de los centros escolares en general han sido, desde siempre, los recursos de los que Educación disponía para enseñar. Ahora, a éstos se les suman los huertos que proliferan año tras año dentro de los colegios.

Un ejemplo es el CEIP Claudio Sánchez Albornoz de Almansa donde, desde el pasado curso escolar, cuentan con su propia huerta. Para ponerlo en marcha tuvieron la ayuda del Ayuntamiento de la ciudad, que les valló la zona de siembra. A partir de ahí comenzaron los pasos: primero hacerse con tierra fértil para poder cultivar, instalar el riego por goteo, y dividir el huerto en tres zonas para separar los diferentes cultivos. Y es que de aquí nacen arbustos frutales, además de productos hortícolas (de temporada) y hasta plantas aromáticas.

Los alumnos son los que se encargan de que lo que hay cultivado se plante y crezca con todas las garantías para poder ser recolectado. Todos ellos, capitaneados por Tino Ávila, docente del colegio almanseño, se encargan de que este pedacito de tierra dé sus frutos. Cada curso tiene asignado su cultivo. Así, dice, se consigue fomentar el trabajo cooperativo de los niños y niñas y, sirviéndose del huerto, los escolares puedan aplicar conocimientos de algunas de las asignaturas que cursan. Además, explica el maestro, “sirve para que vean que la tierra nos da alimento y para inculcarles respeto a los oficios y trabajos que están denostados y que son imprescindibles para nosotros como la agricultura, la ganadería o la pesca”.

Contenidos académicos que se experimentan

Aprender a través de la experiencia es indispensable para consolidar el conocimiento que llega hasta las aulas a través de texto y documentos. Ahí es donde entra el papel de los huertos.

Los alumnos ya son capaces de distinguir entre una “mala hierba” y el brote de una hortaliza, y saben “que las patatas no salen de los árboles, como me han llegado a preguntar sino que de un trozo de patata sale una mata de la que, a su vez, da varias patatas”, añade Tino Ávila. También se atreven a probar verduras u hortalizas con las que tienen prejuicios granjeando el beneplácito de los padres. “Los críos vuelven a casa contando su experiencia con el huerto y te das cuenta que lo ven como algo propio”, dice Belén Sánchez, presidenta del AMPA de este colegio.

Ella, como otros miembros del AMPA, también ven en el huerto “una manera de acercar el campo y de fomentar, desde las aulas, un uso responsable de los recursos”. Tanto les ha gustado la iniciativa que colaboran vendiendo los productos que nacen gracias al cuidado de sus niños. Se hizo la semana pasada montando algo parecido a un mercadillo “sin precios”, es decir, lo que se cobraba era “la voluntad”. Es una venta solidaria pero ha servido para recaudar dinero para pagar los gastos que ha generado este año el huerto.

Complementos para el próximo curso escolar

Con el éxito más que garantizado el objetivo es ir mejorando y ampliando de cara al próximo curso escolar. “Tenemos pensado montar un espantapájaros y poner carteles por todo el huerto con código QR de los que los niños puedan sacar información sobre las planta”, explica el docente. A ello se le añadiría la creación de un recetario “con los productos que aquí cultivamos y que, además de saludables, son totalmente ecológicos”.

Otro de los próximos pasos es “cerrar el ciclo” y hacer su propio materia orgánica a través de la crianza de gallinas. “Quiero que vean que la vida de las personas de antes era mucho más acorde con la naturaleza y que no se tiraba nada a la basura. Que vean que, de las sobras se alimentaba a las gallinas y que éstas, a su vez, producían los huevos y el abono para el campo”, añade Tino.

La incursión de los huertos en los centros escolares ha llegado a toda la provincia de Albacete donde en la mayoría de municipios cabecera de comarca, como es el caso de Almansa, y de Villarrobledo y Hellín, además de la capital, ya pueden presumir de contar con un sembrado como elemento educativos y lúdico para los escolares. Hoy por hoy, dicen, su proliferación es un hecho y cada curso escolar se suman más centros educativos.

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