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“El cambio climático toca el bolsillo del ciudadano, los políticos se tienen que poner manos a la obra”

Jonathan Gómez Cantero

Carmen Bachiller

La Oficina del Cambio Climático  junto con la Viceconsejería de Medio Ambiente  está elaborando el II Informe sobre Cambio Climático en Castilla-La Mancha. Un estudio coordinado por Jonathan Gómez Cantero,  un joven madrileño de 26 años que lleva años afincado en Toledo. Geógrafo-climatólogo, especialista en riesgos naturales y cambio climático es desde hace unas semanas el ‘hombre del tiempo’ en CMM, la televisión de Castilla-La Mancha. Un puesto al que acaba de llegar para cubrir temporalmente la baja de la meteoróloga  Irene del Río. En la casa ya ha participado con  ‘Espacio Natura’. También en TVE, con sus intervenciones en ‘Aquí la Tierra’.

Anda volcado en el estudio sobre cambio climático que  dará continuidad a otro publicado en 2008 y que analizaba los escenarios de futuro. Desde entonces, las cosas han cambiado. “Ahora se trata de analizar los impactos constatados en Castilla-La Mancha”. Será un informe transversal que hable de clima pero también de agricultura, de ganadería, de agua y hasta de impacto en el turismo. 

Una encuesta para saber lo que piensan los castellano-manchegos del cambio climático

Una de las partes de este estudio, en el que colabora eldiarioclm.es,  se centrará en saber cómo percibe la población castellano-manchega el cambio climático. Por este motivo, también se está realizando una amplia encuesta, dirigida a todos los ciudadanos, a la que se puede acceder a través de este enlace.

“Queremos saber si creen que se nota o no. Es muy importante. Conocer la percepción de los castellano-manchegos. Muchas veces son cuestiones que pasan desapercibidas y no se dan cuenta de que el cambio climático ocurre en el patio de su casa. No es algo que afecte solo a un oso polar en el Ártico”. Castilla-La Mancha será, explica, “la primera Comunidad Autónoma que disponga de un perfil sobre lo que piensan los ciudadanos sobre el cambio climático y saber si está ya provocando efectos en la región”.

Sobre estos aspectos, Gómez Cantero tiene su propia opinión. “El cambio climático ya está afectando a Castilla-La Mancha desde hace décadas”. Y se ve especialmente en las lluvias y en las temperaturas. Se han reducido notablemente las lluvias en zonas como la Sierra Norte de Guadalajara y aumentan las olas de calor, los episodios extremos con más de 38 grados. Las temperaturas ya no solo suben en verano sino también en primavera y el otoño.

El geógrafo-climatólogo  sostiene que “Castilla-La Mancha, por estar en el centro peninsular, puede ser una de las Comunidades autónomas que más sufran el cambio climático. Es importante que empecemos a tomar medidas”.

Incendios: la ‘Regla de los 30’, cada vez más frecuente en la región

En su opinión, el impacto directo del clima es “fortísimo” tanto en la agricultura como en la ganadería, los espacios naturales o el turismo e incluso, sostiene, “en cuestiones que pueden parecer poco relacionadas con el cambio climático pero que guardan una estrechísima relación como los incendios forestales”.  

“Castilla-La Mancha tiene cada vez más días el llamado umbral 30-30-30. Es decir, más de 30 grados, 30 kilómetros/hora de vientos y humedad por debajo del 30%. Cuando se unen estos tres factores se dan las condiciones para un incendio forestal”. Es la ‘regla de 30’, cada vez más frecuente en la región, a la que se une la circunstancia de que es habitual que no llueve durante más de 30 días. Una peligrosa combinación para propiciar el fuego, aunque Gómez Cantero recuerda que el 90% de los incendios en la actualidad son provocados por la mano del hombre.

El escenario, señala, es el de un clima cada vez más extremo y este experto pide “tomar conciencia” porque afecta a todos. “El cambio climático toca el bolsillo de los ciudadanos y los políticos se tienen que poner manos a la obra”, asegura, poniendo un ejemplo muy claro. En la recién finalizada primavera ha habido zonas que perdieron el 60% de la cosecha. “En unos años puede llevarnos a un alza de precios en productos de consumo primario. Una barra de pan nos puede costar más cara el día de mañana por el cambio climático solo porque cueste más sacar adelante la cosecha de cereal”.

Pide “medidas de adaptación y mitigación” del cambio climático. En su opinión, lo más importante es empezar por prestar atención a los espacios naturales en los que el clima tiene un impacto directo. “Podemos perderlos porque no tienen mecanismos de defensa. Un espacio natural fuerte sobrevivirá mejor a los efectos que otro debilitado por la contaminación o los incendios”.

“El Tajo podría llegar a desaparecer en los meses estivales”

También apunta que “debemos preocuparnos enormemente por la falta del recurso agua”. De hecho cree que puede ser “uno de los mayores problemas a los que tengamos que enfrentarnos en España en los próximos años”. En la cabecera del Tajo cada vez llueve menos y ese, afirma, es “un efecto constatado del cambio climático. Si esta tendencia continúa, estamos hablando de que el río más largo de España podría llegar a desaparecer en los meses estivales”.

Incide en que “hay muchas cuencas hidrográficas con sequía. Deberían saltar ya todas las alarmas” y reclama un Plan Hidrológico Nacional “sostenible, viable económicamente, equitativo y justo y, por encima de todo, racional. Es decir, que conlleve una ordenación social, territorial… Lo que no se puede hacer es que desde Castilla-La Mancha estemos dando agua al Levante porque quieren plantar lechugas. Este es un producto que necesita mucha agua”. En este sentido aboga por replantear el consumo de agua, tanto el agrario como el ciudadano.

De hecho, cree que las ciudades deben ser “mucho más sostenibles” en el consumo de agua. “Si entran 100 litros a una ciudad, no puede ser que salgan 100 litros de agua sucia. Esos litros se tienen que quedar dando vueltas en la ciudad todo el tiempo que sea posible. Una vez que sean aguas negras que se depuren para regadíos”. Pone como ejemplo a Madrid, donde  parte del agua para jardines o limpieza vial son aguas residuales depuradas. “Todo esto debe  contemplarse en un Plan Hidrológico Nacional para que cada gota de agua sea aprovechada al máximo”, insiste.

El papel “fundamental” de los geógrafos

Habla también del papel de los geógrafos en la tarea de concienciar y de aportar soluciones para mitigar el impacto. “Los geógrafos tenemos un papel fundamental. Tenemos la obligación ética de participar porque somos capaces de entender el clima, la población, la estructura de las ciudades, podemos hacer la ordenación del territorio…Tenemos una mirada trasversal que no tienen otras disciplinas y por eso podemos plantear alternativas, dar soluciones”.

Y sin embargo, apunta, es “difícil” hacerse  un hueco en el mundo de la ciencia, especialmente en mitad de la crisis económica. “No ha sido fácil encontrar el nicho profesional en los últimos años en este país y me he visto obligado a desempeñar puestos de trabajo que a lo mejor no quería”. Tampoco entiende la supresión del Grado de Geografía para que la disciplina sea absorbida dentro del Grado de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).

“Es doloroso. Creo que hoy es una de las disciplinas más importantes que tenemos en el mundo (lo es por ejemplo en EEUU) donde cada vez gana más posiciones, sobre todo con las nuevas tecnologías”.  Habla de geolocalización, de cartografía…“Se está convirtiendo en uno de los nichos de empleo más importantes”. “Ha sido triste que la UCLM se haya visto en esa situación por tener pocos alumnos. Esperemos que la situación sea reversible porque en la universidad regional hay geógrafos excelentes de proyección internacional en temas de agua, de vulcanología, de biogeografía…”

El futuro de las naranjas valencianas, el marisco gallego o el viñedo de Castilla-La Mancha

Y es que, la opinión de estos profesionales es una de las que cuentan en la elaboración de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética. El propio Jonathan Gómez Cantero comparecía hace unos días en el Congreso de los Diputados para hablar sobre los impactos del cambio climático en España. Parte de su intervención se centró en un informe que elaboró  ya en el año 2015, con horizonte 2050. 

El climatólogo habló de lo que puede ocurrir con las naranjas en Valencia, el marisco en Galicia, los olivos en Andalucía o el viñedo en Castilla-La Mancha. “Todos estos productos que damos por típicos y que todos tenemos en el plato en una época u otra del año, se verán afectados. Los ciudadanos deben saberlo: quizá las naranjas sean más caras, quizá con el calentamiento de las aguas del Atlántico no tengamos marisco gallego…”

Echa de menos la falta de divulgación científica sobre el problema a los ciudadanos de a pie. “Cuando hacemos estudios, el mundo académico está muy desligado de la sociedad. No hay conexión entre ciudadanos e investigadores. De alguna manera hay que hacerlo llegar”. Lamenta que “durante años se haya dado la imagen del cambio climático con un oso polar agarrado a un trozo de hielo o la tierra seca agrietada. Es algo más que eso. Se puede ilustrar con un viñedo o con una ciudad que sufre 40º y que ve como se eleva su mortalidad por las olas de calor. Será uno de los riesgos a los que nos enfrentemos en los próximos años”.

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