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Un mes del incendio de Seseña: sin culpables y con una cuestionada calidad del aire

Imagen del incendio de Seseña / Ismael Herrero

Alicia Avilés Pozo

Pasadas las 02.00 horas de la madrugada del viernes 13 de mayo comenzó a arder entre el término municipal de Seseña (Toledo) y el de Valdemoro (Madrid), uno de los vertederos ilegales de neumáticos más grandes de toda Europa. Hasta 80.000 toneladas de ruedas provocaron lo que muchos comenzaron a llamar una “catástrofe ambiental” ese mismo día y con ello también casi la crónica de una muerte anunciada. Se trataba de una zona polémica, declarada ilegal y en cuyo desmantelamiento no se habían puesto de acuerdo las administraciones de Madrid y Castilla-La Mancha. Lo hicieron meses antes de que se produjera el fuego, pero el incendio trastocó buena parte de esos planes, que ahora han tenido que ser reconsiderados.

Al incendio del vertedero siguió una concatenación de hechos que llevaron a la activación del Plan de Emergencias de Castilla-La Mancha (PLATECAM), dependiente de la Consejería de Hacienda y Administraciones Públicas, que se hizo con el Puesto de Mando Avanzado instalado en las inmediaciones del fuego. Bomberos del Consorcio provincial de Toledo y de la Comunidad de Madrid han sido los principales efectivos utilizados, con serias dificultades para abordar unas llamas de gran combustión y con un humo muy contaminante y tóxico. En la primera jornada de ese viernes, se produjo la evacuación de miles de personas desde la urbanización más cercana, ‘El Quiñón’ de Seseña. Se evacuó a todos aquellos que no se fueron por sus propios medios ante la extensa nube de humo negro que se cernía sobre los edificios.

En los días posteriores, que coincidieron con un puente festivo en Madrid, muchos regresaron a sus casas, pero sometidos a medidas de confinamiento que han permanecido, en virtud de los medidores de la calidad del aire, hasta extinguido el fuego. Junto a ellos, las clases de todos los centros escolares permanecieron suspendidas hasta el día 31 de mayo, menos en el colegio de El Quiñón, el más próximo al vertedero, que reabrió unos días después.

Las primeras medidas adoptadas por el Gobierno castellano-manchego y las preguntas sobre la responsabilidad administrativa provocaron un primer enfrentamiento político con el Ayuntamiento de Seseña, culpándose mutuamente de “dejadez” en la gestión del vertedero. Pero el tono se rebajó durante la segunda semana de las tareas de extinción, y tras crearse una comisión municipal de seguimiento con representantes vecinales y de todas las administraciones implicadas. De cualquier forma, por el momento nadie ha asumido la responsabilidad política que pueda existir más allá de los autores materiales del fuego.

En total, hasta 1.500 personas han trabajado en las labores de emergencia durante 23 días, el tiempo que ha tardado en darse por extinguido en su totalidad. Desde la Junta de Castilla-La Mancha han insistido en la celeridad en que se ha terminado con el fuego, comparando la situación con otras similares en el extranjero. Y mientras se investiga el origen del mismo, la labor se centra ahora en la cuestión ambiental del problema: la retirada del material quemado (un 70% del vertedero) y del no quemado.

Para ello se ha puesto en marcha el convenio ya existente con la empresa pública EMGRISA. Consistirá en la retirada de las ruedas para su traslado a dos plantas autorizadas de gestión y reciclado de neumáticos, una en Chiloeches (Guadalajara) y otra en Campo de Criptana (Ciudad Real). En paralelo, se realizará la evaluación y posterior restauración ambiental de toda la parcela. En total, el coste de todas las tareas ascenderá a más de cinco millones de euros, según ha precisado a eldiarioclm.es el consejero de Medio Ambiente, Francisco Martínez Arroyo.

En la sombra de todo ello han quedado las numerosas críticas realizadas por los vecinos de la urbanización El Quiñón y por colectivos ecologistas. Los primeros protagonizaron una manifestación diez días después del incendio, ataviados con camisetas negras y mascarillas, y mostrando pancartas como “SOS. El Quiñón se asfixia” o “En El Quiñón queremos solución. Zona catastrófica”. Por su parte, desde Ecologistas en Acción han alertado durante este mes de “picos muy altos” de contaminación incidiendo en los niveles del benzeno (de carácter cancerígeno) y hablando de “catástrofe ambiental”. Medio Ambiente ha insistido en que estos niveles están “dentro de la normalidad”.

Por el momento y una vez que la investigación ha podido avanzar tras extinguirse el fuego, la Guardia Civil ha localizado ya más de cuatro focos del incendio del cementerio de neumáticos de Seseña y Valdemoro, tras los primeros análisis practicados 'in situ'. Los agentes han recogido muestras y las han enviado al laboratorio para examinar qué acelerantes utilizaron para encender los neumáticos.

Por su parte, los perros del equipo del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de Madrid, comunidad que lleva a investigación, han marcado varios puntos, más de cuatro por el momento, en los que se rociaron dichos acelerantes de las lamas, por lo que se confirma la hipótesis de que el incendio fue provocado. Los agentes están investigando a empresarios y otro tipo de personas que podrían tener intereses en que ardieran los neumáticos. También han interrogado a transportistas y vecinos de la zona para recoger más datos de los primeros momentos del incendio.

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