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Sánchez Ferlosio dice que “el capitalismo está destruyendo el mundo”

Sánchez Ferlosio dice que "el capitalismo está destruyendo el mundo"

EFE

Madrid —

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Toda una vida dedicada al estudio, al lenguaje y a la escritura, Rafael Sánchez Ferlosio no publicaba desde hace cinco años, aunque no ha dejado de escribir ni de observar la realidad y el extravío humano. Ahora, a sus 87 años, publica “Campo de retamas”, con todos sus pecios o reflexiones.

Un libro, editado por Literatura Random House, que es el exquisito bocado que antecede a la publicación de casi toda su obra; la reedición de sus novelas y la publicación de sus ensayos y artículos para final de año. Y este nuevo título, con mucho material inédito, es la oportunidad de poder hablar con el premio Cervantes, el mejor y más completo escritor español vivo, para muchos.

“El capitalismo está destruyendo el mundo”, dice a Efe Ferlosio (Roma, 1927) ante una pregunta sobre Podemos, formación de la que dice que “todo el mundo tiene derecho a un sueldo”, y añade: “Son como niños, lo que dicen es de cajón, pero imposible. No sé cómo se puede ir contra el capitalismo tan feroz que tenemos encima”, confiesa.

Opiniones siempre vertidas con la máxima pulcritud intelectual, que es la que caracteriza al autor de “El Jarama”, la novela por la que ganó el Nadal en 1955 y que ya detesta, como a la precedente, “Industrias y andanzas de Alfanhuí”.

Tímido y tierno, con esos ojos de búho siempre en posición de vigía, Ferlosio no da importancia a que toda su obra se edite ahora en Ramdom House, tras haber estado sesenta años en Destino. “No tiene importancia eso, no sé por qué los periodistas se la dan”, subraya. “Todo eso lo hace el editor (Ignacio Echevarría)”, quien se ha encargado del excelente cuidado de “Campos de retamas”.

El libro reúne sus pecios, aforismos, dardos y opiniones sobre el poder y el sustrato ideológico que se esconde bajos estereotipos y frases comunes, sobre la guerra, el cine, las revistas femeninas, el deporte, la cultura “como instrumento de control social”, el mercado, la sintaxis, la 'españolez', Ortega, el lenguaje, Occidente o Esperanza Aguirre, entre otros bocados.

Todo ello para demostrar que el exceso de profundidad no es bueno, que “la verdad no está siempre dentro del pozo”, como dice en el epílogo del libro, donde pide que no se le tome demasiado en serio.

Algo que es imposible porque su prosa y su pensamiento se hacen adictivos y necesarios, como su conversación, que salta de su repulsa por el deporte, su temor por Netanyahu, su interés por el canciller alemán Otto von Bismarck -“fue un retórico y un llorón, pero inventó la sociedad de bienestar, pactó y marcó al ejército”- o su máxima obsesión y preocupación hoy: el dominio de la publicidad.

“Lo que más me interesa por encima de todo -recalca- es la publicidad, que se ha hecho la dueña del mundo. Es la protagonista, se cuela en todas las partes y es lo que más se ve, como en las llamadas revistas femeninas. Hoy es todo belleza, moda. La televisión es pura publicidad. Es terrible”.

“Y hasta en Venezuela, un país que no tiene ni para comer -continúa-, las jóvenes se operan de estética, como muestran las revistas, mujeres infantilizadas. Es una pena. Hemos pasado del feminismo del siglo XX, una palabra que les debe parecer antigua, a la 'feminidad' que es la palabra del siglo XXI”. El siglo XXI es el siglo de la feminidad“, subraya.

“La publicidad también está en las novelas, el cine, se ha quedado en la cultura y la mujer lee muchas novelas. El origen de las novela es para las mujeres. También el Quijote creo que en parte fue escrito para las mujeres”, añade este apasionado de la lingüística, de su frases largas y subordinadas, su famosa hipotaxis. “Las frases largas también fracasan, las frases tienen que ser respiratorias”, añade.

Obsesionado también con la escritura y la lectura, Ferlosio antes devoraba periódicos nacionales e internacionales. Recortaba y recortaba y hoy tiene numerosas carpetas con apuntes y escritos, aunque reconoce que aunque está bien de salud, se cansa y solo lee dos periódicos, El País y ABC.

Pero tiene algo que le pone muy en conexión viva con la vida, y es un nieta Laura. La casa está llena de sus juguetes y Ferlosio la acompaña a sus recitales en un coro, sigue sus buenas notas e incluso va con ella al cine, algo muy raro en el autor.

“Fuimos a ver ”La invención de Hugo“, de George Méliès, y nos lo pasamos muy bien”, añade.

Pero a Ferlosio le duele dice “las catástrofes del siglo XX”, y le preocupa mucho las causas internacionales, como la reelección de Natanhayu- “porque amenaza la guerra”, advierte.

Además de otra de sus constantes preocupaciones que es su rechazo al deporte. “La apología de deporte es la reina de las relaciones de poder”, precisa. En la apología del deporte reina el afán de superación, la excelencia, el espíritu de sacrificio y la cultura del esfuerzo, un tópico muy respetable, pero que no me gusta nada. No me gusta el sacrificio, al final todo se resume en ganar o perder, no hay otra“, concluye.

Y es que Ferlosio no ve razones para ser optimista. “No tiene sentido el optimismo” y lo ejemplifica con una palabra en alemán, “Schwarzseher”, que explica muy bien su ser: “El que ve todo negro”.

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