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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Sobredosis de rajoyismo

Mariano Rajoy

Iker Armentia

El 10 de agosto Rajoy escribió en Twitter: “Una vez conocidas las condiciones de Ciudadanos para negociar, las someteré a debate y a aprobación por el Comité Ejecutivo Nacional del PP”. Reunido el Comité Ejecutivo, Rajoy afirmó que él nunca dijo que se fuera a hablar de las condiciones de Ciudadanos. Como sketch de los Monty Python no estuvo mal.

Rajoy explicó además que desde la II Guerra Mundial nunca se han repetido elecciones en Europa “porque los partidos no se hayan puesto de acuerdo” y alertó de la extraordinaria gravedad de la situación política. A continuación aclaró que después de una semana no tenía nada que decir sobre las condiciones de Ciudadanos y se dio más tiempo.

“El Comité Ejecutivo me ha autorizado…”, remarcó Rajoy y el 24 horas de TVE arrancaba con “El Comité Ejecutivo del PP ha autorizado a Rajoy a negociar con Ciudadanos”, como si en el PP alguien tuviera que autorizar a Rajoy a algo que el propio Rajoy no hubiera decidido antes. Si no le hubieran autorizado, jo, qué fuerte. Ahora resulta que el PP es un partido colegiado en el que los órganos del gobierno dirigen los pasos de su líder. Me han autorizado, dijo César, alimentando esa película en la que vivimos: falsa pero lo suficientemente verosímil para poder filtrar sin indignarnos la ración diaria de mentiras (o verdades de ficción) de la política española. Superman vuela. Rajoy te cuenta un cuento muy bonito.

Se supone que Rajoy es inteligente -o que al menos se rodea de un número suficiente de personas inteligentes- y que su menosprecio a Ciudadanos y a los que le reclaman que sea más activo en la formación de un Gobierno obedece a una maniobra calculada. Se supone que esa jugada consiste en aumentar la presión sobre Pedro Sánchez para esperar que la olla explote por Ferraz o Andalucía, aunque para ello (o más bien aprovechando el viaje) tenga que humillar a Albert Rivera y ningunear su ultimátum anticorrupción. Se supone además que Rajoy sigue jugando con los  tiempos con su pachorra habitual porque sabe que el resto de partidos tienen mucho más que perder en unas terceras elecciones. ¿Pero hace falta vacilar tanto al personal?

Unas horas después compareció José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos, y se mostró tan dócil con el desdén de Rajoy que no queda más que admitir que Rajoy volvió a ganar el troleo. Así las cosas, este jueves Rajoy se sienta a negociar con Rivera pero Rivera dice que se sentará sin más y aguantará la respiración hasta que Rajoy no firme sus condiciones. Un lío, citando al propio Rajoy. Pase lo que pase, la imagen que quedará no será la de Ciudadanos empujando al PP hacia el Bien, sino la de Rajoy utilizando a Ciudadanos a su antojo.

Rajoy hizo de Rajoy una vez más y pareció obtener algún tipo de victoria, pero con tanto choteo, socarronería, autosuficiencia, displicencia con la opinión pública y mentirijillas de plastilina, Rajoy corre el peligro de convertir su milenaria estrategia de desgaste en un guiñol de feria. La historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa. Y en España, Rajoy empieza a repetirla como si fuera un personaje de Muchachada Nui. El rajoyismo se ha mostrado eficaz en numerosas ocasiones pero en cantidades altas puede ser perjudicial para la salud. Para la salud del propio Rajoy.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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