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La falta de ayuda pone en peligro el trabajo de las asociaciones de padres de la escuela pública vasca

Alumnos en clase

Eduardo Azumendi

A menos de un mes para que finalice el año 2015, el Departamento de Educación no ha resuelto la convocatoria de subvenciones para las asociaciones de madres y padres de la escuela pública vasca (Ampas). Es decir, que el movimiento de madres y padres no recibirá hasta 2016 la subvención que le corresponde por las actividades realizadas en 2015. El retraso en la concesión de estas subvenciones, al que se añade el recorte del 50% sufrido desde 2009, coloca a estas asociaciones en una “difícil y grave coyuntura”, según Lurdes Imaz, portavoz de la Confederación de la Asociaciones de Padres y Madres-Ehige.

La Ley de la Escuela Pública Vasca recoge la obligación del Gobierno de “apoyar la constitución y el funcionamiento de asociaciones de padres y madres, federaciones y confederaciones a través del establecimiento de mecanismos de financiación para su consolidación y desarrollo”, pero los sucesivos atrasos “no hacen más que dificultar la participación de las familias en la educación de sus hijas e hijos, factor clave para el éxito escolar”.

Los sucesivos recortes en las ayudas ha supuesto la supresión de algunas de las actividades extraescolares que organizan estas agrupaciones y que permiten a los niños de las familias con menos recursos económicos acceder a ellas e integrarse plenamente en la vida del centro al darles la oportunidad. En este sentido, las Ampas garantizan la equidad e igualdad en materia educativa, sobre todo, en un momento como el actual cuando la crisis económica golpea con mayor intensidad a las familias, recalca Imaz.

Junto a las actividades extraescolares, como los deportes o el dibujo, las Ampas también desempeñan una labor importante en otro tipo de cometidos como la gestión de los comedores, los programas del libro de texto solidario (venta de libros usados por un precio simbólico) y el servicio de acogimiento matinal (para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar reciben antes de la apertura del colegio a algunos niños).

El retraso de las convocatorias (hay que tener en cuenta que todavía no se ha publicado la convocatoria de 2015) supone que las Ampas tienen que adelantar dinero de sus propios bolsillos. “Han tenido que prestar dinero a las federaciones, pero no se puede seguir así. Nuestra situación es límite. Y no olvidemos que la labor de las Ampas es voluntaria”, recalca Imaz.

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