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La poesía que se esconde

Paloma Bravo Pérez

La poeta Ángela Serna tiene un sueño. Cada ciudadano ha de poseer unos versos de poesía. A pesar de “la escasez de incentivos que existen en el mundo de la poesía y el poco espacio que se ofrece en las librerías”, la escritora está dispuesta a cambiar las tornas. Si los lectores no compran poesía, ella se encarga de que les llegue. A veces, casi a escondidas, deja libros suyos en las mesas de los bares. Un descuido voluntario. Un despiste, como si se le hubieran olvidado a alguien. Como si esos textos buscasen ser encontrados para que alguien los coja.

Otras veces Ángela mete en las estanterías de librerías de grandes almacenes alguno de sus ejemplares. Esconde letras entre letras. “Me divierte mucho pensar que cuando una persona va a comprarlo, los dependientes se vuelven locos porque el libro no está registrado”, comenta ilusionada Serna.

Aunque “la poesía siempre ha sido un género minoritario”, Luis Garde, ganador del certamen de Poesía de Bilbao en 2012, cree que “no hay que ser apocalíptico ni pesimista ya que el público lector de poesía es muy fiel”. A pesar de eso, reconoce que “si el público lector de poesía era reducido antes, ahora lo es más por la crisis, que provoca que se edite y se compra menos”. Después de ganar el certamen, ha publicado varios libros, entre ellos la obra ganadora del certamen, ‘Maizter Arrotza’, y dos libros más: ‘Trenen abiadura’ y ‘Eremuen birkalifikatzea’. Escribe siempre en euskera, “por razones afectivas”. Además cree que “se tienen más posibilidades de ser leído porque hay menos escrito”. La poeta Ángela Serna, que lleva publicados más de 10 poemarios desde 1997, a veces compone en francés porque es un idioma que lleva dentro. Asegura que “redactar poesía es sentimiento, por lo que hay que hacerlo como salga”.

Respecto a la importancia ínfima que se le dota a la poesía y lo que se “sobrevalora” la literatura, Garde reconoce que “todo está muy mercantilizado. En la literatura no se busca calidad, se buscan nombres reconocidos”, así que “la calidad queda arrinconada”. Cree que en poesía, al igual que en otro género “puede triunfar cualquiera”, pero que hay que leer mucho, absorber conocimientos y estudiar: “Yo me considero un aprendiz continuo, no hay que dejar de aprender”.

Época individualista

El escritor navarro afirma que hoy en día “no hay tendencias organizadas, no existe un tipo de poesía que predomina sobre la otra, cada uno marcha por su cuenta”. Además asegura que tampoco hay “tema ni estilo ni generacional”. Por tanto, cada uno hace su camino. Sin hablar de épocas, se podría hablar precisamente de una “época individualista”.

Actualmente existe, a juicio del escritor, una “buena calidad, estilos y poesía para todos los gustos”. Aun así, cree que “se debería incentivar más, se debería enseñar desde las escuelas”. Dada lo poco que se lee poesía, la rapsoda Ángela Serna ni se plantea ganar dinero con sus poemarios y se alegra de que “afortunadamente no necesite ese dinero”.

Quizás las letras de Ángela se queden escondidas en las estanterias de los grandes almacenes. O quizás, lo más probable, alguien las encuentre y lea en sus versos sensaciones nuevas, sentimientos que solo la poesía puede trasladar. Tal vez, la ilusión que le lleva a jugar con los versos entre las baldas no le aporte beneficios económicos, pero sí una satisfacción y esperanza que le mantiene cada tarde con la pluma y el cuaderno enredando y enlazando versos.

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