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Irak sigue buscando su rumbo diez años después de la invasión estadounidense

Irak sigue buscando su rumbo diez años después de la invasión estadounidense

EFE

Bagdad —

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Diez años después de la invasión estadounidense, Irak sigue buscando su rumbo ante la inestabilidad política y la persistencia de la violencia, que ha aumentado tras la retirada de las tropas de EEUU en diciembre de 2011.

El derrocamiento del régimen de Sadam Husein en abril de 2003, tras la invasión el 20 de marzo de ese año de una coalición multinacional liderada por EEUU, trajo la instauración de un nuevo sistema político y una Constitución que no han conseguido devolver el país a la normalidad.

El cambio estableció la separación de poderes y un Estado fundamentado en instituciones, pero la democracia todavía no se ha consolidado debido a las bases erróneas sobre las que se construyó el proceso político, según advierten los expertos.

Prueba de ello son las continuas crisis políticas en este país, que sale de una y ya está cayendo en otra, marcado por las injerencias de otros estados, sobre todo, Irán.

A la estabilidad tampoco han contribuido los actos de violencia que salpican a diario la vida cotidiana de ciudadanos en distintos puntos del territorio, incluida la capital, Bagdad.

En declaraciones a Efe, el analista Ali al Sheij culpa a Estados Unidos de haber creado bases políticas sectarias, lo que ha encumbrado en el poder a responsables inadecuados para dirigir los asuntos de Irak.

Al Sheij critica la rapidez con la que se redactó la Constitución, aprobada en un referéndum en octubre de 2005, lo que, a su juicio, ha contribuido a perpetuar la inestabilidad política, ya que muchos artículos del texto son ambiguos y se pueden interpretar de distintas maneras.

También se queja de que los cuerpos de seguridad carecen de profesionalidad, por lo que no pueden desempeñar bien su labor. Esta carencia ha sido aprovechada -afirma el experto- por grupos armados y milicias para lanzar ataques y continuar los atentados.

Con la retirada de las tropas estadounidenses, el 18 de diciembre de 2011, tampoco hubo un progreso en el plano político o de seguridad, ya que la crisis y los ataques se han recrudecido.

La tensión entre el Gobierno de Bagdad y el Ejecutivo autónomo del Kurdistán iraquí ha alcanzado en la última semana su máximas cotas desde la aprobación del presupuesto general del país sin tomar en cuenta las peticiones kurdas.

Como consecuencia, los kurdos han decidido boicotear las reuniones del Gobierno de unidad nacional del primer ministro, el chií Nuri al Maliki, como decidió anteriormente la alianza opositora Al Iraqiya, compuesta por suníes y chiíes, por motivos distintos.

Al Iraqiya apoya a los manifestantes de las provincias de mayoría suní, que desde diciembre protestan contra la gestión del Gabinete de Al Maliki, al que acusan de marginarlos.

Esas manifestaciones han impulsado las dimisiones de los ministros de Finanzas Rafea al Isaui y de Agricultura Ezedin al Daula, ambos miembros de Al Iraqiya, que se unieron a las protestas.

Algunos analistas consideran que la crisis política y las manifestaciones son “las más graves” que ha experimentado Irak desde la caída del régimen de Sadam Husein y auguran que se prolongarán ante la proximidad de elecciones provinciales, previstas para el próximo abril, y parlamentarias después.

Todo esto se ha reflejado en los servicios básicos, las relaciones sociales y la situación económica de los ciudadanos, que han visto cómo diez años después del cambio de régimen sus vidas no han prosperado.

Un miembro del comité económico del Parlamento iraquí, Qusai Yuma, comentaba recientemente a los periodistas en Bagdad que “Irak carece de una política económica para reformar la industria nacional”.

Desde su punto de vista, el número de desempleados ha crecido debido a que el Estado no da importancia al sector privado y a las inversiones y, al mismo tiempo, las autoridades no tiene capacidad para ofrecer trabajo a todos los desempleados.

Y mientras tanto, los iraquíes todavía sueñan con ver la luz al final del túnel y vivir un futuro sin crisis.

Por Shaalan Yaburi

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