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Bali, la isla indonesia donde los volcanes “nacen” cuando entran en erupción

EFE

Ubud (Indonesia) —

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La posible erupción del Agung en Bali evidencia las creencias animistas en esta isla indonesia donde los volcanes “nacen” cuando entran en erupción y sirven de hogar para los dioses.

Los dioses están más presentes que nunca estos días en las conversaciones y rezos de los residentes de la isla, de mayoría hinduista, donde la alerta de posible erupción está al máximo, la actividad volcánica es incesante y el número de desplazados supera los 122.000.

“Meletus”, en balinés, es la palabra para nacer y también para entrar en erupción.

El jefe de la Región Este del Centro de Vulcanología y Mitigación de Peligros Geológicos (CVMPG), Devy Kamil Syahbana, asegura que son incapaces de convencer a los residentes en la zona de evacuación que dejen sus casas con un lenguaje técnico y tienen que recurrir a las creencias locales.

“Les explicamos que el volcán es nuestro anfitrión”, dice Syahbana a Efe en el puesto de observación del volcán en Rendang, en el borde de la zona de seguridad.

Las autoridades elevaron al nivel 4, el máximo, la alerta de posible erupción el día 22 y han establecido un área de seguridad alrededor del cráter que alcanza en algunos puntos un radio de hasta 12 kilómetros.

“El volcán lleva existiendo desde hace miles de millones de años, nosotros escogimos vivir en ese lugar, si el volcán muestra que quiere estar solo o expresarse, entonces nosotros, los invitados, tenemos que irnos”, añade el científico indonesio.

Syahbana cuenta que también hablaron con los sacerdotes en los templos para que colaborasen y a través de ellos consiguieron evacuar a la gente de forma más efectiva.

En los refugios para desplazados repartidos por la mayoría de los distritos de la isla, algunos de los residentes de zonas próximas al volcán buscan culpables por la ira de los dioses.

Ikomang Suryawan, que vivía a 5 kilómetros del volcán y se dedica como la mayoría de los evacuados a la agricultura y la ganadería, sostiene que errores humanos han causado la amenaza de desastre.

“Creo que los dioses están enfadados porque no pueden preservar el medioambiente, ya que se explotan recursos minerales alrededor del volcán de forma descontrolada”, afirma Suryawan, residente temporal en un centro comunitario del pueblo Sidemen, situado a 18 kilómetros al sur del volcán.

Suryawan apunta que las personas que escalan el volcán, entre ellos los turistas, tienen que llevar a cabo rituales de purificación.

En el campamento de desplazados Swecapura, en el distrito Klung Kung, que acoge a más de 4.000 personas, algunos de los evacuados no creen, sin embargo, que la erupción sea una señal de los dioses.

Niluh Sakar, de 64 años, que vivió la erupción del Agung de 1963 y 1964, asegura con resignación que “es la naturaleza”, mientras comparte una precaria esterilla con varios familiares.

La erupción de 1963 y 1964 causó más de 1.100 muertos y fue la segunda vez consecutiva que Agung alcanzaba un grado cinco en el Índice de Explosividad Volcánica (IEV), una repetición infrecuente en el resto de volcanes del mundo.

El IEV (Volcanic Explosivity Index o VEI, en inglés) es una escala de 8 grados con la que los vulcanólogos miden la magnitud de una erupción volcánica.

El vulcanólogo Syahbana apunta que, a pesar del peligro que representa una erupción, muchos balinenes saben que el nacimiento o “meletus” también otorga fertilidad a las tierras y prosperidad a través del turismo que viene a visitar el volcán.

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