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“Quiero quedarme en mi pueblo”

Miles de jóvenes del medio rural se ven obligados a dejar sus pueblos cada año/ Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales

Violeta Aguado

A los 18 años, Héctor dejó Jarque de la Val, un pueblo turolense de 82 habitantes, para poder estudiar una carrera universitaria. Este ingeniero de telecomunicaciones, que actualmente vive en Zaragoza pero aún sueña con poder volver a su pueblo, está convencido de que en España “hay una emigración forzada del medio rural porque las políticas que se están haciendo no favorecen que la gente joven se quede, sino todo lo contrario”. 

De acuerdo al Informe Anual de Indicadores del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (2014), el descenso de la población joven del medio rural es progresivo desde los años 70. La marcha de los más jóvenes ha provocado que en la actualidad, 7 de cada 10 personas de nuestro país vivan en áreas urbanas, un dato medio que no refleja la realidad de algunos pueblos como Illán de vacas, en la provincia de Toledo, donde únicamente quedan 5 vecinos. O por ejemplo Navamorales, donde el vecino mas joven tiene 63 años. Este es uno de los 336 municipios españoles donde, según el padrón municipal, no se registra población menor de 15 años. 

Un nuevo perfil de jóvenes rurales

El perfil de la nueva generación de jóvenes rurales es de jóvenes emprendedores, con formación y muy cercanos al medio urbano, a quienes la falta de oportunidades educativas, laborales y culturales les ha expulsado de su territorio. Son los hijos de la llamada “generación soporte”, la que se quedó en los pueblos cuando la industrialización llamó a las puertas del medio rural en busca de nueva mano de obra. 

Tras el cierre del colegio en su pueblo, Víctor se vio obligado a desplazarse a la ciudad cada día para poder estudiar. Ahora, con 23 años y tras vivir 5 años fuera, este ingeniero aeroespacial ve muy difícil poder volver a la pequeña localidad de donde proviene: “No se está favoreciendo que profesiones como la mía se puedan ejercer desde el medio rural, no interesa”.  

“Antes era una alegría que la gente del medio rural saliera para ir a la universidad, ahora se está convirtiendo en un problema muy serio” afirma Aurelio García, presidente de la Red de Desarrollo Rural (REDR), desde donde llevan años denunciando la marcha de la gente más preparada que sale para estudiar y nunca vuelve. La escasez de instituciones de enseñanza, las largas distancias con los centros educativos y las carencias de transporte escolar hacen del medio rural un entorno hostil para que los jóvenes puedan llevar a cabo los estudios en su propio medio.

Escasez de oportunidades laborales

Yerai tiene 19 años y lleva varios meses peleando para poder montar su empresa en Escucha, un pueblo de Teruel que no alcanza los 1.000 habitantes. A pesar de su juventud, Yerai, que se ha formado como administrativo y community manager, ha apostado por emprender en el medio rural a través de un negocio e-commerce basado en la venta a través de Internet. “Uno de mis problemas es el propio medio rural. El futuro es Internet y en mi zona no disponemos de una buena cobertura. Otro gran obstáculo es la falta de transporte público. A veces esto puede significar que los jóvenes no queramos emprender o incluso no queramos continuar en nuestros pueblos y por tanto estén destinados a desaparecer”, dice este joven.

“Pese a todos los problemas, tengo muy claro que no puedo rendirme y quiero emprender en mi pueblo”, dice 

El caso de Yerai es la excepción dentro de la marea de jóvenes forzados a marcharse debido a la carencia o escasez de fuentes de empleo. Según el último Informe sobre la Sostenibilidad en España (2016), la población activa residente en municipios rurales es sólo de 3,3 millones, muy inferior a la del medio urbano, que asciende a más de 17,9 millones de personas. “En el campo no hay un relevo generacional” dice Aurelio García. El sector agrario, que tradicionalmente era la principal fuente de empleo de las áreas rurales, ha ido perdiendo peso y en la actualidad sólo supone un 2,5% del producto interior bruto (PIB).   

El economista Miguel Angel Porras compara la situación con la de otros países europeos: “El rango de jóvenes que trabajan en el campo en Francia es bastante más amplio que el de España y eso se debe al reparto de la tierra”. Según Porras, el difícil acceso de los jóvenes a la tierra es el resultado del proceso de landgraving o acaparamiento de tierras en pocas manos. Para el economista, otro grave problema es la desvalorización del sector agrario: “Existe la creencia de que el que no vale para nada se queda en el campo, debemos valorar el trabajo agrícola porque es la base de nuestras civilizaciones”.

La escasa diversificación económica también perjudica a aquellos jóvenes que no quieren dedicarse al sector primario. “Tenemos que formar a los jóvenes desde el instituto para que piensen en el tema del emprendimiento rural”, añade García. El presidente de la Red de Desarrollo Rural está convencido de que actividades como el turismo, la gastronomía o la artesanía están diversificando económicamente el medio rural pero que los apoyos a los jóvenes que quieren quedarse son muy escasos.

Falta de servicios

Los mayores de 70 años doblan en número a los menores de 25 en Villoldo, un municipio palentino de 364 habitantes donde el pasado mes cerró la última de las tres pequeñas tiendas de comestibles que llegó a haber en el pueblo. Antes, los vecinos también fueron testigos del cierre de la panadería, la escuela o la oficina de correos, al mismo tiempo que la consulta del médico y el transporte publico reducían sus horarios. “Si en el pueblo carezco de los servicios básicos me veo obligada a marcharme” dice Silvia, una joven de 22 años que no visualiza su futuro en el medio rural.  

El Informe sobre la Sostenibilidad en España advierte de que en el medio rural “el acceso al transporte es más complejo, las limitaciones en salud y educación se mantienen, el disfrute del ocio y las posibilidades de desarrollo vital están limitadas”. Luis Camarero, sociólogo experto en el tema lleva años advirtiendo de esta realidad: “La administración prefiere no ampliar la dotación de servicios en el medio rural, basándose en que son muy caros, pero los habitantes de este medio tienen tanto derecho a disponer de esos servicios como los habitantes urbanos”.

Afecta más a las mujeres

Para Teresa López, presidenta de Fademur, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, la pérdida de servicios en el medio rural afecta especialmente a las mujeres “porque son las que se ocupan del cuidado cuando desaparece lo público”. Silvia, que acaba de terminar la carrera de comercio en Valladolid, no ve posibilidades de volver a Calzada, el pueblo del que tuvo que emigrar hace 5 años: “Las oportunidades en el medio rural son aún más reducidas para las mujeres, en los pueblos tenemos muchas dificultades para desarrollar nuestras carreras y también carecemos de los servicios necesarios para poder quedarnos”. 

“Los jóvenes son una pieza absolutamente central para el futuro del medio rural” añade Camarero, sin ellos, los pueblos pierden la única población que puede sostener la vida de los pueblos.

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