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Ocho años de gobierno de Hamás han reducido el espacio de las mujeres en Gaza

Ocho años de gobierno de Hamás han reducido el espacio de las mujeres en Gaza

EFE

Gaza —

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Ocho años de gobierno del movimiento islamista Hamás en Gaza han endurecido la vida de las mujeres en ese territorio palestino y reducido sus derechos, denuncian organizaciones de defensa de las mujeres en la Franja.

“La sociedad en Gaza es básicamente conservadora, respeta tradiciones y costumbres desde hace años, lo que siempre ha endurecido las vidas de las mujeres. Cuando Hamás se hizo con el control de la Franja en 2007, todavía les impuso más restricciones”, denuncia a Efe Andaleeb Odwan, miembro del Sindicato de Mujeres de Gaza.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos, dice, han documentado en este periodo docenas de casos de abusos atribuibles a las estrictas tradiciones, incluidos crímenes de honor, imposibilidad de recibir su herencia o casos de violencia doméstica por parte de padres, hermanos y maridos.

La importancia de la reputación familiar, así como el miedo a las represalias, son algunos de los factores que hacen que los abusos queden sin denunciar, explica a Efe Majeda Shehada, investigadora del sindicato.

Según la Oficina Central de Estadísticas palestina, un 37% de las mujeres casadas sufren violencia por parte de sus maridos, más de la mitad de ellas en Gaza, donde residen 1,9 millones de habitantes.

“Cuando a mi marido no le gusta lo que cocino me da puñetazos. La última vez fue en la cara y me dañó el ojo”, asegura a Efe una mujer de 27 años del campo de refugiados de Nuseirat, en el centro del enclave, que dio el nombre ficticio de Intisar.

“A menudo me golpea duramente por razones triviales. Me insulta, pero nadie escucha mis quejas ni me ayuda. No le importo a nadie”, lamenta, cubriendo su ojo amoratado con una tela.

Isam Younis, director del Centro de Derechos Humanos Al Mezan, explica que las mujeres sufren discriminación en múltiples aspectos, desde el derecho de acceso a la educación hasta el de compartir sus ideas y creencias con los hombres.

Muchas familias no envían a sus hijas a completar su educación superior al creer que es “inútil” educarlas porque, al final, se casan y abandonan la familia, por lo que no merece la pena “malgastar” dinero y esfuerzo.

Tampoco escasean las familias tradicionales que creen que deben casarse antes de cumplir 18, ante el temor de que “lleven la vergüenza a la familia” hablando con chicos o teniendo algún tipo de relación fuera del entorno familiar.

Hamás, que se hizo por la fuerza con el control en Gaza en 2007, tras expulsar a las fuerzas leales a Mahmud Abás, que gobierna en Cisjordania, deriva de los Hermanos Musulmanes y trata de imponer una visión y legislación islámica extremadamente conservadora.

Entre otras cuestiones, ha impuesto el uso del velo en los espacios públicos, los uniformes escolares y para las funcionarias o abogadas ante las cortes.

También han prohibido a las mujeres fumar en público, incluso narguile (pipa de agua), práctica muy común en los cafés -que generalmente tienen espacios separados para familias y hombres jóvenes-, montar en motocicleta o participar en fiestas y bodas después de la medianoche.

Además, se ha vetado la exhibición de prendas interiores o pijamas femeninos en los escaparates de tiendas de lencería.

Uno de los problemas que se ha agravado con el machismo creciente en los últimos años es el de las familias que niegan a las mujeres la herencia que les corresponde, algunas de las cuales acaban llevando su caso ante los tribunales.

Es el caso de Fátima Mansur, en la cincuentena y que pelea desde hace años con sus familiares por recibir su herencia que, según la sharía (ley islámica), es la mitad que a sus hermanos varones.

Expertos y trabajadores sociales aseguran que el aumento en la Franja de la discriminación y el tribalismo de clanes ha agudizado este problema.

Khulud Al Faqeeh, una jueza en una corte islámica en Gaza, atribuye el problema a la cultura social prevalente, las luchas de poderes y la voluntad de los varones de mantener su situación de superioridad guardando el control del dinero y las propiedades familiares.

“Las mujeres deben saber que luchar por su herencia es legítimo. Cada mujer tiene derecho a una parte de la herencia, que es solo suya. Lo que no es legítimo es un abuso de la religión y de la ley”, señala la jueza.

Sin embargo, el férreo control social que Hamás mantiene en la franja ha ido acotando los espacios para las mujeres, así como para la defensa de sus derechos.

Esta facción islamista, sin embargo, defiende que ha llevado a cabo cambios respecto a la inclusión de las mujeres y asegura que hoy, estas, ocupan “posiciones de liderazgo” dentro del movimiento.

Por Saud Abu Ramadán

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