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¿Cómo que no hay dinero, Rajoy? Basta de mentiras

Los pensionistas rodean el Congreso.

Eduardo Garzón Espinosa

La semana pasada el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, aseguró que no hay dinero para subir las pensiones. Aludir a una falta de dinero es el típico mantra que utiliza la derecha para calmar toda aspiración de lograr mayor justicia social. Es la forma más efectiva de evadir el debate: si no hay dinero para cambiar las cosas entonces no es necesario aportar argumentos para convencer al interlocutor de que no hay que cambiar las cosas. La insuficiencia del dinero zanja cualquier debate, y ¡qué casualidad! Siempre lo hace a favor del statu quo y de los poderosos.

Mienten. Consciente o inconscientemente mienten. Este manido mensaje de la falta de dinero es absolutamente falso desde la primera hasta la última letra. El dinero se inventó para facilitar las relaciones económicas, pero al contrario de lo que la gente suele creer erróneamente, el dinero no es algo físico; es una ficción del ser humano, al igual que lo son los números o los kilogramos, y por lo tanto no tiene sentido hablar de su escasez o de su abundancia. ¿Alguien se imagina a un profesor de matemáticas diciendo que no puede dar clase porque no tiene suficientes números? ¿O a un frutero diciendo que no puede pesar la fruta porque no tiene suficientes kilogramos? No tiene sentido, ¿verdad? Pues tampoco lo tiene que un presidente del gobierno diga no tener suficiente dinero para aumentar las pensiones (o para cualquier otra cosa).

Sólo el 3% de todo el dinero que existe en el mundo son monedas y billetes, algo físico, mientras que el restante 97% son simplemente anotaciones electrónicas en cuentas bancarias, algo que no podemos tocar ni oler, al igual que ocurre con los números o los kilogramos. Esto es algo que hoy día podemos comprobar fácilmente cuando compramos cualquier producto con una tarjeta de crédito: lo único que ocurre en la transacción es que los numeritos de nuestra cuenta bancaria disminuyen y los de la cuenta bancaria del vendedor aumentan. No ocurre nada más. Espero que nadie piense que en ese momento sale un furgón blindado lleno de monedas, billetes u oro, desde el banco del comprador hasta el banco del vendedor, porque evidentemente no es eso lo que ocurre.

Cuando el Estado paga una pensión a un pensionista tampoco hay movimiento de billetes o metales por ningún lado: lo único que ocurre es que los numeritos de la cuenta del Estado disminuyen y los de la cuenta del pensionista aumentan. Creer que ocurre alguna otra cosa es síntoma de que no se entiende bien la naturaleza del dinero.

Antes del año 1971, debido a los compromisos internacionales alcanzados en Breton Woods, los Estados no podían crear todo el dinero que quisieran porque tenían que vincular su fabricación a la cantidad de oro que tuvieran (o a la cantidad de dólares, que se vinculaban al oro). Como las reservas de oro eran limitadas, también lo tenía que ser el dinero creado. Pero desde agosto de ese año dicho compromiso dejó de existir, y todos los países que crean dinero pueden hacerlo sin ningún tipo de límite. Nada impide que los Estados puedan crear todo el dinero que quieran, y además lo hacen de una forma muy sencilla: pulsando teclas informáticas. De hecho, el Banco Central Europeo, organismo que emite los euros, lleva mucho tiempo creando entre 60.000 y 80.000 millones de euros cada mes. Y que nadie piense que está imprimiendo billetes o acuñando monedas: simplemente hace aumentar los numeritos de las cuentas bancarias de los receptores. Claro que estos receptores no son empresas y familias que lo están pasando mal, sino entidades financieras (y también otras grandes empresas productivas) a las que se les inyecta el dinero para ver si se deciden así a prestarlo a las familias y empresas, haciendo negocio por el camino, claro. Así es como funciona la Eurozona: está prohibido que el Banco Central Europeo pueda crear dinero para transferírselo a los Estados para financiar sus gastos e inversiones (como las pensiones, la educación o la sanidad) –que es exactamente lo que ocurría hasta 1994 en nuestro país con el Banco de España– pero sí pueden crear dinero y dárselo a los bancos para que estos puedan otorgar créditos y así ganen dinero. ¡Bienvenidos al chiringuito financiero de la zona euro!

Así que menos cuentos, señor Rajoy. ¿No hay dinero para aumentar las pensiones pero sí para inundar con miles de millones de euros a los bancos? Explíquele eso a la gente. Explíqueles que el dinero se crea a simple voluntad a través de teclados informáticos pero que sólo se esta haciendo para reflotar el negocio financiero, no para mejorar la vida de los pensionistas o del resto de la mayoría social. Explíqueles por qué mientras la mitad de las pensiones públicas son de menos de 800 euros mensuales el número 2 del BBVA se ha jubilado (con 56 años) con una pensión de 4.900 euros ¡al día! Explíqueles que nuestro sistema económico está pensado para que los de arriba sigan disfrutando de todo tipo de lujos mientras los de abajo se conforman con migajas, al mismo tiempo que se les hace creer que así tiene que ser siempre. Explíqueles que esto no es un problema técnico sino de voluntad política y de redistribución de la renta y la riqueza. Sólo así podrá hacer honor a la verdad y abandonar del todo esas burdas mentiras que utiliza para no aumentar las pensiones.

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