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La verdad, aunque cueste

Redacción de eldiario.es

Jesús Cintora

Recuerdo las primeras clases de periodismo, en el pueblo, cuando la hazaña consistía en hacer un periódico en un mural con lo que pasaba en la comarca del Moncayo. Estábamos en EGB y la peripecia se llamaba “Octavo al día”. Los redactores éramos los alumnos de esa clase y al frente había un maestro de escuela, José Vilda, que nos enseñaba que las noticias eran algo tan simple como “contar lo que pasa”. Con el tiempo aprendí que no era tan sencillo.

Aquel maestro nos enseñaba también a amar a Machado. Es algo que en Soria era aún más comprensible. Por eso, del poeta, me quedaré hoy con estas palabras contundentes: “La verdad es lo que es y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”. Vienen al pelo para defender la esencia del periodismo, ahora que me pongo a felicitar a eldiario.es por su quinto aniversario y a escribir algunas impresiones sobre la situación del oficio en España.

Corren tiempos en los que contar “lo que es” o “lo que pasa” no es tan fácil. La crisis económica se ha aprovechado para aumentar la intromisión en el periodismo. La debilidad de las cuentas de no pocas empresas periodísticas la aprovecha el poder político para controlar. Ese intervencionismo va unido a las malas prácticas empresariales que conciben la libertad de prensa al servicio de sus intereses y no de la ciudadanía.

En ese intercambio de favores, se vulneran normativas, crece la concentración de grandes medios en pocas manos, los vetos, la censura, la autocensura, las medias verdades, la mentira… En definitiva, se extiende el capitalismo de amiguetes en el periodismo, al mismo tiempo que la precariedad y el chalaneo del periodista a su servicio. ¿Quién pierde? La sociedad.

La función del periodista que cuenta “lo que es” debiera suponer un control del poder establecido, que trae aire fresco, abre ventanas y contribuye a ventilar la casa. Hay quien, por el contrario, quiere que la porquería permanezca bajo la alfombra, mientras se lucra pisando la moqueta como si todo fuera su propio palacio. Hay quien concibe la empresa periodística como un mero balance económico, la cotización en bolsa o el bonus al final de cada ejercicio.

Claro que también hay buenas noticias. Por supuesto que hay buenos periodistas y empresas sanas y saneadas, que cuidan la comunicación como un ejercicio de responsabilidad con la gente, que informan, que entretienen, que mejoran la convivencia, que son valientes, que investigan, que arriesgan, que fomentan el espíritu crítico, que abren nuevos caminos y que demuestran a los buitres y a los censores de nuestro siglo que no pueden ponerle puertas al campo.

Felicito a los lectores de eldiario.es en el quinto aniversario, a sus trabajadores, a sus socios, animo a quienes no lo son a que se sumen a este esfuerzo por un periodismo más libre, porque hacerlo también cuesta y tiene un precio. Pronostico muchos más años de crecimiento y termino recordando aquellas palabras de Machado, don Antonio, que defendía el periodismo como el oficio de cumplir “humildemente y, a veces, a costa de grandes sacrificios, con la misión de velar por los intereses comunes y contribuir a crear la vida ciudadana como un espejo, acaso el más fiel, de la conciencia colectiva”.

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