Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.
Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.
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Unos días del último año por Turquía
“Nada humano me es ajeno”, año 165 a.c. Publio Terencio Africano.
O por qué, tras la liberación de nuestro compañero de AI Turquía, Taner Kilic, es necesario seguir luchando por los derechos humanos.
Esteban Beltrán
Director de Amnistía Internacional España —
Taner Kilic no era mi amigo, apenas un compañero más de Amnistía Internacional, a quien veía en reuniones y encuentros, cuando fue detenido y acusado de “pertenencia a una organización terrorista” en junio del año pasado. Taner se convirtió, desde entonces y muy a su pesar, en el símbolo de una generación de defensores y defensoras de derechos humanos acosada por las autoridades turcas que respondieron al golpe de estado de julio de 2016 con una represión injustificada. Desde ese día aciago hemos luchado para lograr su liberación.
Ahora que lo veo, libre y abrazado a su mujer y sus dos hijas, tras más de un año de cárcel, viajo mentalmente a momentos en que estuve cerca de él en los juzgados de Esmirna. La escena ha quedado nítida en mí: nadie, salvo Taner, parecía tener esperanza de que todo iba a pasar pronto y recuperaría la libertad que nunca debió serle arrebatada. Caminaba esposado, rápido, escoltado por policías armados hasta los dientes, su familia gritaba su nombre, lo seguían para lograr acercarse a él sin conseguirlo, y Taner, con tranquilidad, casi con paz, nos saludaba a todos los que estábamos allí.
Por casualidad, unas horas después, mientras Taner esperaba su vuelta a la prisión, tuve ocasión de hablar con él, todavía esposado y vigilado por policías. Le preocupaba, primero, el posible desánimo de su familia. Él se mantenía firme en sus convicciones. Nos devolvió las miles de cartas que había recibido en prisión y unas pulseras que otros presos le habían regalado porque todos pensaban, pensábamos, que ese día de febrero iba a ser puesto en libertad, No fue así y regresó a una celda hacinada.
El inicio del camino para el cambio a mejor empieza cuando uno se toma, como algo personal, la injusticia. Nuestra indiferencia es el mejor aliado de los violadores de derechos humanos. No lo olvidemos.
Sobre este blog
Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.
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