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Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

República Checa: “A lo mejor esto es lo que pasaba en la época de Hitler”

Protesta a favor de los derechos de la comunidad gitana en República Checa. © Gustav Pursche

Josefina Salomón

periodista de Amnistía Internacional en Londres —
  • Los Estados europeos no están reduciendo la discriminación, la intimidación y la violencia contra las personas gitanas y, en algunos casos, incluso la alimentan, afirma un nuevo informe de Amnistía Internacional publicado en el Día Internacional del Pueblo Gitano.

Cuando los niños y niñas gitanas de la ciudad de České Budějovice, en el sur de la República Checa, se despiertan asustados en mitad de la noche, no es por miedo a monstruos imaginarios.

Multitudes enfurecidas han estado atacando, cada vez con más frecuencia, sus casas y acosando a comunidades gitanas de todo el país.

La primera manifestación en České Budějovice tuvo lugar el 29 de junio del año pasado. Más de un millar de miembros de grupos de extrema derecha se congregaron en el centro de la localidad y marcharon hasta el barrio de Máj, coreando insultos contra los gitanos que viven allí.

Gritaban “cerdos negros” y “¡a por ellos!”, mientras arrojaban piedras y botellas de cristal contra sus casas, e incluso contra los policías que intentaban impedírselo.

“Fue horrible. Teníamos mucho miedo […] Mirábamos por las ventanas y nos estaban gritando, llamándonos ‘cerdos negros’ y amenazando con matarnos”, dijo Michal, residente gitano de 27 años.

“Pensé: a lo mejor esto es lo que pasaba en la época de Hitler.

La mayoría de los gitanos que viven allí observaban impotentes desde sus ventanas las violentas manifestaciones, aterrorizados y confiando en que esa multitud se marchara.

Pero no lo hizo.

De hecho, durante varias semanas, volvió casi cada sábado.

Una de las marchas más grandes tuvo lugar el 6 de julio. La multitud llegó cuando padres y madres jugaban con sus hijos e hijas en el parque local.

“Mi hermana estaba en el balcón que da al parque cuando empezó a gritar: ‘¡Corred, volved a casa, ya están aquí otra vez!’. Agarramos a los niños y echamos a correr. No entendían nada, lloraban y preguntaban qué pasaba”, dijo Martina, una gitana arraigada en el barrio.

Una vez más, los manifestantes corearon insultos, arrojaron piedras contra las casas y amenazaron a los gitanos.

Las protestas cesaron finalmente en octubre, pero la gente aún tiene miedo, ya que se rumorea que podría haber nuevas manifestaciones ahora que ha terminado el invierno.

Angela, que se trasladó a Máj desde Eslovaquia hace 25 años, dice que la vida se ha vuelto casi insoportable en la zona, y que las madres y los niños tienen miedo de salir por culpa de las manifestaciones contra ellos. Según afirma, la discriminación, incluso por parte de funcionarios públicos, ha aumentado desde que comenzaron las manifestaciones.

“Tras la manifestación, sentía ansiedad y miedo. Los niños estaban preocupados. Me pedían que no fuera a trabajar, pero es importante, tengo que tener dinero para mi familia”, dice.

Tras la primera marcha, en junio, la policía tomó algunas medidas para proteger a las comunidades gitanas que fueron atacadas. Sin embargo, el gobierno central ha actuado con lentitud a la hora de condenar de manera inequívoca los actos racistas que tienen lugar en České Budějovice y en otros lugares de la República Checa.

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