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Adolescentes y ciberviolencia: un estudio revela que las chicas valoran el control y los celos como pruebas de amor

Varias chicas mirando el móvil

Javier Ramajo

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“Mándame tu ubicación”, “envíame una foto” o “compartamos nuestras claves del Facebook” son conductas o peticiones no especialmente extrañas entre adolescentes. Los chicos que agreden a través de las redes sociales con mayor frecuencia a sus parejas suelen ser sexistas y cometen también actos de violencia de pareja en el ámbito offline, según se desprende de un estudio publicado en la revista Computers in Human Behavior. A su vez, las chicas que ejercen esas conductas agresivas online “se identifican más con los mitos del amor romántico” y “una de las bases que tienen es que el control y los celos son pruebas de amor”. “Lo que hipotetizamos es que esas conductas parecen justificarse a la luz de esos mitos”, señala Belén Martínez Ferrer, profesora de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que ha participado en una investigación que demuestra también que la prevalencia del cibercontrol es mayor que la ciberagresión entre las parejas jóvenes.

A través de cuestionarios realizados en colegios e institutos a adolescentes acerca del sexismo, la violencia offline, los mitos del amor romántico y la violencia online, se han analizado tres aspectos relacionados con la ciberviolencia en parejas adolescentes: la prevalencia de este tipo de violencia, las diferencias en sexismo, mitos del amor romántico y violencia offline de pareja en función del grado de ciberagresión y cibercontrol, y, por último, el peso de estas variables en la predicción de la ciberviolencia y de pareja y el cibercontrol en adolescentes. En la investigación han participado, además de la profesora de la UPO, las investigadoras del Grupo LISIS María Jesús Cava y Sofía Buelga, de la Universidad de Valencia, y Laura Carrascosa, de la Universidad Internacional de Valencia.

Para la profesora Martínez Ferrer, “lo que hemos visto es que las chicas que agreden aparentemente están un poco más de acuerdo con esos rasgos un poco sexistas que suelen implicar dos grandes aspectos: uno, que los chicos hacen mejor determinadas cosas que las chicas, y otro, en lo que se llama sexismo benévolo, que a las chicas hay que cuidarlas, son más sensibles, etc., y que refuerzan aquellos aspectos en los que las chicas encajan más con el estereotipo”. Lo que dice el estudio respecto a que las adolescentes están más de acuerdo con el sexismo y asumen los mitos del amor romántico controlan y agreden a sus parejas a través de internet y las redes sociales fue “un resultado sorprendente” para las investigadoras pero, según Martínez Ferrer, “ya en algunos estudios se ha planteado que quizá estas chicas, cuando agreden, quieren un poco romper un poco con eso, o bien por otro lado tienen esas creencias más conservadoras y eso les lleva a tener parejas que ven así a la mujer y a las relaciones con ellas”. “Lo que pasa es que no podemos concluir eso porque no hemos hecho un estudio donde analicemos cada relación, pero esa es otra otra línea interesante y por eso hay que seguir investigando”, añade la profesora.

“Nos hemos centrado principalmente en la ciberagresión y, dentro de la ciberagresión, tenemos como dos grandes bloques, uno que puede venir por insultos en la red y otro que es lo que llamamos cibercontrol, que es lo que vemos en la que se da con más frecuencia y que más se sostiene o parece sostenerse con los mitos del amor romántico y que tiene que ver con el uso de internet para esas conductas de control”, explica Martínez Ferrer. “Lo que sucede con las aplicaciones por internet es que es un medio muy sencillo y muy poco físico, por decirlo de algún modo, para ejercer el control. Decir abiertamente que no dejo que mi pareja hable con algunos amigos es más difícil en una interacción social normal que hacerlo por internet o, por ejemplo, mandar ubicaciones. Entre los adolescentes ese tipo de conductas de control son las más comunes”, indica.

Compartir claves

En ese sentido, “las chicas que ejercen estas conductas están más de acuerdo o se identifican más con los mitos del amor romántico”. “Lo que hipotetizamos es que esas conductas parecen justificarse a la luz de esos mitos. Yo controlo o tengo las claves de Facebook de mi pareja, no porque yo desconfíe o sea una 'controlona', sino porque darnos las claves es un acto de confianza y de amor”, ejemplifica. La investigación también advierte de que “el hecho de estar muy de acuerdo con esos mitos es un predictor de las conductas de ciberviolencia en las chicas y lo que nosotras pensamos es que, probablemente, sea porque todo ese aspecto cognitivo de formas de pensar las lleva a creer que si eso no es violencia o control sino pruebas de amor pues las puedo hacer porque amo a mi pareja”, señala la profesora. “Lo que parece claro es que si yo creo que ver el Facebook de mi pareja no es control de su vida y meterme en su privacidad sino que es realmente una prueba de confianza, pues entonces es que ni siquiera muchas veces hay conciencia de que se está haciendo esa conducta de agresión”.

“Es un poco paradójico y nos obliga en cierto modo a seguir investigando y ver cómo son los contextos familiares de los que parten estas chicas. Lo que sí parece constatarse en muchos estudios previos en otros países, etcétera, es que la violencia en parejas adolescentes no sigue exactamente el mismo patrón que la violencia en parejas adultas. En las parejas adolescentes parece que las chicas ciberagreden más, especialmente utilizando internet, etcétera, y utilizan más internet para controlar a las parejas. Hay varias explicaciones para ello. Una es que están en el instituto, iniciando relaciones y no tienen esas ciertas asimetrías que se dan luego en las parejas adultas. Esa es una de las explicaciones que se maneja en la literatura científica. Otra tiene que ver con con el hecho de que realmente son relaciones en las que están muy apegadas a los mitos del amor romántico, muy influidas por toda esa cultura de amor romántico, del para siempre, de la media naranja”, explica Martínez Ferrer.

Las conclusiones del estudio, a juicio de la profesora, podrían “ayudar en cierto modo” a ver que “puede que algunas acciones que hemos hecho en los colegios o instituto que pensábamos que eran más eficaces y quizás nos hemos dejado un poco algunas cuestiones en el camino”. La investigación “confirma una línea: hay que trabajar con todos los aspectos de los mitos del amor romántico. Es muy importante y eso nos lleva a otros contextos de socialización, cómo son sus padres, qué creen que transmiten de sus relaciones, etc.”. Según concluye la investigadora, estos estudios “ayudan a saber que hay determinadas cuestiones con las que hay que trabajar más en las chicas. Por ejemplo, no hemos visto cibervictimización, pero podría ser que estas chicas también reciban esas conductas de cibercontrol. Lo que sucede es que les parece natural porque lo ven como una prueba de amor”.

 

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