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Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

El lenguaje en el Carnaval de Cádiz y las lengüitas de Salamanca

Los Esclavos, en los Carnavales de Cádiz.
20 de febrero de 2023 20:37 h

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Se tarda mucho en saber

que eres más una ciudad que una persona

Fernando Quiñones.

La ciudad de Cádiz acogerá este año el Congreso Internacional de la Lengua Española. En principio su celebración estaba prevista en la ciudad de Arequipa pero, debido a la inestabilidad por el golpe de estado en Perú, se decidió cambiar de sede adelantándose la propuesta del Estado español que estaba prevista para el año 2025. Dentro de las ciudades candidatas se encontraban Cádiz y Salamanca. Y de nuevo ha surgido un intento de rivalidad unidireccional (norte-sur) y sin sentido debido a que, finalmente, Cádiz ha sido la capital elegida para la celebración de este evento.

No cabe duda de que las palabras son una de las herramientas humanas más poderosas, reforzadoras de identidad y forjadoras de realidades. Caben muchísimos debates alrededor de ellas. Por ejemplo, hubo un discurso de apertura del primero de estos congresos que me parece brillante y es el que hizo Gabriel García Márquez en el año 1997, “Botella al mar para el dios de las palabras”. Les invito a leerlo como referencia. Pero no vengo hablar de eso, vengo a hablar de las palabras en Cádiz, del carnaval y de la poca consideración de un par de ilustres salmantinos.

Como decíamos, finalmente, el mencionado congreso va a celebrarse en Cádiz. Ciudad que usa el habla andaluza a su forma y en la que se da una manifestación de la cultura popular muy ligada al lenguaje como constructor de la realidad: el carnaval.

Hay elementos comunes en casi todos los carnavales, la diferencia se produce en función de la cosa que destaque. Estos elementos son el disfraz, los bailes, las máscaras, la cabalgata, grupos de música y grupos de personas cantando o recitando. Así, en carnavales como los de Fuentes de Andalucía o Alhama de Granada, a pesar de que encontramos todo lo que decíamos anteriormente, destacan sus máscaras de tela. O en Chipiona hemos de resaltar la cabalgata. Las referencias en Andalucía a los carnavales de coplas las encontramos en Isla Cristina y en Cádiz y, concretamente en Cádiz el uso de las palabras se desborda de forma ilimitada en esta manifestación cultural.

Resulta tremendamente difícil explicar sobre un papel qué es el carnaval de Cádiz. A pesar de la multitud de estudios, artículos, documentales y tesis doctorales realizadas sobre la cuestión, es mucho más fácil de asimilar cuando se practica de forma activa o pasiva. Haciéndolo o escuchándolo directamente y, a poder ser, en su ámbito. Para entenderlo hay que entender a Andalucía, hay que conocer la ciudad de Cádiz, a su gente, su carga (la que nos cuenta Antonio Reguera, no solo la de las penas) y también hay que saber y comprender la forma que tienen los gaditanos y gaditanas de mirar al horizonte a la par que miran hacia dentro de su propia casa. Es cierto que a la mayoría son las mismas cuestiones, emociones o realidades las que nos mueven la vida y puede que por eso cualquiera pueda hacer suyo el carnaval. Pero a pesar de haber trascendido su propio ámbito, hay que conocer de Cádiz, hay que conocer el humor que la empapa y sobre todo hay que sentir el amor de su gente por su tierra misma para comprender por completo este hecho cultural. El efecto espejo se produce a gran escala con el lenguaje y más concretamente con la copla. Existe esa empatía que surge desde la palabra cantada. A partir de todo esto y de las emociones y realidades comunes que construyen estas coplas incluso se consigue que gente que no ha pisado nunca la ciudad se enamore de ella.

Es este libertinaje lingüístico, este uso sin medida ni academias, el que hace que la lengua avance

Hablábamos antes de los puntales del carnaval. En Cádiz el pilar fundamental es la palabra dicha. Esa herramienta humana de poder ilimitado es la que sostiene toda esta manifestación popular. Esa enorme virtud cultural de siglos que es el habla andaluza, en este caso a la forma de Cádiz, hace tremendamente especial este hecho cultural. La música y los tipos también, pero no hay carnaval de Cádiz sin las palabras (como ejemplo extremo de esto recomiendo escuchar la agrupación “Universo Caletero” del año 2018). Cada uno de los personajes desarrollados por agrupaciones o romanceros basan su ser en lo que transmiten. El lenguaje en estos días se trata de todas las formas posibles para ejecutar la función principal de este: contar cosas. Cada año miles de coplas, millones de versos del pueblo para el pueblo. Repertorios inéditos cada febrero para contarnos y cantarnos entre nosotros todo lo que nos hace ser. Lo que nos pasó, lo que nos pasa, lo que nos preocupa, lo que nos oprime, lo que queremos. Palabras y más palabras usadas con todos los recursos posibles. Con desvergüenza por el humor, por el amor, por la desilusión o por la esperanza. De la forma más sencilla pero más efectiva. Es este libertinaje lingüístico, este uso sin medida ni academias, el que hace que la lengua avance.

Y a pesar de todo esto, de la aportación internacional, otra vez se nos supone inferiores por habla. Y vienen instituciones a decir que la celebración del dichoso Congreso en Cádiz se ha resuelto así por “miopía política”. Que Cádiz, por sí, no merece. Quede claro que aquí no se pretende poner a nadie por encima de nadie, la cuestión es que de nuevo se siente que nos ponen por debajo. El Señor Rector y el Señor Alcalde de Salamanca, como hombres de gran cultura, deberían aprender a mirar con más amplitud. Se puede comprender que una siempre quiera lo mejor para su casa, pero que venga en desprestigio de otras con igual legitimidad, eso ya no vale. Como si la capacidad de la comunicación solo se diera de la meseta pa'llá. Salamanca no es el corazón de ninguna industria del español porque eso no existe en concreto y Cádiz, para eso de las palabras, es más ciudad industria que otras tantas.

Otra vez tenemos que venir a pedir que hagan el favor de dejar ya esa consideración del castellano correcto

Y otra vez tenemos que venir a explicar que no. Que el hablar no es de nadie. Y que no se mide en mejores y peores. Y que si nos ponemos a medir quizás salgan perdiendo. Que aquí hemos conseguido avanzar el idioma hasta hacerlo más eficaz con menos letras, que las formas andaluzas son vanguardia y que además trascienden por elevar el lenguaje a través de manifestaciones culturales como el carnaval. Otra vez tenemos que venir a pedir que hagan el favor de dejar ya esa consideración del castellano correcto.

Aquí somos de una condición y cuando miramos para afuera, no lo hacemos nunca desde la mirilla, sino con la puerta totalmente abierta para que pueda entrar cualquiera sin pedir permiso. Pero también sucede que cuando de Despeñaperros para arriba nos miran con altura de norte nos acordamos de la copla y de que somos sur “y cuando digo del sur, gaditano y andaluz, miro al norte y me lo paso por tó los rincones”. Que solo por el carnaval y sin meternos en literatura estricta y sin tener en cuenta el solo uso de la lengua por comunicar, tenemos palabras de sobra, cultura máxima y tanta legitimidad como cualquiera.

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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

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