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“Se puede conciliar solidaridad y responsabilidad en el gasto público”

Ruibérriz arremete contra el discurso generalizado que cuestiona la utilidad de la cooperación al desarrollo en tiempos de crisis.

Ramiro Navarro

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Los tiempos de carestías presupuestarias pueden ser peligrosos para defender la equidad social a todos los niveles. Es posible salvaguardar los derechos sociales de la ciudadanía sin darle la espalda a los pueblos más pobres del mundo. Se puede afrontar la crisis sin denostar la Cooperación. Esa es la tesis que batalla contra muchos prejuicios actuales y que defiende José María Ruiberriz, presidente de la Coordinadora Andaluza de ONG para el Desarrollo (Caongd).

“Hay un discurso muy generalizado estos días que cuestiona la utilidad de la cooperación al desarrollo cuando existen necesidades aquí y cuestiona que sea posible hacerlo en la coyuntura económica actual”, explica. En su opinión, “hay que tener en cuenta que en la causa de esa desigualdad están también los problemas que padecemos en nuestro sistema”. Su objetivo es demostrar que eso es posible. “Se puede conciliar solidaridad con responsabilidad en la gestión de lo público”.

Desde la coordinadora a la que representa, llevan mucho tiempo defendiendo la necesidad de destinar el 0,7% del Producto Interior Bruto para la cooperación. Esa reivindicación, cuyo origen se remonta a movimiento sociales de los noventa, se ha traducido en el Pacto Andaluz por la Solidaridad y la Cooperación Internacional, propuesto por la Coordinadora y suscrito el lunes por la Junta de Andalucía y numerosas entidades. El reto vendrá ahora, en los próximos seis años que se ha marcado como objetivo la Administración andaluza para lograr la meta nunca alcanzada de destinar ese 0,7%.

Desde su punto de vista, el escenario ahora configura a Andalucía y las asociaciones que trabajan en este ámbito como “un espacio experimental donde se trata dedemostrar que se puede ser solidario hacia dentro, con los andaluces, protegiendo los derechos fundamentales, sociales, económicos, pero también sin desoír la realidad: existen graves y profundas desigualdades con los países del entorno y tenemos que abordar esa desigualdad”.

Un modelo de equilibrio

Por tanto, Ruibérriz insinúa que Andalucía podría convertirse en un buen ejemplo para contrastar con las políticas estatales. “Si se demuestra que es un modelo viable, es el punto de partida para una recuperación de un sentido de solidaridad y justicia social y el compromiso en la lucha contra la desigualdad en el conjunto de España”, indica.

El Pacto presentado el lunes es un paso más en el esfuerzo colectivo de la sociedad andaluza para reconstruir la cooperación al desarrollo, “una cooperación que no ha dejado de existir pero que se ha visto dañada por la coyuntura de crisis en la que estamos”, apunta Ruibérriz. Estas partidas en los últimos años se han visto recortadas “dentro de una lógica de la que Andalucía no se ha librado, con la excusa de la crisis, para reducir presupuestos en los compromisos de ayuda”.

El origen de los recortes

La “sangría” de las partidas y proyectos a nivel nacional venía de antes. “El gobierno saliente en sus últimas fechas, ya en funciones, hizo el ajuste en la cooperación al desarrollo muy por encima de otras partidas”. Lo hizo, según indica, sin publicitar y sin conocimiento alguno por parte de los agentes de cooperación al desarrollo. “La sorpresa fue mayúscula”, recuerda. Respecto a las partidas autonómicas, Ruibérriz reconoce que “en el programa y en los compromisos del Gobierno actual la Cooperación al desarrollo estaba visible como una prioridad y desde las ONG andaluzas” y por ello “hemos presionado y denunciado, pero al mismo tiempo buscado soluciones concretas para que la cooperación al desarrollo siguiera en la agenda de las instituciones andaluzas y siguiera reflejado con importancia creciente en los presupuestos de las distintas administraciones”.

En su opinión, en Andalucía “nunca se ha llegado muy lejos” en términos porcentuales “pero sí es cierto que es la CCAA que con diferencia aporta más recursos a la Cooperación Internacional en competencia directa con la muy mermada cooperación estatal española”.

“Esto no es un brindis al sol”

Asimismo, cree que el nuevo Pacto Andaluz “no es unbrindis al sol” si no “un instrumento para exigir a las administraciones que pongan freno a la sangría de los fondos de cooperación al desarrollo e inicien un camino de recuperación”. Para poder concretar objetivos y dar fe del cumplimiento de los compromisos, Ruibérriz espera que “a este pacto sucedan memorandos de entendimiento con las distintas administraciones para que ese esfuerzo de recuperación se lleve a cabo”. Respecto a las administraciones locales, señala que “la mayoría han dado claros pasos hacia atrás”.

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