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Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Hasta siempre, Lucre

Uma imagen de compañeros y colaboradores en octubre de 2022

elDiarioand

7 de julio de 2025 22:07 h

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Fernando Vicente: “El principal rasgo de Lucre, su honestidad”

En 37 años de profesión nunca encontré compañero alguno con la honestidad de Lucrecia Hevia Bertrand. Y uso su segundo apellido porque sé que a ella, y no sólo a su madre, le habría gustado, siempre orgullosa de sus orígenes. La conocí el año 2003, una joven redactora que llegaba a Sevilla llena de ilusiones con su maleta de experiencias asturianas y madrileñas.

Aquí encontró la que sería la savia de su vida, Héctor, su pareja, y sus gemelas Noa y Clara. Pero también un buen número de amigos y compañeros que tuvimos la suerte de compartir con ella buena parte de sus días.

Y somos nosotros los que podemos dar fe de su enorme capacidad de trabajo, de su tenacidad, de su eterno buen humor, de su simpatía (no había desacuerdo, incluso enfado, que carácter tenía el suyo, que no acabara en segundos con unas risas sinceras), de su mente abierta, de su buen criterio, de su cercanía y empatía. Todo ello enmarcado no por una moralidad excesiva, sino por una rectitud de pensamiento y obra que definían justamente el que para mí es el principal rasgo de Lucre, su honestidad.

De ella saben los que fueron sus jefes y sus subordinados, tanto los que la apoyaron y apreciaron, como los que la ningunearon y despreciaron. Que también los hubo. Es en este último grupo en el que destacaron los únicos que realmente la soliviantaban, los machistas. Recuerdo cuando hace ya más de una década Lucrecia se hizo cargo de la fundación y dirección de elDiario.es Andalucía. En aquellos días yo la acompañaba a muchos despachos, ella como directora y yo como socio. Para mi asombro muchos, políticos y empresarios o gestores, respondían a sus preguntas dirigiéndose a mí, hombre, y no a ella, mujer, que había formulado la pregunta. No ocurría con uno ni dos, sino con muchos. A todos ellos les demostró su enorme bonhomía. A mí el primero. Te echaremos mucho de menos.

Javier Ramajo: “El primer día pero del resto de nuestras vidas”

“Sé lo importante que era para ti”. Unas palabras certeras directas al alma durante una llamada mediada ya la mañana de este maldito lunes hacen brotar, por fin, las lágrimas que llevo conteniendo desde hace meses y que ahora mojan el teclado. Me resisto a entrar en la redacción, mirar a la izquierda y que ya no estés. No me acostumbro, aunque sucediera desde hacía un tiempo, aunque tuviera la esperanza de que nunca sucedería para siempre. Le dimos juntos por primera vez al botón de 'publicar', y hoy será “el primer día”, como aquel 18 de febrero de 2013, como aquella canción de Los Aslándticos que cantabas sin parar en una mezcla de miedo y alegría, pero esta vez será el del resto de nuestras vidas. No cabría aquí toda mi admiración y gratitud, ni mi alegría porque nuestras vidas se cruzaran a finales de 2012, y hasta hoy. Gracias por tanto, Lucre.

Fermín Cabanillas: “Era diferente, en todo”

Lucrecia era una jefa que cuando te llamaba para encargarte un trabajo primero te preguntaba por tus hijos, por tu vida, y por los problemas personales. Al final, cuando terminabas de hablar con ella la tenías que llamar de nuevo, porque se os había pasado hablar de trabajo. Era diferente, en todo.

Fran Cano: “Compartíamos pasión por el periodismo”

Lucrecia apoyó el salto que necesitábamos desde LacontradeJaén para ser parte de un ecosistema más potente como elDiario.es, con Andalucía como vínculo. En las reuniones que tuvimos nos dimos cuenta de que compartíamos pasión por el periodismo. Desde Jaén nos unimos al dolor por la pérdida de una gran profesional, y mandamos un abrazo a compañeros y familiares.

Carmen Reina: “Siempre con la palabra adecuada y el ánimo en alto”

Poner palabras al sentimiento de orfandad es dolorosamente difícil. Lucre deja un vacío en muchísimas personas, en todas aquellas a las que nos llenó de vida, siempre con la palabra adecuada y el ánimo en alto, y jamás con un mal gesto. Recordaré siempre cómo me dio la mano para reiniciarme profesionalmente y su complicidad para sacar lo mejor de cada uno de los compañeros que trabajamos con ella. Me quedo con sus mensajes con risas, su humor, su ironía y, sobre todo, con el ejemplo de fuerza, de constancia y tesón que nos dio siempre y que espero nos ayude a que su recuerdo nos regale siempre una sonrisa.

Sara Rojas: “Solo podemos agradecer el formar parte de esta familia”

Me duele mucho no estar con vosotros compartiendo estos momentos tan duros, ojalá pudiera teletransportarme y daros un abrazo enorme. Sé que es difícil encontrar consuelo en las palabras, pero espero que al menos sirvan para transmitirte todo mi apoyo y mi cariño. Ayer vimos una furgoneta llena de gente bailando y cantando. Iban a un funeral. En Angola se cree que si solo lloras la pérdida, el alma se retiene en la pena. Hay que celebrar para que se eleve y trascienda. Solo podemos agradecer el formar parte de esta familia. Mi pensamiento y mi corazón están con vosotros. Os quiero mucho. Lo siento en el alma.

Néstor Cenizo: “Para ella la alegría era innegociable”

Hace 12 años Cristina me pasó un papel con una dirección de correo que había conseguido en Sevilla: “Es la directora de un periódico que empieza. Escríbele”. Le propuse a Lucre un tema sobre la ocupación del edificio de una promotora malagueña en concurso. “Cuéntalo con detalle, ¿vale? Me interesan mucho los porqués de la gente que está en las corralas y los porqués de las entidades propietarias para tenerlos vacíos”, me respondió.

En estos años nos vimos menos de lo que hubiera querido, pero no había distancia insalvable para aquel chorro de energía, tampoco la que separa Sevilla de Málaga. En la lejanía entendí que era jefa sin imponer, que ninguna llamada la importunaba, que nada parecía quebrar su alegría contagiosa. La recuerdo riendo a carcajadas por teléfono. A veces yo no entendía por qué y rumiaba en la distancia: “¿Pero de qué se ríe?”. Su risa te invitaba, pero no pedía permiso. Para la alegría no le hacía falta un porqué. Para ella era innegociable.

“Congélalos”, solía decirme cuando le contaba algo de Mario y de Claudia. Era su forma maravillosamente cotidiana de advertirme de que el tiempo pasa y no volverá. También me gustaría haber congelado un poquito de aquella risa, escudo infalible contra cualquier demonio, y sacarla a pasear hoy, cuando no entiendo el porqué de esta putada. Gracias, Lucre.

Juan José Téllez: “Un periodismo crítico pero sin dogmas”

Lucre demostró que el periodismo puede y debe ser, al mismo tiempo, riguroso y cordial, crítico pero sin dogmas, racional y emocionante. Así fue mi jefa, mi compañera. Y lo seguirá siendo mientras me reste memoria.

Pedro Espinosa: “Lucrecia era una buscadora de luz”

Lucrecia era una buscadora de luz. En medio de la maraña informativa, de los titulares atronadores, de la exigente actualidad política... rastreaba las historias radiantes de andaluzas y andaluces que hacían el bien, las vidas de gente por la que sentirnos orgullosos. La última vez que me escribió fue para solicitarme alguna nueva idea gaditana para la próxima edición de Gente de 10, con la que volver a reconocer a un buen puñado de hombres y mujeres merecedores del aplauso generalizado. Me da rabia que se haya ido sin haberle ofrecido ningún nombre. Me apena que esa Gente de 10 no vaya a tener su abrigo, como el que me ofreció cuando me abrió las puertas de este diario. Hay otra tristeza añadida que marca la muerte de una periodista tan joven: todas las historias que quedaron pendientes de escribir. En su caso, historias llenas de luz. Por eso, hoy el día me parece más oscuro.

Olga Granado: “Combativa sin estridencias, crítica sin cinismo”

Cuando me llamó para formar parte del equipo que iba a poner en marcha elDiario.es en Andalucía —ese proyecto al que ella dio alma, forma y fondo—, sólo la conocía por su firma, envolvente y única en la profesión. “Es el mejor jefe que he tenido”, me dijo una colega cuando le pregunté qué tal era. Digo “jefe” a propósito, porque era la mejor entre ellos y ellas.

Cuando le llevabas un artículo, no te lo desmontaba: simplemente, lanzaba esa pregunta que tú no habías considerado, y entonces te dabas cuenta de que no te habías esmerado lo suficiente, que habías pecado de novata en este oficio donde nunca se deja de aprender.

Lucre inspiraba. Trabajadora infatigable, asturiana de origen, madrileña de crianza, andaluza de adopción y por eso mismo, siempre dispuesta a defender nuestro trabajo del centralismo que avasalla el tan necesario periodismo que se ejerce “desde las provincias”.

. La recuerdo con su cola cero en la mano —ese vicio tan suyo—, convocando a un botellín navideño porque sabía hacer equipo, imaginando que ese viernes sí nos tocaría el cupón, debatiendo siempre sobre cómo hacer un periodismo más honesto y más útil. Preguntando siempre. Y ahora te vas, Lucre, y la que pregunta soy yo y no hay respuestas posibles.

Mónica Ureta: “No dejaba de sonreír incluso en los malos momentos”

Si la sonrisa es el espejo del alma, el alma de Lucre siempre será luminosa y eterna. Hoy toda la profesión lloramos a Lucrecia Hevia porque ella representaba lo mejor del periodismo: humildad, rigor, pasión, respeto y trabajo de fondo. Pero, sobre todo, hoy el periodismo andaluz llora la pérdida (demasiado pronto) de una buena persona. Se ha ido una mujer maravillosa, que no dejaba de sonreír incluso en los malos momentos. Una jefa que era capaz de transmitirte la ilusión del primer día, de confiar profundamente en el trabajo de los compañeros y que nunca perdía las formas. Una luchadora que se dejó la piel por mantener su periódico y defender un proyecto que fue parte crucial en su vida. Su ejemplo de vida nos acompañará siempre. Gracias por tanto, Lucre.

Francisco José Jiménez: “Defendía un periodismo que está desapareciendo”

A ninguno de los que tuvimos la inmensa fortuna de trabajar con Lucre nos tienen que explicar el talento que tenía. Tampoco es necesario recordar que defendía un periodismo que está desapareciendo o que era brillante para detectar qué temas nos hacían diferentes a otros medios. Convivir con ella aunque fuera en la distancia servía para captar a la primera que estábamos ante una periodista de primer nivel. Y no sé si será verdad aquello de que una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional, pero en su caso se demuestra que se puede ser la mejor en lo suyo siendo una maravilla de persona. Te echaremos mucho de menos.

Alejandro Luque: “Lucre era una jefa que no lo parecía”

Mujer inteligente, valiente, siempre generosa y amable, Lucre era una jefa que no lo parecía, ya que sabía diluir las jerarquías –ella misma se hubiera reído de esta palabra– en el trato cordialísimo y cómplice que nos profesaba a todos. En más de 30 años de profesión no he trabajado con nadie con una escucha más atenta y una capacidad mayor para hacer piña. Podría extenderme mucho recordando detalles admirables de su persona, pero me gustaría destacar esa última idea: cuando alguna vez surgía algún tipo de diferencia en el seno de la redacción de elDiario.es Andalucía, ella se esforzaba por minimizarla, porque sentía este equipo como una verdadera familia. Esa familia que hoy está rota de dolor por su marcha, esa familia que no la olvidará jamás.

Javier Aroca: “Lucre la valiente, la innovadora, la del terreno”

Duele, duele mucho que nos haya dejado Lucrecia, nos toca directamente en el corazón. Se va la persona y espero que no se vaya con ella su manera de hacer y entender el periodismo. Un periodismo sin alardes, sin aspavientos, sin reclamo de protagonismo, sin corporativismo protector pero indefectiblemente comprometido con la verdad y con llegar al tuétano de las cosas, sin concesiones. Lucre la valiente, la innovadora, la del terreno. He sido feliz bajo su dirección, compartimos muchos sueños y algunas realidades. Aprendí de su honestidad.

María José Durán: “Un estandarte para todas las compañeras que nos quedamos atrás”

Sólo las que lo hemos experimentado sabemos lo difícil que es ser la jefa en un mundo donde todos son jefes. Lo arduo, casi imposible, es hacerlo sin perder la amabilidad y la sonrisa, y eso lo logró Lucrecia. Cuando ella (y con ella, elDiario.es Andalucía, pues eran inseparables) llegaron al panorama periodístico andaluz, fue un rayo de luz para los que veíamos el futuro negro. Su incansable labor y el cariñoso afecto con el que la realizaba seguirán siendo un estandarte para todas las compañeras que nos quedamos atrás. Guárdanos un sitio en el cielo periodístico, Lucrecia, que allá vamos.

Alfonso Alba: “Lucre era la jefa. La mejor jefa”

Lucre era la jefa. La mejor jefa. Buena gente, tranquila, empática e intuitiva. Con un tremendo radar, con ese olfato de los buenos periodistas y valiente. Valiente para montar un periódico en 2013, cuando la profesión se desangraba. Y por buscar un enfoque con mucho sentido común: progresista, feminista, andaluz, desde el sur, desde una tierra más grande y con más habitantes que la mitad de los países de la Unión Europea, como le gustaba decir.

Directora en un mundo en el que los jefes son los hombres, nos iluminó a todos con su buen humor, con sus ganas y con su visión. Se ha ido demasiado pronto. Teníamos muchas cosas que hacer aún, proyectos que pensamos. Me cuesta leer en las páginas del periódico que creó su propio obituario. Y pienso en Héctor, en sus hijas, en su border collie, en los compañeros de la redacción, en la red de corresponsales que tejió y en los botellines, los que nos tomamos y los que planeamos. Una jefa de diez. Como sus premios. Los de la “gente normal que hace cosas extraordinarias”. Lucre era normal y extraordinaria. Descansa, jefa. Descansa, socia.

Lourdes Lucio: “Más que una periodista”

Hay personas a las que sin verlas se las reconoce en una multitud por su risa. Lucrecia Hevia era una de ellas. Félix Bayón era otra. Era su carta de presentación, su DNI y a partir de ese bofetón de vitalidad la relación de amistad y de compañerismo era muy fácil. Observarla en la manifestación del 8-M era un regalo. Ella era el resumen de la marcha, con su pancarta, sus cánticos, su sonrisa, sus bailes y con sus hijas gemelas al lado, mamando feminismo. Lucrecia era periodista, pero no sólo periodista. Era también empresaria. Muy pocos periodistas lo son. Su trabajo no sólo consistía en dirigir, ordenar, recabar información. Escribir una crónica o un análisis. Hacía mucho más que eso. Su preocupación iba más allá de un buen titular, de una portada potente con un hecho noticioso con tocacojones. A final de mes pagaba el sueldo de muchos periodistas que siempre conservarán en la memoria esa potente y reconfortante carcajada.

Laura Hojman: “Yo creo que salvas el mundo, Lucre”

“Hoy opinas, Miss”. Así me despertaba los viernes Lucrecia Hevia, mi jefa. Me gustaba llamarla así, no solo porque fuera la directora del diario en el que escribo, sino porque para mí era eso, una jefaza, una mujer a la que admiraba profundamente por su integridad, valentía, bondad y toda una lista de atributos extraños de encontrar ya en estos tiempos. Un día le mandé por WhatsApp una cita de Remedios Zafra que me recordó a ella: “Le confieso que me gusta pensar que cuando alguien hace bien su trabajo, en cierta forma el mundo se salva. Más si cabe en los últimos tiempos, en los que ha reinado la presuposición de un hacer apático, disfrazado de apariencia y efectismo en las redes sociales. Es por ello que la anomalía de vernos ante un trabajo bien hecho ha podido resultar significativa e incluso emocionante para muchas personas. Esto acontece, por ejemplo, cuando una periodista se documenta con rigor para desvelar las mentiras de un político en una época en que la sociedad está dejando de confiar en lo que escucha, y con ese ”hacer bien su trabajo“, causa efecto y ayuda a recuperar el valor de la verdad”.

Yo creo que salvas el mundo, Lucre. Le dije. Estoy segura de que con su legado lo seguirá haciendo. Nos seguirá inspirando en ese “hacer bien” nuestro trabajo. Te echaremos muchísimo de menos, jefa.

Xenia García: “Hiciste mejores a los que nos cruzamos por tu camino”

Hay dolores que son dolor y no se abrazan con palabras.

Vuela ahora mi pluma –esa que tú me diste, Lucre– a nuestro último café, tú agitando la cuchara, yo con la temeridad del vivo que no piensa que algo puede ser el último, que quizás un día no haya ganas de levantarse, de hacer un ramillete de jazmines para llamar al sueño, de luchar contra las injusticias a golpe de palabras.

Escribo columnas gracias a ti, Lucre. Rasco la realidad por entregas quincenales gracias a ti, Lucre. Un miércoles de cada dos. Me pienso capaz gracias a ti, desde que me dijiste en uno de nuestros cafés: fíate de mi intuición, vamos. Y yo me agarré a tu mano dejándome llevar.

Pediste, con esa sonrisa húmeda de los últimos meses, algo más de tiempo. Más tiempo para estar con los tuyos, para ver crecer a tus hijas, para caminar con tu compañero, desde esa clarividencia de que el tiempo no retorna.

Hay dolores que son dolor y tiempos que no se abrazan con palabras. Sé que llegará el otoño y el calor se desvanecerá junto a las hojas abandonadas de la Alameda, entre las aulas del instituto de nuestras hijas, en las esquinas de un barrio que hiciste mejor solo con pisarlo. Desde esta certeza de no ser la única que se encontró a sí misma gracias a tu forma de escudriñar la realidad, desde esta admiración que siempre te tuve por tu humanidad, tu fuerza, tu sororidad, por intentar hacer mejores a los que nos cruzamos por tu camino, por dar alas e invitarnos a sentir la maravilla del vértigo, sé que continuaré poniéndote en copia de mis misivas, por si se te hace más ligero el tiempo y el camino. Perdemos una voz única y valiente, sí, pero sobre todo perdemos una mujer, una madre, una esposa, una amiga.

Buen viaje, Lucre.

Miembros de elDiario.es y elDiario.es Andalucía, en la gala por los 10 años del periódico.

Lola Tortosa: “Alegría y corazón”

La vida es esto: una hermosa y larga playa del sur de Portugal de fina arena por la que pasear con la brisa del mar y las olas, hoy tranquilas y acariciadoras, y recibir el mazazo de la muerte de Lucrecia Hevia. Nuestra Lucre, la de todas las mujeres periodistas que conozco de este sur periférico desde el que, como decía ella, “se puede hacer tan buen periodismo como en otro lugar”. Nuestra Lucre de mujeres periodistas a las que ella reivindicaba como feminista convencida porque las “mujeres podemos ser periodistas y otras muchas cosas”. De las mujeres que ella reivindicaba y también de hombres periodistas, empezando por su compañero Héctor, padre de sus dos hijas, y de otros que le acompañaron en su gran aventura de directora y empresaria: Fernando, Ignacio, Dani, Ramajo, Antonio, Luis, Néstor…

Debo a Lucre la confianza de poder seguir escribiendo después de ser una más de las apartadas por edadismo, pero no voy a hablar de mí en estas líneas ni de lo que supuso su llamada para tomar un café una tarde. Como Lourdes Lucio-Villegas cuenta, a mí también me provoca conservar para el recuerdo la sonrisa de Lucre, sus ganas de reír por todo. Por ello reproduzco la escena y sus palabras con la que deseo recordarla: ocurrió en la entrega del premio de Comunicación de la Asociación de la Prensa de Sevilla (APS) que compartió en 2023 con Lourdes Lucio. Ese momento final de su discurso en el que se coloca una nariz de payaso para reivindicar “la alegría, el humor, la irreverencia para el trabajo, para la vida, para el liderazgo”. Hay que reivindicar el corazón, añadió. “Me pongo un poco teatral porque, como sostenía Pereira [personaje de Antonio Tabucci] si escribe usted con las razones del corazón va a tropezarse con grandes complicaciones, pero la verdad es que yo creo que es algo que no debería asustarnos a estas alturas”.

Oyéndola de nuevo en el vídeo que me ha mandado Rafa Rodríguez de la APS, he encontrado lo que quería decir de Lucre: ella era alegría y corazón.

Illiasou Olalla: “Multiplicando democracias”

La generosidad encarnada, si me preguntas por Lucre, eso es lo que se me viene a la mente cuando pienso en ella. Dar espacio a otras voces sin pretender que hablen desde un único lugar, es de una generosidad apabullante como era su capacidad de enseñar, abriendo caminos, multiplicando democracias, que demostraba que, desde la humildad y la ternura, otros mundos son posibles.

Con un compromiso que era un editorial sin firma y un titular sin fecha, ahora nos falta no sólo una gran persona, pero nos deja un legado que florece y se multiplica, por lo que siempre estará presente.

Juan Miguel Baquero: “El periodismo comprometido que solo defienden las buenas personas”

Jefa, el otro día se lo conté a un compañero de la redacción, que sin tu confianza en mi trabajo nada sería igual y no habría escrito estos libros que ahora siento huérfanos ahí en la estantería. Dirás que eso no lo sabemos y preguntarás, como tantas veces: “A ver, míster, ¿esto por qué?”. Porque cuando mi oficio era más esquivo y penaba en un desierto con una libreta, un lápiz y una vieja cámara de fotos, me diste la oportunidad de hacer “periodismo a pesar de todo”.

Codo a codo, en más de doce años de noticias, reportajes, crónicas… en toda palabra, en cada fotografía, hicimos este camino común en la Memoria Histórica. Tus hijas eran pequeñísimas y mi hijo, entonces, “Juanmi júnior”, ¿recuerdas? Mi abrazo más profundo para Clara y Noa. Y para Héctor. Qué dolor, compañero.

Gracias, Lucre, por hacer y defender el periodismo comprometido que solo ejercen las buenas personas. Gracias por tu enfoque feminista y desde este Sur. Gracias por tu amistad, por tu alegría, por tus conversaciones. Y por tus preguntas, por repensar, por darle “una vuelta” a los textos. Gracias, Lucre, de corazón. Hasta siempre, jefa, compañera. Y una pregunta más, esta vez mía: ¿cómo se escribe con manos de lágrimas?

Carmen Ibáñez: “Confiaba en ti y apostaba”

Lucre llegó a Sevilla un par de años después de mi aterrizaje en esta ciudad. Madrileña, como yo, ese origen común nos hizo algo cómplices. Totalmente despojada de los prejuicios de superioridad que arrastramos muchas veces quienes aterrizamos aquí desde la capital de España, su mirada siempre fue abierta, curiosa y sabia. Coincidir con ella en espacios de trabajo, o en conciertos, terrazas y cumpleaños de amigos comunes era una caricia para el alma. Porque estabas ante alguien alegre, inteligente, honesta y culta, muy culta. Porque estabas ante una persona con mayúsculas que, además, era generosa e idealista. Lucre te daba la oportunidad cuando la necesitabas, Lucre confiaba en ti y apostaba. Lucre se comprometía. No es casualidad que formase una familia con Héctor, otra de esas personas auténticas e ingeniosas que no abundan.

Tendrá que pasar mucho tiempo para acostumbrarnos a que ya no estés, Lucre. Siempre te recordaré en una terraza de la plaza de Montesión, en un otoño helado, recién habías dado a luz, y ya estabas en la calle, con tu carro gemelar, comiendo una pizza con Héctor. Te admiré profundamente por todo lo que me transmitiste en ese encuentro, en ese momento preciso, lleno de risas y ternura.

Álvaro López: “Una persona con una mirada especial para la vida”

Era marzo de 2016 y a mí no me querían ni en una conocida cadena de comida rápida. Había soñado desde niño con que quería ser periodista, pero la oportunidad parecía tan lejos que la frustración y la pena eran mis más fieles compañeras. Hasta que llegó una llamada. Su llamada. La de una mujer que, brillante ya desde sus primeras palabras, me acogió de forma inconsciente en un proyecto tan bonito e ilusionante como el de elDiario.es Andalucía. Ella era Lucre. Así era Lucre. Una persona con una mirada especial para la vida.

Mi privilegio, compartido con la magnífica redacción que ella ha ido creando, me ha permitido aprender durante esta última década de una periodista excepcional. Capaz, como pocas, de entender que el oficio no es nada si no sirve para mejorar el mundo y darle voz a quienes no la tienen. Capaz de corregir los errores sin generarte un atisbo de duda, sino de impulsarte en la convicción de que lo siguiente que harás será aún mejor. Lucre nunca tuvo un mal gesto ni una mala palabra.

Lucre, y perdóname porque sé que me estás leyendo y que me tirarías de las orejas como hacías siempre cuando me pasaba de literario, cuánta fortuna nos has regalado y qué inmenso orgullo es entender que cada vez que siga emprendiendo este camino llamado periodismo, sabré que tú fuiste la primera que guio mis pasos. No caben aquí los agradecimientos que te mereces, pero sí el terrible vacío que nos dejas. El mocín de Graná te echará de menos.

Ángela Cañal: “Una nobleza sin artificios”

Compañera de profesión y después colega y jefa en mis años de articulista en elDiario.es Andalucía, de Lucrecia, nuestra Lucre, la memoria de este tiempo de trabajo y amistad viene a traerme su mirada. Lucrecia tenía unos ojos grandes, luminosos, atentos, con ese brillo a veces irónico, otras tierno, que tienen los ojos de las personas tímidas y buenas. Y así he sentido siempre que se asomaba al mundo, como profesional y como mujer: con curiosidad, con inteligencia, con la mente abierta, con sentido del humor, con una nobleza sin artificios y una manera de entender el periodismo y la vida desde la generosidad y el compromiso.

Inma Calahorro: “Mentora, directora y amiga”

A Lucre, por su cariño incondicional, por ser la primera persona que me dio la oportunidad de sumergirme en esta maraña de emociones que es el periodismo. Por ser mentora, directora y amiga, por las risas, por las fricadas en la redacción y fuera de ella. Hoy su pérdida me deja más rota y vacía que nunca. Acostumbrada a vivir en un mundo de lo efímero, de lo que no prevalece, tengo seguro que su legado perdurará por siempre para aquellos que tuvimos la suerte de conocerla, y para esos otros que desde la distancia la admiraban. Sin duda una mujer cariñosa, empática, luchadora y optimista. Una referente femenina que demuestra que las mujeres también podemos alcanzar puestos altos, entre ellos la dirección de un periódico. No pude tener más suerte de aprender de su mano y aunque ahora mi camino siga sin ella, siempre tendré presente todo lo que hizo por mí. Sin duda una pérdida muy grande para el periodismo español y andaluz.

Ángeles Huertas: “Lucre estará ahí preguntando qué necesitas”

Lucre no se ha ido, siempre quedará su sonrisa, esa que te calmaba cuando la redacción ardía. La que te miraba a los ojos y que te preguntaba qué necesitas. La compañera que nunca supo hablar en singular no se ha ido. En el recuerdo quedan las tardes de risas, correcciones de última hora y conversaciones en las que nunca se arreglaba el mundo. Pionera en dirigir una redacción y en situar a las mujeres en el centro de la partida no se ha ido, cada vez que se alce la voz contra una injusticia, cada vez que se levante un bolígrafo para hacer una pregunta incómoda o se suba un texto reivindicativo, Lucre estará ahí preguntando qué necesitas.

Ezequiel Martínez: “Comprometida con el periodismo libre y veraz”

Entusiasta, alegre, responsable, una mujer comprometida con su tiempo y con el periodismo libre y veraz. Le pedí colaborar en elDiario.es Andalucía y me abrió sus puertas. Con tristeza se nos ha muerto como el rayo, Lucre, un referente del periodismo en Andalucía. D.E.P.

Juan Antonio Pavón: “El mundo hoy es un lugar un poquito peor”

Hola, míster. ¿Cómo va lo nuestro? Pues hoy va mal, Lucre… para qué te voy a engañar. Un día difícil de tragar. ¿Porque qué se puede decir de los que se van cuando has llegado como un extraño y te han acogido con una sonrisa? ¿De quienes te han dado confianza y oportunidades? ¿Qué decir de quienes, desde pequeñas trincheras, afrontan batallas contra gigantes? Pues que qué pena más grande. Qué tristeza y qué injusto es esto de vivir. Qué duda cabe, el mundo hoy es un lugar un poquito peor que ayer. Solo queda juntarnos, recordarla, recoger su testigo en el día a día… y seguir. No queda otra. Amor y honor eternos a Lucrecia y su gente. Que la tierra te sea leve, Lucre.

Grecia Mallorca: “Ojalá más jefas, más tías, más periodistas, más personas como tú”

Hoy debería llover a cántaros y cerrarse un cielo negro sobre nuestras cabezas. Sin embargo, nos cubre un azul luminoso y el sol calienta con fuerza. Aunque Lucre se haya ido. Y eso es lo raro: que sigue siendo julio, siguen los vencejos haciendo piruetas y está floreciendo el geranio en la terraza. Aunque ya no esté Lucre. Qué sinsentido.

Me han faltado cañas con ella para decirle lo chulísima que era, lo inspiradora, lo admirable. Me ha faltado agradecerle que levantara una redacción andaluza que, sin serlo ella, diera cobijo a nuestras voces. Me ha faltado contarle que hizo realidad mi sueño infantil de escribir en un periódico, de llevar el timón de una sección. Toda esa magia fue en gran medida cosa suya.

Gracias eternas, Lucre, por todo. Ojalá más jefas, más tías, más periodistas, más personas como tú. La libertad ya la has ganado. Que la tierra te sea leve, compañera.

Santi Fernández Patón: “Que esa risa no se apague jamás”

Tengo un mensaje de Lucre en el móvil del mes de marzo, en el que me consulta algunas dudas sobre una columna que le acababa de enviar. Enseguida se da cuenta de que esas dudas están resueltas en el propio texto, así que me envía otro mensaje con unas cuantas carcajadas. Solo han pasado tres meses de ese mensaje, y ahora me sobrecojo al pensar que seguramente ella sabía que la muerte estaba al acecho final, y aun así, no solo estaba pendiente de todos nosotros, sino que nos enviaba su risa.

Cuando el lunes me llegó la noticia de su muerte, de pronto me quedé sin palabras, justo con la persona que más se las merecía. Fue la única que me ha dado voz en un medio, la única de la que siempre le cuento a todo el mundo cómo estoy de agradecido. Y de golpe no era capaz de escribir una sola línea en su memoria. Entonces miré los mensajes recientes que nos habíamos cruzado, y ahí estaba ese, el de marzo, el último.

Gracias, Lucre, gracias maestra, porque lo último que me hiciste llegar fue tu risa, tu alegría. Descansa en paz y que esa risa no se apague jamás.

Pilar Benítez: “Periodista honesta, gran profesional y buenísima persona”

Después un año en el paro, Lucre me ofreció volver a escribir en un periódico. Para mí fue una bendición volver a reencontrarme con la periodista que soy. Aquello me dio moral y me dio esperanza. Duró poco aquella colaboración porque me seleccionaron para un trabajo “con nómina”. Aquella entrevista de trabajo que me hicieron no hubiera sido la misma si yo no hubiera estado escribiendo entonces para elDiario.es Andalucía. Siempre la recordaré como una periodista honesta, una gran profesional y una buenísima persona.

Ana Sola: “Una sonrisa que reflejaba su fuerza”

Periodista con todas las letras y en mayúsculas. De los que ahora escasean. Así era y sigue siendo Lucrecia. Porque su sonrisa, que se desbordaba en la mirada, creo que no se borrará nunca de la memoria de todas las personas que la conocieron.

Una sonrisa que reflejaba su fuerza en sacar adelante proyectos, en luchar por ideas y realidades, por una profesión mejor y porque Andalucía y los andaluces sean conocidos más allá de los titulares.

Concha Araújo: “Una sonora sonrisa que transmitía ilusión”

Lucre tenía una de esas sonrisas que se pueden escuchar. Una gran virtud en alguien que coordina un equipo en la distancia. Desde la templanza y el humor siempre era capaz de hacerte ver otra perspectiva, otra posibilidad. Compartimos un tiempo difícil para el periodismo, pero esa sonora sonrisa transmitía ilusión por un proyecto que se ha hecho grande gracias al compromiso y su obstinación que nos contagió. Gracias por tanta energía que siempre llevaré conmigo.

Alejandro Ávila: “Periodismo sin sectarismos ni arrogancias”

Como el (ficticio) Papa Lenny, Lucre desayunaba Coca Cola. Era Zero. Y la tomaba a media mañana. Lo sé, porque durante muchos años se la subía yo cuando visitaba la redacción del periódico que ella dirigía. “Veis, tenéis que hacerme la pelota como Alejandro”, soltaba Lucre entre carcajadas.

Hoy estoy roto de dolor con tu ausencia. Lo estamos todos. Hoy no quiero ser ateo, quiero creer (y creo) que el Cielo existe. Creo, eso sí, en un Cielo a tu medida. Donde el mismísimo Jude Law –con ese chándal blanco que (milagrosamente) solo le sienta bien a él– te invite a entrar en sus dominios celestiales, te abra una Coca Cola bien fresquita y te dé las llaves de una redacción donde contar las últimas –y divinas– novedades.

Seguro que en el Cielo no hay corrupción. Y si la hay, tú serás la primera en detectarla. Lo que no te van a faltar, estoy convencido, son linces ibéricos, lobos y otros muchos bichos indómitos… como tu perrito Parker. Tu becario Behind the Musgo –como el famoso personaje de José Mota– estará listo para investigar sobre la fauna celestial, que, al parecer, según me chivan fuentes más que fiables, también está en peligro de extinción.

Dudo que en el Cielo o la Tierra haya una directora como tú. Una que le enseñe, con paciencia y amor, a sus becarios celestiales a hacer periodismo sin sectarismos ni arrogancias. A trabajar con humor, valentía y honestidad.

Por favor, Lucre, enséñale a tu próximo becario a ser un profesional íntegro. Exactamente igual que hiciste conmigo.

Yo, por mi parte, te prometo que esta noche dejaré de llorar por un instante, me abriré una Coca Cola Zero y brindaré por ti. Brindaré por que te diviertas mucho. Brindaré por que vuelvas a crear un gran periódico. Y brindaré para que, cuando nos toque la hora a nosotros, volvamos a trabajar para ti.

Lucre, maestra divina, te quiero muchísimo. En este mundo y en cualquier otro.

Luis Serrano: “Una mirada azul, limpia e inteligente y una sonrisa abierta de dientes imperfectos”

-Mister

- Dime

- Cómo te viene pasarte por la redacción, que está tranquila, y hacerme unas cuantas fotos que salga yo monísima? Me las han pedido para un tema de mujeres influyentes en Andalucía. Después te invito a comer

- Perfecto. Llévate un par de modelos para que tengamos para elegir y así ya sirven para más veces.

Lucre se presentó con una camisa blanca y una rebeca azul.

- Y el otro modelo?

- Pués con y sin rebeca

Lucre en estado puro.

Comenzamos la sesión, nos pasamos media hora en las que ella hacía muecas de toda clase y nos reíamos con las tonterías. Hoy valoro más esos momentos, que afortunadamente fueron muchos.

Por fin, mira a cámara.

Visionamos la serie con la rebeca azul sobre la camisa blanca

-Parezco una niña bien en un retiro espiritual de las Ursulinas.

Más risas.

Finalmente camisa blanca con cuello un poco levantado

- Mira a cámara con fuerza...

- Me dejo las gafas o me las quito?

- Como estés más cómoda Lucre.

- Dímelo tú monín, que para eso eres el fotógrafo

Click

Una mirada azul, limpia e inteligente y una sonrisa abierta de dientes imperfectos. Nunca pude imaginar que esa foto que tanto usó Lucre hoy soporte el titular de “Ha fallecido la periodista Lucrecia Hevia”. La vuelvo a mirar una y otra vez y no puedo dejar de llorar.

Guillermo Albarrán: “Gracias por acogerme desde el principio”

Me enteré de la horrible noticia alrededor de las 10 de la mañana del lunes: “Lucre falleció anoche”.

Desde entonces, esas palabras resuenan en mi cabeza, con una intensidad aún mayor mientras escribo esto. “Tengo que mandarle un mensaje a Lucre”, recuerdo haberle dicho a Javi, mientras salía por última vez de la que ha sido mi casa durante estos meses.

Ahora no hay mensaje que escribir, porque no hay nadie a quien escribírselo. Supongo que quise tener la paciencia que el cáncer no tuvo; esperar a que estuvieras mejor y hablar contigo de más cosas, que no se quedara en un “Gracias por todo y nos vemos pronto”.

Hoy, o gracias a ti o por tu culpa, pongo en duda esa odiosa frase de “los muertos abren los ojos de los vivos”. Pues nos tienes a todos dando palos de ciego, intentando encontrarle el sentido a tu pérdida.

“Gracias por acogerme desde el principio y por llenar de inspiración a tantos. Y gracias por intentar siempre cambiar las cosas, a pesar de todo. Se te echa de menos :)”. Eso es lo que habría escrito en aquel mensaje.

Sonsoles Valenzuela: “Tenerte como directora fue un privilegio”

Cada vez que llegaba a la redacción o al café, me decías: “Qué mona va esta chica siempre”, y entonces empezaban las risas. Aunque ahora me estés llamando moñas —que ya te estoy escuchando, jajaja—, como periodista y amiga, así me querías, y vuelvo a decirte que te quiero, y que ya te echo de menos. Seguiré haciéndolo, ya no por WhatsApp, pero sí al comienzo de cada artículo que, a tu honra, escriba.

Gracias, Lucre, por abrirme las puertas de la que sería mi cuna periodística en eldiario.es Andalucía. Por acercarte cuando yo me alejé por los dolores de la vida, y por impulsarme a volver, mientras a ti la vida también te dolía. En aquel último café reímos y lloramos juntas; hablamos de trabajo y de la misma vida, abrazándonos para, gracias y a pesar de todo, sonreír y seguir adelante; siempre adelante.

Tenerte como directora, y así convertirme en tu aprendiz plumilla, fue un privilegio. Pero aún más lo ha sido conocerte en tu fuerza y en tu vulnerabilidad. Gracias por tu sonrisa infinita, por tus ojos brillantes, y por tu alma siempre al pie, revelando cada historia que, con tu aguda luz, sabías que, desde y por Andalucía, aún estaba por defender y contar.

Mientras te despedía en el peor de los escenarios —porque, aunque intentemos prepararnos, nunca se está realmente preparada para decir adiós—, descubrí que tu segundo nombre, como el mío, es Esperanza. Te prometo que seguiremos con tu legado periodístico, con tu esperanza militante cada día.

Vuela libre y alto, Lucre.

Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

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