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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Urgen garantías democráticas

Control para detectar coronavirus en un aeropuerto.

María Iglesias

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                   En defensa de la libertad, a la que siempre cantó Aute.

El coronavirus nos tiene en jaque. No nos inmunicemos al horror de 700 muertos diarios, el 20% de víctimas del planeta, muertos sin familiares cerca, parientes sin consuelo. Pistas de hielo llenas de féretros. El 14% de infectados son sanitarios por falta de equipos de protección tras años de recortes. Esto y la ausencia de vacunas justifican el confinamiento. Lo aceptamos. Pero la gravísima restricción de nuestra libertad y derechos exige garantías democráticas máximas o la pandemia sanitaria se volverá pandemia dictatorial.

No podemos repetir la frivolidad de creer que el espanto solo le pasa a otros. El sistema represor de China, al amordazar a médicos que alertaron, causó la pandemia, el presidente filipino Duterte ordena disparar a matar a quien incumpla el confinamiento, pero en la Unión Europea ya Estonia, Letonia, Rumania y Bulgaria dejan la Convención de Derechos Humanos para limitar libertades salvo reimplantar la pena de muerte, tortura y esclavitud y el primer ministro húngaro, Víktor Orban, aprueba una ley para hacer el estado de alarma indefinido lo que le autoriza a gobernar por decreto y encarcelar a todo crítico hasta que él quiera. Y en el Partido Popular Europeo, donde está el FIDESZ de Orban solo 13 de los 27 piden su expulsión, con la destacada excepción de la CDU de Merkel y el PP de Casado.

Con la derecha política y mediática española lanzada en plena pandemia a una estrategia de derribo del gobierno que excede la sana crítica democrática para deslegitimar la coalición de socialistas y Unidas-Podemos, uno de los pocos alivios es que la mayoría española en las urnas haya evitado que el confinamiento lo estén gestionando el PP y Vox, socios y admiradores del dictatorial Orban.

Eso no quita inadmisibles ataques a los derechos. Mientras exigimos que den a los sanitarios equipos de protección para salvar vidas, hay que exigir a los poderes del estado, al control judicial, garantías para salvar nuestra democracia

No han sido de recibo las falsas ruedas de prensa donde el jefe de comunicación del Gobierno, Miguel Ángel Oliver, filtraba las preguntas enviadas por WhatsApp y que, al fin ayer, gracias a la presión de los periodistas admitieron preguntas por vídeoconferencia;

No es de recibo que el control parlamentario al gobierno que, con todo derecho, exige el PP se desatienda y la propuesta de Unidas-Podemos para impulsar la actividad parlamentaria telemática se ralentice por trámites que el PSOE no agiliza;

No se puede consentir que la comunidad de Madrid, presidida por Díaz Ayuso (PP), lleve sin ruedas de prensa desde el 13 de marzo pese a encabezar, con Cataluña, las víctimas de la pandemia.

El trifachito andaluz lanza ley ultra en pleno Covid-19

En el colmo del abuso de la buena fe social, la Junta de Andalucía de PP y Ciudadanos con apoyo de Vox, acaba de aprobar en plena crisis del coronavirus un enorme y dañino paquete legislativo, en un Parlamento con solo 18 diputados y en menos de una hora, que nada tiene que ver con lo sanitario y donde, aprovecha que el interés ciudadano y mediático está en otro lado –siguiendo el ejemplo del rey Felipe VI al repudiar a su padre-, para legalizar por decreto, entre otras cosas:

- Aumentos de los horarios comerciales que hundirán al pequeño comercio en la autonomía que ha registrado la mitad de nuevos parados españoles en marzo,

- Construir en litoral hasta ahora protegido y abrir más campos de golf, lo que agravará la crisis medioambiental,

- Y privatizar emisoras de radio municipales para destruir la pluralidad informativa cuando más se necesita.

Si hacer frente y revertir los abusos del poder ha sido siempre difícil para la ciudadanía, ahora mucho más pues, confinados, no podemos manifestarnos. No es casual que la caverna reaccionaria estigmatice la protesta feminista del 8 de marzo y silencie los 40.000 contagios en el partido Atalanta (Italia)-Valencia del 19 de febrero. El fútbol es dinero. El capitalismo salvaje es la causa del petardazo que sabíamos que un día llegaría, que ha llegado y que, si no diagnosticamos, si tratamos con más capitalismo y menos derechos humanos, nos llevará a la implosión final.

¿Extraña que EEUU, Reino Unido y tantos en menor grado hayan sopesado cuántas muertes de abuelos y padres “improductivos” son admisibles para “salvar” al mercado? Recuerda Ramón Lobo, con datos de la OMS, Banco Mundial y Unicef, que cada día mueren 8.500 niños desnutridos y, en 2017, 6,3 millones de menores de 15 años por enfermedades que se pueden prevenir.

Vigilancia digital y encierro forzoso de asintomáticos

Estamos, sí, en un punto de inflexión como decía el presidente Pedro Sánchez en su intervención del sábado 4. Pero para construir un nuevo modelo con inversión pública en sanidad e investigación, para avanzar en derechos, democracia y sostenibilidad como defienden de Serge Halimi, director de Le monde diplomatique en A partir de ahora, al diario liberalista económico Financial Times y el artista chino en el exilio Ai WeiWei quien, en esta imprescindible entrevista, expone que:

“Si visto desde la superficie, China ha logrado controlar rápidamente la pandemia”, de un lado, “su expansión se debe a que al principio se ocultó la verdad” y de otro “ha pagado un precio invisible: (…) Una sociedad bajo un régimen autoritario funciona como un ejército y las personas son animales cautivos. Tras 70 años bajo control han perdido el valor de rebelarse. Si Occidente cree que es beneficioso, se deberá a la estupidez o interés por hacer negocios”. 

Así que cuando el gobierno lanzó ayer el globo sonda de que estudia aislar forzosamente en hoteles y pabellones a ciudadanos contagiados sin síntomas, cuando el presidente Sánchez dejó caer en su última comparecencia que “la salida del confinamiento será con medidas tecnológicas de control” hay que decir que sin garantías legales no.

Llevamos días bajo una fortísima campaña de propaganda sobre lo genial de estar geolocalizados. Las empresas tecnológicas buscan su beneficio. El ultra-capitalismo sobrevivir. Y nosotros, cuando llevemos meses sufriendo el confinamiento, puede que, con tal de salir media hora, hasta imploremos que nos geolocalicen.

Pero debemos resistir al coronavirus y, también, la tentación de la total sumisión. Las decisiones no son buenas o malas según quién las aplica, ni su buen fin, sino en sí. Tenernos a todos monitorizados, asignarnos un DNI vírico como el estigma nazi de la estrella amarilla a los judíos, realizaría sueños de los partidos fascistas antes de llegar a gobernar.

¿Y luego, si gobernaran ellos?   

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