¡No te vayas, 2016!

Para empezar bien el 2017 me he hecho el firme propósito de no plantearme retos para este nuevo ejercicio fiscal como hice en años anteriores, en los que, ahíto de buena voluntad y un puntito de Freixenet, todo hay que decirlo, pensé seriamente en dejar de fumar, volver al gimnasio y retomar el curso de inglés (From lost to the river). La verdad sea dicha, siempre encontré motivos para la esperanza (la virtud teologal, no Aguirre), ya fueran unas elecciones en las que poder echar a Rajoy, la hipotética entrada en prisión de los populares corruptos o, lo que es más importante, un Mundial de fútbol o unos Juegos Olímpicos.

Pero en este 2017, tal y como ha empezado, me temo que se va a cumplir íntegra la Ley de Murphy, que en su artículo primero dice que cualquier situación por mala que sea siempre es susceptible de empeorar, que se completa con un primer corolario que afirma que todo lo que pueda ir mal, seguramente irá mal. No han pasado ni doce días y ya el Gobierno popular (del PP, no del pueblo) nos ha anunciado la subida de la luz un 6%; se nos augura el incremento del combustible un 22,5% a lo largo del año y el aumento de las medicinas a las pensiones más altas (a los demás que se les vaya haciendo el cuerpo, que esto de subir el copago es como el rascar, que todo es empezar).

Nos enteramos además de que el rescate a la banca nos ha costado ya 60.000 millones y que todavía nos queda otro buen pico para dejar satisfechos a los banqueros; que el paro baja, aunque a quien tiene la ‘suerte’ de encontrar trabajo le sale el sueldo a devolver; y que las pensiones han subido un espléndido 0,25% mientras que la cesta de la compra lo ha hecho un 1,5%. Así que entre la pérdida de poder adquisitivo, el trabajo precario mal retribuido, la subida de la luz, el gas, la gasolina y las medicinas, ya me dirán cómo me pago el gimnasio y las clases de inglés. No hay mal que por bien no venga.

Y sin gobernar

Lo malo de este comienzo de año no es que Rajoy nos haya metido la mano en el bolsillo, otra vez, sino que lo ha hecho sin apenas gobernar, fiel a su estilo de dejar que las cosas caigan por su propio peso, ayudadas  por la banca, la Iglesia, los empresarios y los ricos en general. Y que siga así, que si se pone a trajinar en serio tendremos que cerrar por defunción.

Aunque esto de gobernar a lo mejor ni le hace falta, que este año que ahora comienza va a tener la misma oposición que el año pasado, una o ninguna. Por ejemplo el PSOE, que ha decidido entretenerse con sus cosas hasta junio, mes en el que decidirán si hay algún voluntario para ponerse al mando y decirle a Rajoy las verdades del barquero. Estamos esperando ansiosos la ponencia política en la que nos describirán hasta el más mínimo detalle la morfología de su ombligo.

Peor lo tienen en Podemos, que superado lo del ombligo han llegado ya a los pelos y ahí están tirándose de ellos, con el agravante de que en este caso hay abundante mata para agarrar. Eso sí, hay que reconocerles que progresan adecuadamente, ya que han abandonado el sesudo estudio de ‘Juego de Tronos’ para centrarse en ‘Twin Piks’ y me van a perdonar por la grafía, pero es culpa de Rajoy, que me ha impedido seguir con el inglés.

Y ahí están los líderes emergentes y detergentes intentando analizar después de 25 años qué le paso a Laura Palmer, que entre todos la mataron y ella sola se murió. Están todos los jóvenes votantes esperando ansiosos el desenlace. De esta serie y de ‘Barrio Sésamo’. La ventaja de esta nueva meta intelectual del Amado Líder, abrazado a un tronco (no a Errejón, sino a un cacho palo calibre 120), es que por fin le ha permitido llegar al marxismo,  concretamente al del sector Groucho. ¡Más madera!

Visto el panorama para el 2017 (que por lo menos no es bisiesto) les aconsejo que hagan como yo y se pongan en modo avión, como mal menor, aunque tentado estoy de meterme en la cama hasta 2018. Pero para dormir, no crean, que las pastillas azules se van poner imposibles con lo del copago.