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¿Otra vez, Zoido?
Hace una semana, el ministro del Interior se vio forzado a pedir disculpas públicas tras unas polémicas declaraciones en las que responsabilizaba a las ONG que trabajan salvando vidas en el Mediterráneo de “favorecer o potenciar la inmigración irregular”. Seguramente hubo quien creyó las explicaciones de Zoido, que en una carta atribuyó a un desafortunado malentendido la indignación que desataron sus palabras. Ahora, su comparecencia en el Congreso para hablar del trágico naufragio en el mar de Alborán, con 49 muertos, nos enfrenta a otra prueba de fe sobre la más que dudosa sensibilidad de nuestro Gobierno con los inmigrantes.
“No es nuestra responsabilidad que estas personas decidan huir de su país. Tampoco es nuestra responsabilidad directa que lo hagan en condiciones precarias”, ha dicho Zoido, que desgranó las cifras de pateras llegadas a nuestras costas como quien se refiere a un fenómeno meteorológico imprevisto, ante el que poco más se puede hacer que abrir el paraguas y esperar a que escampe. Una cifra sí se le escapó en su intervención: la de los 6.000 desaparecidos en las últimas dos décadas, devorados por las aguas del Estrecho.
Claro que no. No es su responsabilidad haber convertido la petición de asilo en una esperanza imposible para tantos extranjeros que huyen de la violencia sexual, la opresión, la miseria más absoluta. No es su responsabilidad que de los 17.000 refugiados sirios que España se comprometió a acoger apenas hayan llegado poco más de 1.400. No es su responsabilidad el hachazo que durante años ha sufrido el presupuesto para Cooperación Internacional. ¿A quién se le puede ocurrir que esa insolidaridad, esa política de ojos cerrados, es entre otras cosas lo que empuja al mar a quienes piensan que no hay otra opción para entrar que jugarse la vida?
No lo piense más. Crea usted al ministro. No son responsabilidad del Gobierno las devoluciones en caliente en Ceuta y Melilla, las despedazadoras concertinas, las balas de goma disparadas a las 15 personas que murieron intentando cruzar a nado la frontera en busca de hacia un nuevo futuro. No es responsabilidad del Gobierno detener el barco fletado por una organización racista para interceptar pateras en el Mediterráneo, como ha denunciado ante la Fiscalía y el Ministerio la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado. ¿Y desde cuándo es nuestra responsabilidad haber construido esas cárceles inhumanas e inmundas que son los centros de internamiento, que Zoido no sólo defiende sino que promete seguir expandiendo?
No nos pongamos exagerados. No es responsabilidad del Gobierno haber aprobado un decreto que negaba la cobertura sanitaria a los inmigrantes sin permiso de residencia, salvo urgencias y contadas excepciones. Ni tiene sentido pedir responsabilidad tampoco al alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, o al que fue regidor de Vitoria, Javier Maroto, hoy figura en alza en el PP, por criminalizar a los extranjeros, por acusarlos de aprovecharse de las ayudas públicas, por alentar en definitiva el racismo.
No, no. Haga caso a Zoido. Las responsables, las verdaderas responsables, las únicas responsables, son las mafias. Y ahora, como el ministro, duérmase tranquilo.