Primeras paradas en cinco fábricas de Andalucía por la crisis de la energía

El triángulo conformado por el polo industrial de Huelva, el Campo de Gibraltar y Alcalá de Guadaíra (en Sevilla) concentra en Andalucía el mayor número de las empresas llamadas electrointensivas (por su elevado consumo de energía) y está, por tanto, sufriendo los primeros parones en la producción desde que comenzó a dispararse el precio de los combustibles, situación agravada por la guerra entre Rusia y Ucrania.

En las últimas horas se ha sumado a eso el frenazo en la producción de otras fábricas, por el desabastecimiento de materias primas que han empezado a sufrir por el paro patronal en el transporte de mercancías por carretera, motivado a su vez por el precio de los carburantes. Una tormenta perfecta contra la recuperación que empezaba a experimentarse tras la crisis de la pandemia.

Precios de la energía “inasumibles”

La primera en darle al botón de apagar fue la planta de Acerinox, en Los Barrios (Cádiz), que volvía a encender sus hornos después de 48 horas off por el elevado precio de la electricidad, que le llevó a tomar esta medida solo en este centro de producción, de todos los que tiene en el mundo. Durante su reciente participación en el Foro Gaesco en Sevilla, el presidente de Acerinox, Rafael Miranda, ya advirtió de “los inasumibles actuales precios de la energía para que Europa en general, y España en concreto, sigan siendo competitivas”.

La dirección, de hecho, acordaba este jueves con el comité de empresa un ERTE (expediente de regulación temporal empleo) similar al de 2020 por la pandemia, de forma que se sucederán situaciones de suspensión de empleo y de reducción de jornada. El plan tendrá una vigencia de un año, con el consiguiente coste para la plantilla.

Desde la Asociación de Grandes Industrias del Campo de Gibraltar (Agicg), compuesta por esta y otras 14 grandes instalaciones, exponen que si la escalada en los precios de la energía no cambia, o no se toman medidas correctoras, estarán abocadas a paradas, ERTE y deslocalizaciones. El presidente de honor de Agicg, Antonio Moreno Zorrilla, explica a este medio: “Llevamos tiempo apuntando lo necesaria que es para nuestras empresas una energía suficiente y a precio competitivo. Durante años se ha venido avisando desde el sector sobre el elevado coste de la energía, que ha sido nuestro punto de partida para afrontar este contexto desfavorable”.

En la misma línea, apunta: “Esta crisis energética, generada de forma fundamental por la evolución del precio del gas y los derechos de emisión, tiene un impacto directo en la actividad de nuestras asociadas, que demuestra siempre su capacidad de resiliencia adaptándonos a las necesidades y demandas de unos mercados tan cambiantes, como hemos visto recientemente desde el inicio de la pandemia”.

Cementos Portland Valderrivas, por su parte, ha sido la segunda en reaccionar. Ha optado por apagar los hornos en seis de sus siete principales centros de producción, entre ellos el de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla. Desde el sindicato CCOO han explicado que la dirección les dijo que seguirían con esta medida “hasta que el precio de la electricidad vuelva a bajar de los 200 euros el megavatio hora”, por lo que esperan que se mantenga el ritmo descendente que ha empezado en las últimas horas.

Solo en Alcalá de Guadaíra, donde se ubica, tienen sede tres compañías que integran la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE): Air Liquide, Carburos Metálicos y Siderúrgica Sevillana. De momento, ninguna ha optado por parar la producción.

Electricidad... y gas

No es solo la electricidad. También el gas. La tercera multinacional que ha dado un paso en este sentido en Andalucía ha sido Fertiberia en su planta de Palos de la Frontera, en Huelva. En concreto, ha parado la línea de producción de urea. Se trata, informan desde la empresa, de una medida “temporal”. En concreto, durante dos semanas. No afecta a la fabricación de amoniaco, que es “la principal” de la fábrica.

Tampoco es la primera vez que Fertiberia paraliza parcialmente alguna línea de producción por una subida del gas. Lo hizo hace menos de seis meses, cuando paró durante 60 días, también la fabricación de urea. Ese tiempo lo aprovechó para hacer trabajos de mantenimiento y ejecutar inversiones que había programado.

Sin salir de Huelva, la directora general Económico Financiera de Atlantic Copper, Macarena Gutiérrez, dice que la empresa, pese a que está sufriendo el incremento del precio de la energía, “seguirá produciendo”, y muestra su alivio por otra cuestión: las materias primas afectadas por la guerra en el corazón de Europa. Ellos esquivan este segundo problema porque importan sobre todo desde América.

Tanto Fertiberia como Atlantic Cooper integran la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva (Aiqbe), con 19 empresas que suman 20 plantas. El gerente de esta organización, Rafael Romero, no oculta la preocupación del sector, y teme “reducciones y paradas de líneas de producción” entre los asociados, motores para este polo industrial. El mismo temor muestran desde la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) a la que pertenece Manufacturas del Acero, en Dos Hermanas, y Siderúrgica Sevillana. Desde Almería, Deretil, la otra de las grandes de Andalucía integrada en la AEGE, tampoco ha echado el freno.

También empiezan a notarse sobre la industria los efectos de las protestas de los camioneros. Cunext Cooper se convertía esta semana en la primera empresa de Córdoba en apagar los motores “debido al desabastecimiento de materias primas”. En concreto, ha parado “la fundición de cobre y la línea de fabricación de alambrón”, según el comunicado emitido este pasado viernes por la compañía que tiene en Córdoba la principal fábrica de cobre de todo el país con unos 350 trabajadores.

Lo anunciaba horas después de que lo hiciera Azucarera en Jerez de la Frontera, dedicada a refinar azúcar de caña y que es la única planta del sector que opera todo el año en España. En su caso, también debido a la falta de materia prima, que la había llevado en los últimos días a refinar la cuarta parte de lo habitual en unas instalaciones en las que trabajan más de 200 personas. Desde la compañía resaltan el “elevado coste” que supone parar la producción en instalaciones de este tipo, un relato en el que coincide con el resto, incapaces de valorar todavía las consecuencias de esta situación para una industria, la andaluza, que lleva años resistiendo a duras penas.