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Viajes
El reto de huir de un castillo: una Navidad diferente en el corazón de Jaén

La ambientación de la fortaleza de Alcaudete es un lujo para los sentidos

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Si hay una época de la historia de la humanidad en la que todos reparamos para hablar de leyendas y misterios, esa es sin duda la Edad Media. Los relatos que nos llegan de aquel tiempo nos evocan lugares y escenarios que nos cautivan de una forma difícil de explicar. Por eso, cuando se acercan fechas tan señaladas como la Navidad, se convierten en una oportunidad excepcional para adentrarse en ellos y hacer turismo cultural en familia. Jaén es el destino ideal, especialmente para los más pequeños de la casa, porque en su provincia hay más castillos que en Castilla.

El castillo de Alcaudete, al sur de la provincia jiennense, es uno de los mejores ejemplos en los que la Edad Media, la diversión y el aprendizaje se dan la mano. Aprovechando las fiestas navideñas, desde la oficina que gestiona la fortaleza, liderada por José Aranda, han diseñado una serie de actividades que acercan al visitante a una época de nuestra historia excepcionalmente recreada. Con sus 5.000 metros cuadrados y 11 habitaciones completamente amuebladas, el castillo cuenta además con animales, caballeros o monjes hiperrealistas que recrean una atmósfera cautivadora.

Tierra de Castillos

No en vano, no es de extrañar que Jaén albergue un edificio de estas características, pues se trata de la zona del mundo que cuenta con más castillos, solo superada por Siria. Al haber sido durante mucho tiempo una región fronteriza con el reino musulmán de Granada, especialmente durante el final de la Edad Media, estas fortificaciones proliferaron por toda su geografía como método de defensa y avistamiento de enemigos. Un trozo del pasado que ha llegado hasta nuestros días y que es posible incluso disfrutar a través de una actividad tan contemporánea como un escape room.

Un escape room no es más que un juego que consiste en vivir en primera persona una aventura en la que los protagonistas han de sortear obstáculos y resolver enigmas para lograr un objetivo. En el caso del Castillo de Alcaudete esta Navidad presenta dos modalidades. La primera consiste en que los visitantes tienen que entrar al edificio e infiltrarse en una misteriosa secta que está haciendo desaparecer al vecindario y de la que hay que escapar. Mediante pruebas, los participantes deben tratar de huir del castillo, no sin antes hacerse con la lista en la que aparecen los miembros de la secta. Un juego en el que pueden participar todo tipo de personas, siempre y cuando sean amantes de la aventura.

El otro escape room que convive esta Navidad con el anterior es el que registró un gran éxito de visitantes el año pasado. Según José Aranda, gerente de la oficina que gestiona la vida cultural del castillo, “en 2021 participaron entre 200 y 300 personas”. La historia de este juego es aún más profunda porque consiste en recuperar la conocida como Lanza del Destino, que es el arma con la que presuntamente atravesaron a Jesucristo en la cruz y con la que llegó a pelear Napoleón Bonaparte. Además, la leyenda asegura que quien la porte será quien tenga el control del mundo. La lanza original está en la Catedral de Viena, pero en este escape room es posible hacerse con una réplica si se es capaz de superar todas las pruebas.

Visitas para toda la familia

Pero la Navidad es una época para toda la familia y aquellos que no quieran participar en uno de estos juegos pueden disfrutar del Castillo de Alcaudete de otra forma. Abierta de lunes a viernes y restaurada en 2007, esta fortaleza tiene visitas guiadas los fines de semana que seguro que consiguen atrapar a los más pequeños de la casa. “Hemos planteado una visita en la que los niños puedan ver el castillo desde su punto de vista. Por ejemplo, a los más pequeños se les cuenta la historia de que una bruja ha echado un maleficio a las estatuas que tenemos y por eso no se mueven”. La idea es que padres e hijos puedan disfrutar de una experiencia coral y adaptada a sus gustos. Algo que es fruto del cariño del equipo cultural que lo gestiona cada día y que desde 2017 hace esfuerzos denodados por convertir al castillo en uno de los más atractivos y mejor conservados de España.

Aunque si se trata de hablar de este tipo de edificaciones, hacerlo en Jaén es hacerlo hablando de la ruta que permite visitarlos todos. La conocida como “ruta de los castillos” se constituye también como una fenomenal opción para adentrarse en la historia medieval de la provincia. Esta ruta permite conocer fortificaciones que han sido esenciales en acontecimientos históricos recientes de nuestro país, como la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 o la de Bailén contra el Imperio Francés en 1808. Así, lo ideal es hacer el recorrido de norte a sur, siguiendo los senderos que marcan los olivares.

Por ello, para hacer una ruta en familia, es obligatorio empezar por el Museo de la Batalla de las Navas de Tolosa en Santa Elena que permite conocer de primera mano la historia con la que empezó el declive musulmán en la península Ibérica. Un lugar de visita obligatoria para que los más pequeños de la casa puedan aprender del pasado mientras se divierten y se llenan de ganas para seguir la ruta. Una ruta que ha de continuar por el Castillo de Vilches, de la localidad homónima, en el que es posible apreciar desde su cima un entorno natural que cuenta por sí solo la privilegiada posición estratégica con la que contaba para sus labores defensivas.

Viajando al pasado

Pero si se trata de dejar volar la imaginación y de viajar al pasado conociendo lo que el tiempo nos ha legado, el Castillo de Burgalimar de Baños de la Encina es un testigo excepcional de la historia. Está considerado como una de las grandes joyas arquitectónicas musulmanas de España y su origen data del siglo X. Como dato curioso, el edificio está levantado principalmente con adobe, barro y paja secada al sol. Si se acude en familia, la visita dura algo más de 45 minutos y constituye la excusa perfecta para disfrutar de la cultura y la historia antes de deleitarse con la gastronomía de la zona.

Para los más exigentes, la ruta de los castillos de Jaén depara muchos más destinos. Uno que guarda una leyenda de amor imposible entre sus muros como es el castillo de El Trovador Macías, en Arjonilla, y otro como el de Lopera que explica por el paso del tiempo cómo una fortificación ha podido tener toda clase de usos: desde residencia a bodega. Y es que, si se trata de guiños de la historia, uno de los mejores ejemplos de este singular recorrido es el que nos regala la Torre de Boabdil de Porcuna. Como su propio nombre indica, este edificio albergó al último rey musulmán de Granada y por ende de la península Ibérica. Allí fue capturado y retenido tras la batalla de Lucena en lo que sería el principio del fin del dominio árabe de la península.

Es imposible hablar de castillos de Jaén y de un recorrido ideal para la familia y no hacerlo del de Santa Catalina. Ubicado en la capital de la provincia, poca gente sabe que en realidad no es una fortificación, sino que son tres. Tres castillos entrelazados entre sí y que tuvieron mucha importancia en la guerra contra los franceses por la independencia. Como la tuvo para el aceite el castillo de Torredonjimeno. Con más de ocho siglos de historia, este edificio militar ha llegado a ser incluso la base de operaciones de una cooperativa de aceite de oliva e incluso la vivienda habitual de la nobleza en la Edad Moderna. Además, los visitantes pueden encontrar en su interior el segundo tesoro visigodo más grande de Europa.

Por último, aunque no acaba con él el recorrido ya que Jaén cuenta con muchas más opciones medievales que llaman la atención de cualquiera -Úbeda y Baeza como Patrimonio de la Humanidad son el mejor ejemplo-, la fortaleza de la Mota en Alcalá la Real merece una visita obligatoria. Su origen puede datarse en la antigua Roma porque la base de la fortificación es de aquella época. No obstante, con el paso de los siglos fue adquiriendo las señas de identidad arquitectónicas de cada cultura que pasó por la península Ibérica. Hasta llegar a nuestros días una fortaleza que mira imponente desde lo alto de un cerro. Un lugar tan cautivador para los sentidos como toda la provincia de Jaén. Un paraíso interior ideal para visitar en familia.

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