El alcalde de Sevilla, el Sr. Espadas, ha desplegado su artillería mediática exigiendo a Participa Sevilla una “abstención crítica” en los presupuestos municipales en pos del “interés general”: “Que me censuren a mí, pero que no bloqueen la ciudad”, ha declarado. Mueve ficha e intenta influir así en la decisión colectiva que en estos días están tomando las personas inscritas en Participa. Y lo puede hacer porque a diferencia de otros grupos políticos la decisión final de voto de la formación verde morada no la tomarán los tres capitulares en una mesa camilla sino que será decidida limpia y democráticamente por sus bases. Las mismas que auparon al Sr. Espadas a la Alcaldía refrendando el acuerdo de investidura hace dos años y medio, no olvidemos. Es oportuno, por tanto, que personas de diferentes enfoques
también opinemos sobre todo esto.
Entrando en materia, ¿de verdad, un rechazo de Participa a los presupuestos de Espadas bloquea la ciudad? Si miramos la ejecución presupuestaria de los ejercicios anteriores veremos que el bloqueo de Sevilla se encuentra más en la incompetencia del propio equipo de Gobierno. Así, la liquidación definitiva del Presupuesto de Gastos de 2016 ha puesto de manifiesto que dejaron de gastarse 120 millones de euros. Una cantidad nada despreciable para una ciudad con enormes carencias y profundas desigualdades territoriales y sociales. En 2017, la tónica continúa cuando se hizo patente la denuncia de que el Gobierno municipal dejó de gastar 55 millones de euros.
Cualquier encuesta o sondeo, y el propio barómetro recientemente publicado lo confirma, demuestra que para la ciudadanía el mandato ya amortizado del Sr. Espadas ha pasado sin pena ni gloria. Para la inmensa mayoría, Sevilla no ha cambiado, más allá de tener un día más de feria.
El Sr. Espadas tuvo la oportunidad, gracias al apoyo de investidura que recibió, de cambiar las cosas, de gobernar para los barrios más humildes, para la mayoría social golpeada por el paro crónico. Pudo, pero no quiso. Desde el inicio del mandato se comportó con la arrogancia de una mayoría absoluta inexistente, mirando
permanentemente a su derecha y dejando claro su compromiso con las élites.
El alcalde pide que no se bloquee la ciudad y mucha gente se pregunta: pero, ¿a qué ciudad se refiere? ¿Acaso se ha revertido la situación en Pajaritos-Amate, Polígono Sur, Torreblanca, Cerro, Villegas, Su Eminencia y San Pablo? Hasta siete de los 15 barrios más pobres de España se encuentran en Sevilla, según datos oficiales. ¿Qué ha hecho el Sr. Espadas por la gente que tiene que guardar cola a las cinco de la madrugada para ser atendida por los servicios sociales?
El Sr. Espadas ha podido pero no ha querido avanzar en muchas materias que estaban acordadas en la investidura y en las mociones aprobadas en el pleno. En participación ciudadana su posición como se ha denunciado en múltiples ocasiones ha sido de verdadera tomadura de pelo. No ha querido que las decisiones que afectan a los barrios salgan de Plaza Nueva. En empleo público, no hay pleno donde no haya una protesta de la plantilla municipal. No ha rescatado ni un sólo servicio público externalizado. Es más, hay serias amenazas sobre el Zoosanitario. Y aún estamos esperando la auditoría pública de las grandes obras y los sobrecostes de los megaproyectos de los anteriores mandatos. Ni siquiera ha comenzado la tarea. ¿Y la reglamentación de los autobuses turísticos que dotarían de un millón de euros a la ciudad para cuando, Sr. Espadas? ¿Dónde los avances en movilidad y sostenibilidad
medioambiental?
Ahora le ha entrado la prisa. Quiere hacer en su último año de mandato lo que no ha hecho en los tres anteriores. ¿Y a dónde miró, en primer lugar, el Sr. Espadas? A Ciudadanos y al PP. Quería sacar adelante las cuentas municipales con un gran acuerdo de 26 concejales, los 12 del PP, los tres de Ciudadanos y los 11 propios. Así demostraría a poco más de un año de las elecciones su moderación y altura política. El Sr. Espadas no ha hecho un presupuesto pensando en la ciudad y sus necesidades. Lo ha hecho pensando en las elecciones de 2019 y en su candidatura.
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