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Granada escenifica una manifestación simbólica contra todos sus males

granada no se vende

Álvaro López

Granada ha protagonizado este sábado 19 de mayo una movilización simbólica contra seis grandes ejes en los que la ciudad y el área metropolitana tienen en el debe una carga desde hace tiempo. A través de una marcha que ha recorrido toda la capital desafiando a la lluvia y que ha acabado en el Ayuntamiento de Granada, los participantes han querido escenificar el descontento que tienen con los principales problemas que se padecen. Empezando por la sanidad, pasando por la educación y acabando por el AVE o el feminismo.

Convocada por 'Ajuntamientos Granada', una suerte de asociación de asociaciones que se define a sí misma como “municipalista desde los movimientos”. No en vano, su vocación localista ha quedado clara al reivindicar con esta manifestación que “Granada no está en venta”. A través de seis columnas en la que han participado diferentes movimientos sociales que han partido desde puntos clave de la capital granadina, han tratado de dejar claro ese sentimiento.

Todo ello bajo la premisa de que desde el comienzo de la crisis en 2008, Granada ha ido perdiendo su autonomía local y ha visto mermadas sus cuentas municipales. Lo que ha perjudicado al territorio en diferentes ámbitos en los que la corrupción y la ineficacia de los gobernantes han jugado un papel clave según apuntan desde 'Ajuntamientos Granada'.

Seis columnas, una reivindicación

Por eso, desde las seis de la tarde en adelante se han ido produciendo las salidas de las diferentes columnas que han participado en esta manifestación y que tenían como punto final a las siete y media la Plaza del Carmen en la que está el Ayuntamiento de Granada. Allí se han congregado alrededor de mil personas según fuentes policiales.

Si la sanidad pública y sus manifestaciones masivas contra el modelo de fusión hospitalaria fueron quienes encendieron la mecha de las movilizaciones sociales en Granada, esta vez no ha sido diferente. Una columna defendiendo la mejora de la situación del sistema sanitario que pase por aumentar el número de empleados públicos, la reducción de las listas de espera y la mejora en los servicios de atención a los usuarios, ha partido desde el Zaidín para ser el estandarte de la manifestación.

No obstante, la de la sanidad no es la única lucha que partirá desde este barrio. Junto a la marea blanca estaban movimientos sociales por una educación pública mejor y quienes recuerdan la necesidad de una ley de dependencia más justa que no olvide a las personas que están en una situación de desamparo que necesitan del apoyo de la sociedad y de agentes sociales que les puedan ayudar a llevar una vida digna.

Los defensores de que la ciudad vuelva a estar conectada por tren, que el AVE llegue ya y que lo haga soterrado han participado también de manera activa en esta movilización social. Razones hay. Por la Estación de Andaluces de la capital hace tres años que no circulan más que los ferrocarriles que viajan hasta Almería. Ir por este medio al resto de España supone una quimera que aún no tiene fecha de solución.

Siguiendo la estela del 8 de marzo, otra columna, en este caso feminista, ha iniciado su ruta desde el Puente Verde a pocos metros del Paseo del Salón. Con la convicción de luchar desde el feminismo por la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos sociales y políticos. “No somos el margen, somos el núcleo” defienden.

Desde la zona norte han partido quienes defienden el derecho al empleo, la dignidad y alimento para aquellas personas en riesgo de exclusión social. No en vano, la zona norte de Granada es una de las más deprimidas de la capital y donde la tasa de desempleo y falta de escolarización alcanzan cotas sensiblemente superiores no solo a las del resto de la capital sino a las de la provincia.

El Paseo de los Tristes ha sido el punto de partida para otra de las simbólicas columnas. La que pide recuperar el modelo de turismo hacia uno más racional en el que el turismo de masas no acabe con el modelo de vida común y tradicional que han tenido barrios históricos como el Albaicín y el Realejo. No en vano, según defienden, la gentrificación está siendo un hecho en estas zonas. Algo que pone en peligro a su juicio el modelo de ciudad que ha hecho famoso a Granada en todo el planeta.

Con todo, la manifestación ha reunido a seis columnas entre las que ha estado una que lleva décadas de reivindicaciones: la que pide que la Vega de Granada, las sierras y sus culturas dejen de ser considerados como un recurso y que sea visto como un ejemplo de patrimonio a mantener de cara a las próximas generaciones.

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