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Cultura de la violación en Juego de Tronos: vía libre al micromachismo

Sansa Stark en la sexta temporada de 'Juego de Tronos'.

Juan Miguel Baquero

La ficción (también) está llena de micromachismos. Incluso en series que rompen estereotipos y presentan “mujeres muy potentes” es fácil caer en la trampa patriarcal. Someter, erotizar, amor romántico… paisajes añejos que tienen un ejemplo sintomático, y llamativo, en una serie “para nada machista” como es Juego de Tronos.

“Como luego están enamorados, nadie se acuerda que fueron violadores”. Es la clave, cuenta Delicia Aguado Peláez, doctora por el Departamento de Comunicación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) a eldiario.es/andalucia. “Que no nos damos cuenta”, que la violencia sobre la mujer aparece disfrazada de “falso consentimiento”. Como un ejemplo sintomático que hasta ocupan escenas en series que rompen los más clásicos estereotipos femeninos.

“No diría que es una serie machista, para nada”, precisa Aguado. Apuesta “mucho” por las mujeres pero cae “con facilidad” en errores que cimentan el desarrollo de algunos personajes. De ahí el paradigma, según ha explicado durante las I Jornadas de Comunicación y Género 'Micromachismos y Comunicación. Nuevas formas de desigualdad de género', desarrolladas en Sevilla, con una ponencia titulada 'Micromachismos en la ficción: las violaciones en Juego de Tronos'.

¿Violaciones eróticas y románticas?

Da, mucho, y resta algo. Delicia Aguado parte de una observación: “Juego de Tronos, para ser una serie medieval, tiene muchas mujeres”. Y son, además, “personajes muy fuertes, muy complejos… mujeres muy potentes”. Es un “esfuerzo” narrativo que ocupa diferentes papeles que van “de prostituta, amante o princesa a guerrera, lideresa”.

“Y justamente”, subraya, “llama la atención que cuando está tan centrado en un mundo de mujeres se haga hincapié en unas violaciones que, aunque en el libro hay muchísimas, más de 200, son indirectas y nunca recaen en protagonistas”. George R.R. Martin construye estas acciones, en mitad de una “fantasía medieval”, de manera “pasiva” sin narrarlas en primera persona. No es igual en televisión, dice la experta de la UPV.

“En la serie estas violaciones no me parecen justificadas, para empezar porque en la novela no se narran así”, reitera. El patriarcado, bajo el mito del “amor romántico”, tiene esa guerra ganada (por ahora) y hace invisible “la dureza de la violación”.

Y lo explica: “la de Cersei Lannister para mí es la más dura… entiendo que se pongan incluso como un arma de guerra, pero la forma de narrarla es casi… las dos primeras, la de Sansa Stark ya va a ser más dura, pero la de Cersei y la de Daenerys Targaryen es casi erótica y con cierto romanticismo”. Situaciones dramáticas “que se disfrazan mucho de falso consentimiento, que es muy duro y forma parte de la cultura de la violación que parece que estamos aprendiendo a verla y está presente en todos los ámbitos”.

Escenas duras que caen en el saco roto de la serie. “En toda la trama no se va a hacer nunca más referencia a lo ocurrido” y esto, mantiene, “viene a decir que si al final se enamora o son pareja no pasa nada”. Pese al “detalle”, Juego de Tronos representa el “gran avance en este tipo de ficciones tradicionalmente consideradas para un público masculino”. Con otros ejemplos que Delicia Aguado señala, desde la evolución de The Walking Dead a series con marcado acento “feminista” como Orange is the New Black, Transparent o American Horror Story.

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