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Una tortilla en Nocturama con Niños Mutantes

El grupo come algo antes del concierto en Nocturama

Luis Mesa

Que un pabellón con casi noventa años de historia sirva de backstage a un ciclo de conciertos es algo cuanto menos extraño, pero esta es una de las magias que esconde Nocturama, el ciclo musical que cada verano acampa en los jardines del Casino de la Exposición de Sevilla. En esta ocasión, dentro del Casino, espera una banda que de backstages sabe bastante después de más de veinte años de carrera. Son Niños Mutantes, los que se acercan a la ciudad hispalense desde Granada para presentar “Diez”, su décimo trabajo con el que quieren volver a ser un poco “oscuros”.

Una tortilla enorme y algunos vasos de salmorejo reciben a la banda en una de las salas del Casino, junto a un buen tirador de cerveza. Juan Alberto Martínez, vocalista del grupo, destaca que “comer siempre es importante, siempre, pero con moderación”, al mismo tiempo que comenta que en los primeros años del grupo “siempre vomitaba antes de empezar”, mezcla de los nervios y de no querer tener ningún tipo de necesidad encima de las tablas. 

El grupo picotea a una media hora del evento, pero sin querer acabar hinchados para rendir ante un público siempre exigente. La banda reconoce que la capital hispalense siempre les ha tratado genial, “aunque en nuestros inicios parecía más complicado”, cuando les tocaba tocar en el Fun Club y otras pequeñas salas en los noventa. Ahora ya es la tercera vez que se acercan a Nocturama, un ciclo que adoran “por sus precios populares y por el ambiente al aire libre”, aunque sí echan de menos algún rato para poder echar unas tapas al acabar. De momento, “el catering no está mal”, indica Nani Castañeda, batería de la banda.

Siempre desde fuera se piensa que las bandas consagradas tienen grandes ritos y manías para realizar antes de los conciertos, aunque Niños Mutantes no se reconocen nada supersticiosos. Juan Alberto Martínez sí habla de un rito que se repite fecha tras fecha llamado Plátano Baloo. Sincerándose, lo reconoce como “una danza ritual para hacer un poco el payaso y relajarse”, el que siempre tiene que acabar en un abrazo colectivo antes de saltar al escenario. Al preguntarles por rezos o manías para entrar en escena, Miguel Haro, bajo de la banda, afirma “que ni uno ni otro”, aunque algo sí tienen preparado a minutos de los conciertos.

La tortilla se va acabando, y la pregunta de si esto es lo único para cenar ya sobrevuela en la mesa con el inicio del concierto cada vez más cerca. Al preguntarles por la comida que les ponen en las previas a los eventos, Haro reconoce que lo más raro fue “una hamburguesa de Tofu en Badajoz”, a lo que añade Martínez una carne en salsa del Lagarto Rock de 1996 que era completamente incomestible. Hoy no podían quejarse.

“Todo lo que sale es indie”

En una época actual, donde el indie gana peso en la escena nacional, el grupo nazarí saca su décimo trabajo, siempre bajo la misma línea del pop alternativo. Andrés López, guitarra del grupo, comenta que “el indie es ya el mainstream actual”, parafraseando una frase que reconoce que no es suya pero que siempre queda genial. Recalca que “todo lo que sale en español podría ser ya indie”, quizá el Despacito no, pero casi todo podría pasar por una etiqueta “que ya no sabemos definir”. 

Respecto a la banda, este verano vuelven a la carretera con una exigente gira, y ofrecen un disco que parece querer volver a sus orígenes. Martínez resalta que “sonamos mejor que nunca, y nuestro único objetivo es seguir haciendo canciones”. En contra de otras bandas que se quejan del trasiego y la furgoneta, ellos quieren cogerla con muchas ganas, y mostrar el nuevo LP por toda la península. Bromeando con el recinto, el vocalista destaca que “en 1929 ya estábamos aquí, y queremos seguir tocando nuestras canciones”.

Así, la entrevista toca a su fin y la tortilla parece ya liquidada. El jardín del Casino comienza a llenarse, y se prevé un lleno para uno de los últimos conciertos de la temporada por Nocturama. Nada más salir del recinto, un par de fuentes con alitas de pollo entran por la puerta del pabellón. Quizá la previa del backstage haya acabado demasiado pronto. Las siguientes citas con el público serán en Elda (1 de julio) y Córdoba (2 de julio).

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