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José Paúl y Angulo, pionero del andalucismo: cómo un señorito a caballo se convirtió en un rebelde con causa

José Paúl y Angulo

Alejandro Luque

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Tras publicar su revelador Lo andaluz. Historia de un hecho diferencial, un ensayo que dinamitaba los tópicos en torno al sur español, Carlos Arenas (Sevilla, 1949), historiador de la economía, ha puesto el foco sobre una figura que encarna en cierto modo la Andalucía que pudo ser y no fue. En los orígenes del conflicto andaluz. Biografía de José Paúl y Angulo (El Paseo) rescata del olvido la figura de “un señorito jerezano de familia aristocrática, un terrateniente vinatero y bodeguero que, por las vicisitudes de Andalucía, se convierte en un rebelde con causa”.

Cómo se produce ese viaje ideológico es la pregunta que trata de responder Arenas buceando en una época convulsa. José Paúl y Angulo (Jerez de la Frontera, 1842-París, 1892) fue, sobre todo, “conocido por su rebeldía”, afirma el estudioso. “Se adhiere al republicanismo federal, llega a ser parlamentario, redactor y propietario de periódicos, ensayista… Tuvo participación en el movimiento secesionista que echó de España a Isabel II. Pero si pasó a la Historia por algo fue por ser acusado de la muerte del general Prim. Todas las papeletas le señalaban como asesino, por ser director del periódico El Combate, que criticaba sin tregua a Prim”.

Para contar esta fascinante peripecia vital, Arenas ha escogido una fórmula cercana a la novela, aunque todos los datos que se desgranan han sido escrupulosamente contrastados. Pero independientemente del tono elegido, lo que el autor resalta es la consecuencia final: “Andalucía perdió su camino en septiembre de 1873, con la rebelión cantonal. El final de estos sucesos fue el inicio del país subdesarrollado y dependiente que es hoy. A partir de la restauración monárquica de 1875, Andalucía se convierte en una colonia interior del colonialismo español”, apunta el historiador.

Crisis sobre las viñas

Pero, ¿cómo se produce la conversión de terrateniente a activista político? Para Arenas, una clave reside “en la crisis del comercio gaditano y del librecambismo. La ruptura de las colonias deja a Cádiz sin su principal sostén económico, y a eso se suma la tendencia al proteccionismo de la política económica del Estado; un nacionalismo económico, que beneficiará al triángulo País Vasco-Madrid-Cataluña, en detrimento de una opción basada en la libertad, el igualitarismo y el librecambismo”.

En la Andalucía del siglo XIX, y más durante el sexenio revolucionario, existen una burguesía y unas clases artesanales que son lo más progresivo e intelectualmente potable en la España de aquel siglo, que ofrece alternativas al centralismo, el sufragio censitario, el creacionismo, la Iglesia católica, la esclavitud en las colonias, etcétera“, añade el ensayista.

También habría que atender en la biografía de Paúl el contexto de crisis que se abatió sobre la vinatería jerezana. “Es determinante el hecho de que Jerez se convierta en un espacio de exportadores ligado a lo británico y pierda el carácter de distrito industrial vinatero, que aglutina intereses diversos dentro del sector. Por razones largas de contar, de esos intereses solo queda la crema de la oligarquía exportadora, que se queda con las viñas, el negocio exportador y el gobierno local”.

Chivo expiatorio

“Se establece entonces una lucha de clases entre la burguesía jerezana, y de ahí viene el radicalismo de Paúl frente al conservadurismo de los Domecq , González Byass y demás. Una oligarquía que apoya sin fisuras la Restauración, y va en contra de la opción federalista española”, señala Arenas.

Cuando se le pregunta por qué Paúl y Angulo no es más conocido hoy entre la ciudadanía común, Arenas pone la atención en el hecho llamativo de que un personaje como Fermín Salvochea, camarada de Paúl, haya tenido en el imaginario popular mayor reconocimiento que el jerezano, teniendo este mayor protagonismo en político, intelectual y revolucionario. La razón del olvido ha sido haber sido relacionado con la muerte de Prim. Me parece injusto, porque Paúl deber el icono de otra forma de entender el andalucismo: un andalucismo cabal, sin la invenciones metafísicas sobre el ser andaluz. Como federalista, Paúl entendía que su proyecto político y social dependía del apoyo de las clases populares, del artesanado y del campesinado.

Y la gran incógnita: ¿Fue realmente el asesino de Prim? “Es un hecho oscuro porque no se quiso hurgar en los verdaderos asesinos”, asevera Arenas. “El de Prim es un crimen de Estado, de la más alta jerarquía del país en ese momento, pero culparon encima a Paúl y Angulo, como chivo expiatorio.

La raíz del problema

Precisamente esa zona de penumbra que parece apoderarse de su figura ha planteado a Arenas no pocos desafíos. “Hay documentos que me hubieran gustado tener, como las cartas que escribe desde Londres a Castelar responsabilizando de la deriva derechista de la I República, pero se han perdido las hojas del periódico donde se publicaban, pero he podido apañarme. Las hemerotecas y bibliotecas digitales ayudan muchísimo”.

El andalucismo de Paúl y Angulo no tuvo continuidad en tiempos contemporáneos. El andalucismo de Infante (por mucho respeto que merezca su figura) está basado en las argumentaciones historicistas y etnicistas de todos los nacionalismos del momento. Paúl no es nacionalista, es un federalista que trata de construir una España desde abajo; era la herencia de las juntas formadas en Andalucía desde 1808.

Una última cuestión. ¿Qué diría José Paúl y Angulo si levantara la cabeza y se asomara a la Andalucía de hoy? “Paúl se convencería en su madurez que la hora de la lucha armada había pasado, era inútil y contraproducente, de manera que hoy lo vería encabezando una especie de Bildu a la andaluza. Dejarse de idealismos identitarios para ir a la raíz del problema: la desigualdad y el ninguneo de lo andaluz en España”.

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