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Bornos celebra como un día de fiesta el regreso de su cabeza romana robada: “Se nos han puesto los vellos de punta”

Acto de entrega del busto romano de Antonia Minor a Bornos

Alejandro Luque

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Ni un deportista famoso, ni un astro de la canción: la multitud que aguardaba turno esta mañana en el Ayuntamiento de Bornos (Cádiz) tenía la intención de retratarse junto a una cabeza romana. Pero no una cualquiera, sino la de Antonia Minor, hija menor de Marco Antonio y Octavia y madre y abuela respectivamente de los emperadores Claudio y Calígula. Fechada en el siglo I, descubierta en los años 60 del siglo XX y robada en 2010, el hallazgo casual de la pieza en una exposición en Munich (Alemania) ha servido para devolverla a casa y confirmarla como todo un símbolo de la localidad serrana.

“Hoy es un día importante, porque doce años después de que fuera robado este bien de nuestro patrimonio, regresa a casa”, celebra el alcalde, Hugo Palomares (IU), en lo que no duda en calificar de día de fiesta para los vecinos y vecinas bornichos. En un Salón de Plenos a rebosar, las autoridades municipales dieron la bienvenida a los representantes de la Guardia Civil y el Ministerio de Cultura y Deporte que han intervenido en el rescate de la pieza, y que la han custodiado hasta su devolución formal.

Según los expertos, la escultura original fue producida en un taller de Carissa Aurelia, entre los actuales municipios de Bornos y Espera. Durante años estuvo expuesta una hornacina en el Ayuntamiento de Bornos y más tarde en el Centro de Interpretación del Castillo-Palacio de los Ribera, hasta que, a finales de 2010, fue robada de la vitrina en donde se mostraba al público.

“La hemos echado mucho de menos”

Desaparecida durante casi una década, el catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla José Beltrán Fortes localizó la pieza casualmente mientras estaba expuesta temporalmente en la Gliptoteca de Múnich. En aquel momento, Fortes realizaba junto a la también investigadora María Luisa Loza un inventario de escultura romana, cuando descubrieron en la web del museo alemán una cabeza muy similar a la robada. Gracias a que la web del museo brindaba reproducciones en 3D, confirmaron que se trataba de la misma.

Así, el 14 de agosto de 2018, Beltrán Fortes puso inmediatamente en conocimiento de la Guardia Civil y las autoridades españolas este hecho, y el protocolo habitual en estos casos se puso en marcha. La Gliptoteca de Munich retiró la pieza de inmediato y fue devuelta al propietario, que finalmente la entregó a las autoridades.

Luis Realillo, albañil del pueblo, de 67 años y aficionado a la arqueología, asegura que “cuando sacaron la cabeza de la caja se me pusieron los vellos de punta. Para mí ha sido una experiencia muy bonita, estábamos acostumbrados a verla expuesta en el Ayuntamiento y durante estos doce años la hemos echado mucho de menos”. No duda en calificar de “desaprensivo” al ladrón de la pieza, y añade que la “espinita” que muchos vecinos tienen clavada es que no se haya capturado al delincuente, “que no creo que esté muy lejos de Bornos”.

Hallazgo con arado

Realillo recuerda que de niño encontró una espada “de estilo moro, muy podrida” en las inmediaciones del pantano de Bornos, y desde entonces está familiarizado con la arqueología en una zona de gran riqueza histórica. “Siempre me gustó buscar cosas, salir al campo por si me tropezaba con un fósil o algo. Ya lo dice el refrán, ‘al campo, aunque sea a por una piedra’. Nunca he ido con aparatos ni nada de eso, no quiero saber nada de detectores, pero escarbar aquí o allí con la azoleta me encanta… aunque nunca he encontrado nada”.

No buscaba nada Francisco Álvarez Sánchez, agricultor, cuando el arado manual con el que abría un surco para la siembra tropezó con lo que parecía una roca y resultó ser un tesoro arqueológico. En el acto celebrado este jueves se recordó también al hombre que encontró a Antonia Minor, fallecido dos décadas atrás. Su hija Ana, que no pudo estar presente por estar contagiada de Covid, recordaba por teléfono para elDiario.es Andalucía el momento en que su padre trajo la pieza a casa. “Estábamos muy contentos, queríamos quitarle cuanto antes el barro y ver cómo era. Al día siguiente nos dijeron que eso era patrimonio y que había que entregarla, cosa que hicimos encantados después de pedirle a un fotógrafo cercano que le hiciera fotos. Pero las imágenes se perdieron”.

En cuanto al busto, el arado le dejó una señal que a la postre ha servido para recuperarla. “Mi padre le hizo aquella herida en la mejilla, que al parecer ha servido a este profesor para reconocerla”, apostilla Ana Álvarez. Antonia Minor ya está en su casa de Bornos.

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