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Entrevista

Pepe de Lucía: “Mi hermano Paco está a mi lado, siento su energía muy cerca”

Pepe de Lucía /Foto: Tomoyuki Hotta

Alejandro Luque

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Pepe de Lucía recibe, junto con Los Morancos, la Medalla de Andalucía de las Artes. Una guinda a un año raro y productivo. Pepe opone su proverbial guasa a estos tiempos revueltos. Al teléfono desde su casa del Aljarafe sevillano, donde se haya voluntariamente recluido, confiesa sentirse como el probe Miguel de Triana Pura, “feliz escondido en la montaña, para que no me encuentre Christine Lagarde, que dice que los mayores de 65 vivimos demasiado y quieren matarnos a todos”, bromea.

Recluido, sí, pero muy productivo. Después de una larga carrera, tanto con su hermano, el añorado Paco de Lucía –de cuya muerte se cumplen siete años este jueves–, como en solitario, tiene disco recién salido del horno, Un nuevo universo, y asegura que entre sus próximos proyectos está escribir sus memorias. Eso aunque, afirma, “yo creo que no lo acabo, porque mi vida es tan larga y con tantas anécdotas que habría que escribir una biblia. Además, aunque todo el mundo me aconseja que lo haga y yo también me lo aconsejo por dentro, ¿tú sabes lo tranquilo que se vive en paz, dejando que la vida te sonría, sin ponerte obligaciones? Tendría que estar muy a gustito, muy centrado, para ponerme con ello. A mí lo que me gusta es pensar, que es lo que no hacemos. Todo el mundo va sin sosiego, coges el coche y a la primera de cambio te están pegado una pitada”.

José Sánchez Gomes (Algeciras, 1945) se siente un superviviente. “De la época que yo llamo del Siglo de Oro ya quedan José de la Tomasa y pocos más, pero yo he tenido la suerte de conocerlos a todos. Desde Sevilla venía Valderrama a mi casa para escucharnos, y Enrique Montoya, y muchos otros artistas. Y Niño Ricardo después de escuchar a Paco dijo aquello de que, como siguiera tocando así, ‘nos va a mandar a todos a los albañiles’. Se han ido muchísimos compañeros en muy poco tiempo”.

Un testamento vital

Tal vez por eso, Pepe de Lucía admite la definición que Juan José Téllez ha dado de Un nuevo universo: un “testamento vital”, dice. “Mi hermano Paco me toca en dos temas, uno de los cuales es su última grabación discográfica. La hizo para que la cantara Luz Casal, pero al final le he metido yo la voz. Alejandro Sanz fue el que me animó a irme a América para dar forma a este proyecto. Me fui a Yucatán para empaparme bien del lugar donde cayó mi hermano muerto. En un disco duro aparecieron algunos temas de Paco, y empezamos a trabajar”.    

“Nos dábamos una letra: Las manillitas del relojEstás pa comerte la cara… Y empezábamos a darle forma. El contacto ha sido telefónico, lo grabamos allí y lo hemos masterizado en los estudios Bola”, comenta. Según Pepe de Lucía, “compuse muchas letras pensando en mi hermano y lo grabé muy tranquilo, con los tonos cambiados, porque no tengo nada que demostrar ni ganas de competir, ni para llegar a Hollywood. He querido un disco balanceado, donde te recrees, sin gritos ni voces estridentes”, comenta Pepe. “Te doy mi palabra de honor, mi hermano está a mi lado, no se ha ido de mi vera nunca. Me han dicho más de una vez que no hable de esto, porque pueden pensar que estoy loco, pero siento su energía muy cerca”.

Según recuerda el cantaor, “me obligó tanto cumplir con su última voluntad, buscar todos los materiales que le gustaban para su mausoleo, finos, bonitos. Estuve trece meses metido en Algeciras con la ayuda del alcalde, José Ignacio Landaluce, y em hace sentir orgulloso de que mi hermano tenga su último rincón de paz”, dice.

Flamenco siempre

Volviendo el disco, Pepe de lucía se detiene a comentar la taranta Se me cayó la barrena, conocida por todos los aficionados gracias a la versión de Camarón. “Yo le hacía las bases siempre a José [Monge, Camarón], y cuando hicimos esa fue él a mi hermano y le dijo: ‘Paco, Paco, deja lo que ha hecho Pepe, que está muy bonito como lo ha cantado. Y lo hacemos a medias’. Paco no lo vio oportuno en ese momento, pero al final la he cantado yo también, creo que ha quedado elegante con Paco y conmigo, los Chiquitos de Algeciras”.    

Cabe destacar que junto a cantes flamencos hay composiciones de otros estilos, en consonancia con el carácter abierto que siempre ha mostrado Pepe de Lucía. “Me ha gustado mucho la música, de toda la vida. He escuchado de todo. Cuando mi hija [Malú] empezó a cantar, yo le traía discos de todas las grandes de América. El flamenco es una mezcla tan rica, que hace que a partir de él todo lo que cantes lo hagas bien, como prueba el propio Alejandro Sanz. Todo Alejandro se fundamenta en Paco, que es su ídolo. Alguna vez le han aconsejado que no hable de su influencia flamenca, porque suena pestilente, y él responde que no, que antes muerto. Es de los flamencos buenos, hijo de Jesuli del Trío Juventud, un hombre de sonrisa siempre”.

Además de la guitarra de Paco, en los créditos de Un nuevo universo figuran nombres como Alain Pérez, Jorge Pardo, Vicente Amigo o Juan de Angélica, que interviene como instrumentista e ingeniero de sonido en casi todo el álbum.

Recuerdos y papas en amarillo

La ilusión con la que Pepe de Lucía habla de su trabajo contrasta con la penosa situación que atraviesa la industria musical. “El mercado musical ya no existe. Los cachés están por los suelos, con el público asustado y artistas que, como dice Tomatito, una trompeta le dé en la oreja y le pegue el coronavirus… Habría que cambiar la industria de arriba abajo, pero no interesa a nadie”.

“Sería precioso si se pusieran otra vez a hacer discos de pizarra”, dice, provocador, y añade: “El analógico se trabaja muy bien y muy seguro. Sabes que el tercio tan bonito que no te va a salir otra vez, no lo vas a perder, pero con el digital cualquier cosa se va, se te olvida guardar… Volveremos a tener el analógico en diez o doce años”, vaticina.

Para terminar, antes de perderse en un mar de recuerdos, el cantaor asegura que “no puedo vivir sin el escenario, y de hecho me gustaría morir ahí arriba, con las botas puestas. Quedarme ahí, de un ahogo o de un apretón. Es lo que he vivido desde los ocho años. Y he conocido a todos: desde la Niña de los Peines y Pepe Pinto, que me dieron el carné de artista, a James Brown y las Supremes, porque el blues y el soul me gustaban mucho. Con 16 años me colaron en los camarotes, como decía Rafael Farina. Me miró y me preguntó qué hacía allí, de dónde era yo. Le conté que era 'flamenco singer', y le canté el tirititrán, y se reía con unos dientes blanquísimos de lado a lado”, recuerda. “O cuando estuvimos en Las Vegas, en el Riviera, con Sammy Davis Jr, Dean Martin, Peter Lawford y Frank Sinatra, a quien yo le pedía monedas de 25 céntimos para jugar a las maquinitas… Hemos vivido un mundo muy intenso”.

Antes de terminar, una petición del artista: “Dale forma a todo esto que te cuento, échale arte. Y échale papas. Unas papas en amarillo y dos huevos cuajados, con su azafrán, su pimiento, su cebolla es lo mejor que hay. Y es lo que se avecina. Es baratísimo, y ya has comido. ¿Lo vas a poner? No eres capaz de ponerlo”, apostilla.

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