El PP andaluz ya vuela solo y ningunea la coalición electoral con Cs: “Sumamos más separados que juntos”
En política es muy importante saber administrar los tiempos y, en el ecuador de la legislatura andaluza, el reloj biológico de Ciudadanos no se mueve a la misma velocidad que el de su socio de Gobierno: PP. El líder andaluz de la formación naranja y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, puso el miércoles sobre la mesa la fórmula de coalición electoral PP-Cs -léase Andalucía Suma- a dos años vista de las próximas elecciones autonómicas (diciembre de 2022). Se trata de una propuesta que habla más de la situación interna que atraviesa Ciudadanos en Andalucía, que de la buena relación con los populares.
En menos de 24 horas, la propuesta de Marín fue rechazada por sus socios de Gobierno y por la líder de su propio partido, Inés Arrimadas, prácticamente con las mismas palabras. Fuentes próximas al presidente Juanma Moreno explican a este periódico que Marín se ha “precipitado”, y que su propuesta de coalición electoral “hay que enmarcarla en las disputas internas de Ciudadanos dentro de Andalucía, pero también con la dirección nacional”. El vicepresidente andaluz decidió lanzar su órdago en presencia del ex líder de su partido, Albert Rivera, que tras su dimisión ha empezado a marcar distancias muy críticas con el rumbo de Arrimadas.
“PP, Ciudadanos y Vox sumamos más separados que juntos. Ellos llegan a zonas de Andalucía donde nosotros no hemos conseguido penetrar en 40 años. Ahora tenemos muy buenas perspectivas de crecimiento, creo que estos dos años de legislatura han ayudado a cimentar una idea de moderación del PP y a ahuyentar ese catastrofismo que siempre nos ha achacado la izquierda. Vamos a crecer más, pero el tablero político sigue muy fraccionado, todavía estamos ante una política de bloques y el objetivo es que las fuerzas del cambio que sustentan este Gobierno sigan sumando más que las izquierdas”, explican las mismas fuentes.
La formación naranja está agrietada por dentro desde el fracaso de las últimas elecciones generales, en las que pasaron de 57 a 10 diputados y la expulsión de Rivera de la política activa. En Andalucía, existe una subdivisión del partido a nivel autonómico y municipal, y una fragilidad progresiva que ni siquiera logra frenarse allí donde gobiernan (el caso más notorio es el del alcalde de Granada, Luis Salvador). Hay una severa contestación interna al liderazgo de Marín, y un notorio cisma entre la ejecutiva nacional y la andaluza. De hecho, la primera en descartar la fórmula de coalición con el PP en Andalucía fue la propia Arrimadas, que desautorizó al vicepresidente de la Junta 24 horas después de su anuncio. “Acudir juntos a las urnas no es una opción que en Andalucía contemplemos porque somos dos proyectos diferentes y dos partidos diferentes”, ha aclarado la dirigente naranja este jueves durante una entrevista en RNE.
El ex secretario de Organización de Cs y una de las voces críticas más señaladas contra Marín, Fran Hervías, no tardó en lanzar un dardo a su rival a través de su cuenta de Twitter: “Bendito el tiempo que desenmascara a las personas. Que va poniendo todo y a todos en su lugar. !Ay! Y los malos éramos otros”.
Hace sólo unos días, Arrimadas lamentaba públicamente que el PP hubiera rechazado su oferta de concurrir juntos a las elecciones catalanas del próximo 14 de febrero. Ciudadanos ocupa allí el puesto de primera fuerza política, fue el partido más votado hace dos años, con ella como candidata. El viraje posterior hacia la derecha que emprendió Rivera, el veto a pactar con el PSOE y su distanciamiento del centro dilapidó todo el capital político de un partido de nuevo que rozó la opción de gobernar en España nada más estrenarse en el Congreso.
Desde entonces, Ciudadanos ya no es un partido “que tiene la misma estrategia y dice lo mismo en toda España”. Los sondeos vaticinan un desplome aún mayor de la marca naranja en todas sus circunscripciones, ya estén en la oposición o en el gobierno. Pero Arrimadas no acepta para Andalucía la misma fórmula que ha buscado para Cataluña. “Le hago una reflexión respecto a Andalucía, el PP se ha presentado solo 40 años y no fue capaz de sacar al PSOE de la Junta. Hay veces que las sumas, suman y veces que no”, ha explicado este jueves. Según los estatutos de su partido, la última palabra en materia de alianzas electorales la tiene la ejecutiva nacional, de modo que el no de Arrimadas cortocircuita de raíz la oferta de Marín a Moreno.
“A veces las sumas, suman y a veces no”. Estas palabras de Arrimadas casi son un calco de las que ha usado el PP andaluz para despachar la idea de Marín. Fuentes próximas al presidente andaluz confirman que “no entra en nuestros planes concurrir en alianza electoral con Ciudadanos”. “La fórmula actual funciona, estamos bien como estamos”, explican a este periódico. Es cierto que el PP está capitalizando toda la gestión del Gobierno andaluz, en detrimento de sus socios naranjas. Las voces internas más críticas con Marín denuncian que Ciudadanos está siendo fagocitado por los populares, que no está sabiendo promocionarse dentro de los departamentos que gestionan sus consejeros.
Moreno Bonilla ha sido entrevistado este jueves en el programa Mesa de Análisis de Canal Sur Televisión. Preguntado sobre la fórmula Andalucía Suma, el presidente andaluz ha sido más cauto con su aliado: “Todavía es pronto. El nivel de sintonía y complicidad dentro del Gobierno es casi pleno. Habrá que ver más adelante qué interesa más y en qué condiciones”. Moreno es consciente de que todavía necesita a Ciudadanos y Vox para garantizar la continuidad de su mandato más allá de 2022 -“hay un futuro de colaboración a medio y largo plazo”-, pero también se ha marcado como objetivo recuperar el músculo de su partido -que ahora tiene 26 diputados y llegó a tener 50 con Javier Arenas- y recuperar el espacio electoral que le arrebataron sus hoy socios de Gobierno. “El PP no quiere ocupar espacios de nadie, sino recuperar nuestro espacio natural, que es la centralidad. Y eso algunos líderes de Cs eso lo ven como una ocupación”, advierte Moreno.
Todas las encuestas de intención de voto y valoración de la acción de Gobierno andaluz publicadas hasta la fecha -incluidas las que salen de organismos oficiales de la Junta- dibujan el mismo escenario político: el PP crece en intención de voto, a costa del retroceso imparable de Ciudadanos, y Vox se dispara, adelantando incluso a los naranjas, que dedarían relegados a cuarta fuerza en el Parlamento. Marín ha restado importancia a estos sondeos y recuerda que las encuestas preelectorales de 2018 también le auguraban 11 o 12 diputados, pero terminó sacando 21, y casi igualó en porcentaje de votos al PP (que obtuvo 26).
Los tres partidos conservadores que sustentan la Junta fueron derrotados en las elecciones autonómicas de hace dos años, las que ganó el PSOE de Susana Díaz con el peor resultado de su historia. De los tres, el PP fue quien cosechó la peor nota, y también el escrutinio de votos más bajo de su historia. Moreno se impuso como presidente de la Junta, porque aventajó en cinco diputados a Marín, aunque casi hubo un empate técnico en cuanto al número de votos. Ciudadanos y Vox, aun obteniendo menos papeletas, interpretaron el 2D como una victoria, no sólo sobre el PSOE, que llevaba casi 40 años gobernando Andalucía, sino sobre el PP, que llevaba el mismo tiempo haciéndole oposición sin éxito. Esa victoria moral del partido naranja, entonces dopado en las urnas, le permitió a Marín pactar un reparto de carteras al 50%, aunque el mayor peso de la gestión política se lo quedó el PP.
Ahora Ciudadanos está en retroceso, presa de luchas fratricidas que incluso obstaculizan la acción del Gobierno andaluz (antes de verano Marín forzó una reestructuración en el organigrama del Ejecutivo, que se saldó con una retirada de competencias de los consejeros de Cs en favor de los del PP). El ruido interno es ensordecedor. Hay voces críticas que señalan a Marín y al alcalde de Granada, Luis Salvador, en una estrategia conjunta para abandonar su formación y pasarse al PP, u ocupar algún puesto institucional cómodo antes de las próximas elecciones. Ambos lo niegan. Todavía es pronto, pero las cartas están sobre la mesa.
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