Este jueves, mientras me deslizaba distraído por el timeline de mi Twitter, me encontré con algo a lo que esta red social ya nos tiene bastante acostumbrados: una refriega virtual. En ésta, un reconocido mc sevillano descargaba su ira sobre un homólogo mediante una serie de mensajes públicos. He seleccionado uno de ellos por ser el más representativo:
Esto merece una pequeña explicación: Barrabás, también conocido como El Puto Loko, es un mc del prolífico barrio sevillano de Pinomontano. Pertenece al grupo H Mafia desde hace más de una década. Chukky también es un mc sevillano, en este caso del barrio del Tiro de Línea. A ambos les une una gran amistad con uno de los precursores del movimiento: Saturnino Rey.
Teniendo en cuenta la repercusión de Barrabás y del propio Chukky en la escena estatal, los mensajes virales no tardaron en desatarse. A los pocos minutos, los fans ya bromeaban sobre el asunto y todo tipo de cuentas dedicadas al rap español estaban metiendo cizaña. Cuentas que salen muy beneficiadas, por supuesto.
Tradicionalmente el Hip Hop en nuestro país ha sido caldo de cultivo de desmanes entre raperos, batallas de egos y demás productos de la envidia. Es el fiel reflejo de la mentalidad derrotista de este país: en vez de superarnos preferimos destruir el castillo de arena colindante.
En este mundillo existen dos tipos de relaciones entre raperos: o colegas máximos o enemigos a muerte. Y como el rap ya está suficientemente extendido, los tentáculos de la industria hace tiempo que vienen aprovechándose de la segunda.
Como en toda industria, se busca aumentar la producción abaratando costes. Y si llegado el caso los costes pueden convertirse en 0, negocio redondo. Este caso es similar al de la propia industria de la prensa rosa, donde el sistema de producción es el rumor, la información sin contrastar o la inquina. En China es más barato.
Parece que en el sistema actual prima la empresa fácil, la compañía-lapa. Si existe una categoría, un sub-mundo, una modalidad de algo, ahí que están, para aprovechar cualquier objeto comercializable. Si hay un vacío de mercado, allí vamos. Enhorabuena por descubrirlo, Paco, este mes te pagamos.
Que nadie espere en esto calidad de ningún tipo, es lo que tiene descuidar la fabricación de un producto. ¿La verdad? No hace falta, la verdad no es rentable.
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