El movimiento LGTBI vuelve a levantarse contra las agresiones y los discursos de odio: “Hay un problema y hay que visibilizarlo”

La Plaza Nueva, poco antes de la hora prevista de la concentración

Javier Ramajo

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El día en que Ayuso dijo que “la homofobia está en la cabeza de la izquierda”, el movimiento LGTBI tuvo que volver a echarse a la calle para defender su vida en libertad con 'A quién le importa' de Alaska y Dinarama de fondo. No por gusto, sino por el aumento de agresiones a gays, lesbianas, bisexuales, intersexuales, etc. en los últimos tiempos y el aumento de los delitos de odio. Daniel y Christian son pareja y se han sumado a la “concentración de condena”. “Hay un problema y hay que visibilizarlo”, defiende uno de ellos, porque el odio que se proclama desde algunos sectores y algunos partidos polìticos “está teniendo su efecto” y eso “es necesario hacérselo ver a la gente”. Inmaculada García, portavoz de la asociación De frente y presidenta de la Federación de la Plataforma del Orgullo Gay en Andalucía, se muestra tajante antes del manifiesto: “Los que ahora están saliendo del armario son los peligrosos, los intransigentes, pero su libertad termina donde empieza la mía”.

“Ante la LGTBIfobia, ¡ni un paso atrás!”, grita García para dar por finalizada la concentración de Sevilla, simultánea con la de hasta 70 municipios de Andalucía y que, en el caso de la capital hispalense, estaba convocada por Adelante LGTBI, Adhara VIH-Sida, Adriano Antinoo, Cultura con Orgullo, Crezco Familias LGTBI, Chrysallis Andalucía, DeFrente LGTBI, Gaylespol, Krisol Pro Derechos Humanos Intersex – AA, Pasaje Begoña, Red de Municipios con Orgullo, Togayther y TransDiversidad. “Hay que denunciar”, insiste García en conversación con este medio mientras traslada el “aumento brutal” de asistencias por agresiones verbales o físicas que han tenido constancia en su organización durante el mes de agosto. “Impunidad en la calles” y “miedo” son sensaciones que la portavoz comenta entre las personas que se han visto agredidas simplemente por su orientación sexual.

El colectivo ya se manifestó a comienzos de julio tras la muerte de Samuel. La presencia este jueves no ha sido la misma. El motivo que ha “desmoralizado” al movimiento, según alguno de los presentes, ha sido sin duda la denuncia falsa del joven de Malasaña. Para Ainoa, del Sindicato de Estudiantes, la “escalada de agresiones” hace que haya personas que salgan de casa “con miedo” y, “más allá de lo que ha ocurrido en Madrid”, existe “un aumento de los discursos de odio que hace que te señalen por la calle”. Para Sofía, que ha acudido con unas amigas a título particular, es “importante denunciar las agresiones” y también “echarse a la calle contra el odio” porque es “una falta de respeto” a las personas “que simplmente quieren vivir en libertad sexual”.

El manifiesto leído a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla ha hecho hincapié en que “asumir que la violencia hacia las personas LGTBIQA+ y sus familias es estructural en nuestro país, y que las agresiones y atentados están provocando el terror entre las mismas y, por consecuencia, está suponiendo el recorte real en el ejercicio de sus derechos fundamentales”. “Que los partidos políticos renuncien a una torticera estrategia de 'ideologización' de los derechos humanos como los que afectan a las personas LGTBIQA+ y sus familias, acelerando la aprobación de leyes, reglamentos y normas para su protección efectiva.

También se ha pedido “un especial esfuerzo a los operadores jurídicos para comprender la figura del delito de odio, extraña a nuestro sistema jurídico tradicional, que está llevando a su omisión por parte de los mismos” y “que los medios de comunicación no den cobertura, por interés ideológico o económico, a aquellas personas y organizaciones que hacen apología de la violencia hacia las personas LGTBIQA+ y sus familias, amparándose en un falso derecho a la libertad de expresión. Si fue posible su aplicación ante la violencia etarra debe serlo también ante la violencia LGTBIAQ+fóbica”.

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