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El joven de Malasaña que denunció la agresión confiesa a la Policía que las lesiones fueron consentidas

Policía Nacional

Pedro Águeda

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El joven de 20 años que denunció el pasado domingo que ocho encapuchados le asaltaron en el portal de su casa causándole graves heridas ha confesado a la Policía que dichas lesiones fueron consentidas. El denunciante de la falsa agresión ha admitido esta tarde ante la Policía, primero verbalmente y luego por escrito, que no hubo tales encapuchados y que las lesiones que certificaron los médicos son obra de dos individuos, que los hechos se produjeron en casa de uno de éstos y que fueron realizadas con su consentimiento, informan a elDiario.es fuentes de la investigación.

En la tarde-noche del domingo, el joven había acudido a la Policía para declarar que ocho individuos vestidos con sudaderas negras y pasamontañas le habían asaltado en el portal de su casa, en el barrio de Malasaña a las cinco de la tarde. El parte médico certificó herida de cuchillo en el labio y una más grave en un glúteo, donde alguien había marcado con el metal la palabra “maricón”.

La existencia de esas lesiones, acompañado del testimonio del joven, provocaron la apertura de un atestado por delito de odio, según marcan las directrices del Ministerio del Interior para este tipo de casos, según reveló elDiario.es al mediodía del lunes. A las pesquisas inauguradas con el atestado número 3065959/21 se unieron posteriormente los expertos en delitos de odio de la Brigada Provincial de Información de la Policía. A dicho atestado se incorporó esta tarde la confesión del joven, adelantada por La Sexta.

La gravedad de los hechos denunciados, avalado por las heridas que presentaba el joven, se mezcló desde el principio con la extrañeza de los expertos policiales por el hecho de una acción sin precedentes en España, un delito de odio contra un homosexual perpetrado por una banda organizada de encapuchados, vestidos con sudaderas negras y que, pese a actuar a plena luz del día, no habían dejado rastro. No había precedentes de un asalto de esas características. El joven había incluido en su declaración que los agresores le insultaron (“maricón”, “comemierda”, “asqueroso”) y que en un momento en el que le acercaban el cuchillo aludieron al “anticristo”.

La extrañeza del relato motivó que, al tiempo que los responsables de la investigación abordaban los hechos como un posible delito grave, de enorme relevancia social, decidieran ya en los primeros compases designar a un policía que se fuera ganando la confianza del denunciante.

Este agente ha logrado su objetivo y ha ido presentando al denunciante los avances de la investigación en el sentido opuesto a su testimonio. La zona donde reside el joven cuenta con varias cámaras de seguridad que deberían haber captado a los agresores accediendo al inmueble o huyendo. Pero ninguna ofrecía un resultado en ese sentido, según los resultados de una intensa investigación en la que están implicados decenas de agentes.

Por fin, esta tarde, y ante el agente que ha hecho de “sombra” del denunciante, éste ha confesado que mintió y se ha prestado a ponerlo por escrito en una nueva declaración. El artículo 457 del Código Penal castiga con una multa de seis a doce meses a quien “simulare ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una inexistente, provocando actuaciones procesales”. Será el titular del juzgado donde recaiga el caso quien, al término de la instrucción, decida si denuncia por simulación de delito al joven, según ha explicado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en Radio Nacional de España.

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