El salto autonómico de Espadas convierte el pleno municipal de Sevilla en un mini Parlamento andaluz

Juan Espadas sentado en la bancada del PSOE, mientras Sonia Gaya ocupa la presidencia del pleno.

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Si el Doctor Maligno tenía su reflejo en Mini Yo en la serie de películas de Austin Powers, el pleno del Ayuntamiento de Sevilla va camino de convertirse en un mini Parlamento andaluz a cuenta del salto del alcalde, Juan Espadas (PSOE), a la política autonómica. El juego político siempre busca no sólo trasladar a la opinión pública iniciativas o logros propios, sino que también persigue que el contrario tenga que retratarse manifestándose ante cuestiones espinosas. Eso ocurre y ocurrirá siempre en cualquier pleno, ya sea nacional, regional o local, pero la cuestión se ha disparado en el Consistorio hispalense, ayudada también por una cierta relajación en la admisión de los temas que se debaten.

El recurso, además, es casi tan antiguo como la propia política: se plantea una cuestión de rango nacional o autonómico y se hace una traslación de trazo grueso al orden local, subrayando lo mucho que afecta a Sevilla y a los sevillanos. Por ahí, nada nuevo. Pero desde que Espadas se convirtió en el candidato del PSOE a la Presidencia de la Junta, este fuego cruzado no ha dejado de crecer en un sentido y otro: por un lado, los socialistas (y también Adelante Sevilla) plantean temas para sacarle los colores a la Junta de Andalucía, en cuya defensa salen PP y Cs; por el otro, estas dos formaciones (muy especialmente los populares) llevan al pleno medidas que atañen al Gobierno central para buscar la reacción del alcalde ante lo que hace Pedro Sánchez.

La sesión plenaria de este jueves ha sido un ejemplo de esta práctica, a la que esta vez no se han sumado ni Cs ni Vox. Así, por ejemplo, el PSOE instaba a la Junta a pagar por la desinfección Covid de los colegios, que abonan los municipios, y Adelante reclamaba un mayor compromiso del Gobierno andaluz con la educación pública, mientras que propuestas del PP cargaban contra el anteproyecto de Ley de Patrimonio Histórico y exigían al Ejecutivo central una rebaja de impuestos para reducir el precio de la luz. Las iniciativas de PSOE y Adelante se aprobaron, no así las del PP.

Política más permisiva con las mociones

A esta proliferación de propuestas no íntegramente locales ha ayudado una cierta relajación en las cuestiones que se admiten a trámite, después de un tiempo en el que se fue mucho más estricto ante las críticas de los partidos de la oposición. Este cambio, en contra, puede llevar la situación al otro extremo y recuperar épocas no muy lejanas en las que se abordaban incluso temas de índole internacional, desdibujando el sentido real de lo que debe ser un pleno municipal.

La sesión, por otra parte, estuvo plagada de puyas a Juan Espadas en algunos casos contradictorias, ya que igual se le criticaba por irse que se le instaba a marcharse de una vez. Todo ello, y el tono que cada vez más impregna el pleno, pudo apreciarse sobre todo en la propuesta para que la Junta pague la desinfección Covid de los colegios y que no sean los municipios los que tengan que asumir la factura. La defensa cerrada por parte de PP y Cs de la gestión del Gobierno andaluz fue contestada por el propio alcalde, que intervino en este punto para afearles que “es una vergüenza política que como concejales defiendan los intereses de otra administración”.

Alcalde hasta el último minuto

Mientras Cs insistía en que la competencia es municipal, el PP reprochaba que se usaba la propuesta para usar la educación “como arma arrojadiza” y para “enfangar” el debate político, además de criticar que se presentaba para el lucimiento de un Espadas que ha hecho de esta cuestión bandera también como secretario general del PSOE andaluz. Y de ahí se saltaba a si Espadas está más pendiente de su papel como regidor o como líder de los socialistas andaluces, lo que llevó a la portavoz del PSOE, Adela Castaño, a lamentar “la obsesión con que abandone la Alcaldía, pues que sepan que queda alcalde para rato”.

“Lo que están haciendo aquí es recrear el debate político andaluz para favorecer la candidatura de Espadas”, terciaba la portavoz de Vox, Cristina Peláez, que llegaba a definir este escenario como un insulto para los sevillanos. A todo esto, el propio regidor decía a la oposición que “si les agobia que sea candidato es su problema, voy a ser alcalde hasta el último minuto”. 

Pleno abierto y con nueva presidenta

Todo ello en una sesión plenaria en la que se escenificó un paso más en el progresivo adiós de Espadas a la Alcaldía, ya que volvió a sentarse en la bancada socialista tras dejar la presidencia del pleno en manos de la delegada de Hacienda, Sonia Gaya, que se estrenaba en la tarea definiéndola como “un verdadero honor”. “La asumiré con lealtad, rigor, compromiso y seriedad”, aunque de paso solicitaba la colaboración de todos los concejales para que el pleno “se convierta en el instrumento democrático que los sevillanos necesitan para impulsar las políticas que llevarán a buen puerto a la ciudad de Sevilla”.

No fue el único cambio en una sesión que se volvía a abrir al público por primera vez desde que estalló la pandemia y en la que los ediles ocuparon sus asientos de siempre, lo que fue posible gracias a que se redujo la distancia de seguridad hasta ahora imperante. Esto sirvió para que Sandra Heredia (concejal no adscrita tras ser expulsada de Podemos y, a renglón seguido, del grupo Adelante Sevilla) descubriera que un cambio de última hora se traducía en que su nueva ubicación es junto a los concejales de Vox.

También fue la primera vez que una concejal, Amelia Velázquez (Cs), intervino de manera telemática desde su casa en aplicación de lo recogido en el reglamento desde 2019, que contempla esta opción en casos de baja de larga duración. Velázquez, de baja maternal tras ser madre en agosto, estuvo presente en el pleno a través de una pantalla en la que sus compañeros de corporación la vieron defender la postura de su grupo en un par de propuestas.

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