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De asfaltar las calles a montar un centro cultural: los rudillenses se autogestionan frente a la inacción municipal

Vista general de Rudilla, pedanía de Huesa del Común desde 1976

Isabel Traver

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En el año 1976, Rudilla, entonces municipio independiente, fue adscrito a Huesa del Común a cambio de la instalación de una nueva línea de luz, ya que el alumbrado público sufría continuas averías y era muy deficiente. Entonces ambos municipios firmaron un contrato en el que, además del apartado ya mencionado, se recogían otros acuerdos importantes. Entre ellos se obligaba a Huesa a respetar los pastos ubicados en el término municipal de Rudilla, que solo podrían ser explotados por residentes de la nueva pedanía. Lo mismo sucedía con la leña, el agua o los cotos privados de caza.

A día de hoy los vecinos aseguran que algunos de estos acuerdos se han incumplido y lamentan que desde su anexión a Huesa del Común, Rudilla ha vivido un declive motivado por el abandono de las autoridades competentes. 

Valentín Juan es uno de los 12 vecinos empadronados en Rudilla. Su residencia, sin embargo, se encuentra en la capital aragonesa aunque va y viene al pueblo casi todas las semanas. “En invierno no hay ninguna casa abierta de forma continuada, pero sí que estamos unos cuantos que venimos mucho por aquí”, explica.  Como muchos, Valentín se marchó del pueblo en los años 70, cuando tuvo lugar una gran emigración a ciudades como Zaragoza, Barcelona o Valencia, sin embargo nunca rompió su vínculo con Rudilla y junto a algunos de sus paisanos ha trabajado por el pueblo de forma altruista durante todo este tiempo.

“Las calles de Rudilla, las asfaltamos entre los vecinos que estábamos aquí hace 35 años. Porque el entonces alcalde de Huesa del Común nos dijo, yo os doy el hormigón, pero asfaltar lo asfaltáis vosotros. El ayuntamiento solo ha pavimentado un tramo de una calle en los últimos años, nada más”, cuenta Valentín. Todo ello a pesar de que todavía existen accesos a viviendas que son caminos de tierra.

Pero esto no es lo único que han hecho los rudillenses, a través de la asociación cultural Virgen del Rosario recaudaron fondos para, entre otras cosas, construir junto con la asociación de cazadores un asador-merendero que ahora disfrutan todos los vecinos y descendientes de Rudilla. Además han aprovechado el edificio del antiguo horno, para establecer un centro cultural donde reunirse para charlar o tomar algo ya que en Rudilla no hay bar. “El edificio nos lo cedió el ayuntamiento, pero la barra, el suelo y todo lo demás lo hemos hecho nosotros, ni siquiera se hacen cargo de los gastos de  luz a pesar de que no tenemos ningún otro espacio para reunirnos en el pueblo”, lamenta Valentín.

No queremos que nos pongan unas piscinas ni un pabellón, en realidad necesitamos muy poquitas cosas

Como concejal en el ayuntamiento de Huesa del Común, ha solicitado en numerosas ocasiones más atención para la pedanía. “No queremos que nos pongan unas piscinas ni un pabellón, en realidad necesitamos muy pocas cosas para estar a gusto, como una adecuación de las calles porque están tal y como las dejamos hace 35 años, sin limpiar, con hierba crecida y con los registros mal nivelados que pueden provocar una caída”. También solicitan financiación para poner en marcha un centro polivalente para los niños que acuden a Rudilla en verano y en vacaciones. “La idea sería habilitar una sala que ya existe y utilizarla como biblioteca y como espacio de recreo para los pequeños”.

En cuanto a los servicios más básicos, los rudillenses deben desplazarse a Huesa del Común o a Muniesa incluso en verano para tareas tales como ir al médico -aun cuando la pedanía cuenta con un local para consultorio. Para comprar pan tienen que conducir hasta Fuenfría porque la ruta del panadero de Burbáguena termina allí y la venta ambulante solo llega en verano y en contadas ocasiones a pesar de que en esta época rondan la centena de residentes.

En los últimos años y tras las continuadas demandas de los vecinos, el Ayuntamiento ha acondicionado el cementerio de Rudilla, ha instalado placas solares que hacen funcionar la bomba de agua que suministra a la pedanía, ha colocado un par de farolas y ha asfaltado un tramo de una de las calles. A fecha de la publicación de este artículo, eldiario.es no ha logrado ponerse en contacto con el alcalde de Huesa del Común para conocer su versión.

Gestión unilateral de ayudas

Lejos de alcanzar tiempos de paz, la cuerda sigue tensándose entre ambas localidades. El pasado año la Diputación Provincial de Teruel concedió ayudas a los municipios que cuentan con pedanías a su cargo y en el caso de Rudilla le correspondieron 12.757 euros. Los vecinos aprovecharon la oportunidad para remitir una carta formal al alcalde con las actuaciones que a su parecer debían ser prioritarias, como por ejemplo la reparación de calles, la instalación de bancos y mesas en la plaza o la reparación interior y exterior del edificio de las escuelas para la puesta en marcha del mencionado centro polivalente. Además se mostraban dispuestos a colaborar en lo que fuera necesario. 

Sin embargo, desde el consistorio de Huesa del Común no atendieron estas peticiones y finalmente el dinero se utilizó en rehabilitar la fuente de Rudilla, un espacio que también requería de intervención, aunque no se encontraba entre las prioridades de sus vecinos. 

“En un momento dado hubo un pleno en el que el alcalde ofreció de palabra 6.000 euros para la adecuación de la fuente, aunque después no constó en acta por lo que no podemos saber si se invirtió esta cantidad u otra. Además en principio el mantenimiento de fuentes, del alumbrado público y de las calles es de obligado cumplimiento para el ayuntamiento, pero se aprovechó esta ayuda para hacer una actuación que debería financiarse con dinero de las arcas municipales, que para eso pagamos impuestos”, apunta Valentín.

Tampoco ha quedado claro cuánto dinero se ha invertido en rehabilitar la fuente -de la que se han reparado los escalones, la salida de agua y se ha intervenido en la parte del lavadero. “Cuando quisimos saber cuánto dinero se había gastado, el alcalde nos respondió que se habían invertido los 12.700 euros, pero no nos enseñó ninguna factura ni lo justificó de forma alguna”.

Recientemente los vecinos de Rudilla supieron además que el consistorio había violado uno de los puntos del contrato que ambos municipios firmaron en el momento de la adhesión, alquilando a un ganadero de Huesa parte de los pastos que en su día pertenecieron al término municipal de Rudilla. Además, al solicitar al ayuntamiento un permiso para cortar leña en sus propios montes, la respuesta que fue que para hacerlo debían pagar un precio de 30 euros cada 520 kilos. “Un precio completamente desorbitado por una leña que además es nuestra tal y como se recoge en el acuerdo del 76”.

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