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“Me da pena que no se reconozca en España el compromiso de lucha antifascista de Elisa Garrido”

Pilar Gimeno, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Asesinados y Enterrados en Magallón y familiar de Elisa Garrido

Ana Sánchez Borroy

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El empeño de la Asociación de Familiares y Amigos de Asesinados y Enterrados en Magallón está consiguiendo empezar de sacar del olvido a Elisa Garrido, una libertaria aragonesa que en Francia llegó a recibir la máxima condecoración del país por su defensa de la democracia. La presidenta de la asociación, Pilar Gimeno (Magallón, 1955) es, además, sobrina política del hermano de Elisa Garrido.

¿Por qué es necesario recuperar la figura de Elisa Garrido?

Es muy importante recuperar todo lo que defendía. Era una mujer libertaria, que defendía los derechos de la mujer: la igualdad, su libertad de pensamiento, el sufragio femenino, la lucha contra la opresión y todos los prejuicios culturales y religiosos. Y, sobre todo, el amor libre. Neus Catalá recordaba que Elisa siempre decía que el amor no podía ser impuesto, sino elegido libremente. Elisa Garrido era muy valiente; ella no permitió, por ejemplo, el papel que hicieron las mujeres en la guerra de España, en segunda línea. Es muy importante curar heridos y preparar las armas, pero ella siempre quiso luchar en primera línea, en trincheras; fue valiente tanto en la batalla del Ebro, que es donde se alistó, como en la provincia de Huesca, antes de pasar a Toulouse, al exilio.

En el exilio siguió luchando...

Estuvo en la resistencia, ayudando a pasar a gente que huía de España. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, en la red de evasión de Francisco Ponzán, su marido era el correo de la resistencia, pero la Gestapo lo detuvo enseguida. Al poco tiempo de estallar la Guerra, se lo llevaron al campo de concentración de Mauthausen. Entonces, ella cogió el testigo como correo. La labor que hizo allí fue impresionante: cuando derribaban a un avión aliado, iba a buscar a sus ocupantes, los curaba, escondía e intentaban huir. Por ejemplo, cuando detuvieron a Francisco Ponzán, Elisa Garrido fue la única persona que conocía su identidad. Esto me lo comentó este verano Martín Arnal, sentados en la puerta del cementerio de los mártires y me decía: “no me digas que eres familia de 'la mañica', no sabías qué mujer era, no se le ponía nada por delante, era la única persona que se eligió para llevarle la muda limpia a Ponzán e incluso con las miradas se transmitían mensajes para la red”. De hecho, los nazis mataron a 18 jóvenes en un granero sin saber que uno de ellos era Francisco Ponzán; lo mataron sin saber su identidad. La única persona que sabía que se trataba de Ponzán era Elisa Garrido. En Francia, a Ponzán le han dedicado un pasador, un parque, una calle... pero, aquí, en España, nada de nada. A Elisa Garrido, le pasa lo mismo. Un tiempo después del asesinato de Ponzán, la Gestapo la detuvo para intentar detener a toda la red de evasión, pero ella no delató a nadie. Estuvo en la cárcel de Saint-Michel en Toulouse, a dos cárceles de París y de allí, a los campos de concentración.

¿Qué sabían en su familia de lo que había vivido Elisa Garrido?

Nos dimos cuenta de quién era Elisa Garrido cuando en 2018 la Asociación de Familiares y Amigos de Asesinados y Enterrados en Magallón preparamos unas jornadas. Vino Joaquím Bosch, Rosa María Calaf, Ramón Lobo, Fernando Martínez... Invitamos también al historiador Juan Manuel Calvo, para contar la imagen del exterminio. Entonces, él me dijo que estaban buscando a una mujer de mi zona, que tenía varios motes: “la mañica” o “la Francisca”. Le dije que intentaría buscar y, al decirme que se llamaba Elisa, me hizo un clic la cabeza y me vino el recuerdo de cuando yo iba a casa de mi tía Paula y jugaba con mi prima. Ella iba con medias gordas y nosotras, que éramos niñas, nos daba risa que llevaba un número tatuado en el brazo. Me vino esa imagen. Cuando llamé a mi prima, ella me recordó que le oíamos contar a escondidas que había estado en un campo de concentración. Fui al ayuntamiento para pedir su partida de nacimiento, buscamos una fotografía... Empezamos a tirar del hilo y Juan Manuel Calvo siguió investigando hasta que descubrimos quién fue Elisa Garrido, sobre todo, gracias a Neus Catalá, otra superviviente de los campos de exterminio nazi.

¿Qué descubrieron gracias a Neus Catalá?

Creo que falta aún mucho por descubrir. En el libro de Neus Catalá, que es la única mujer que ha escrito uno después de cuarenta años de silencio, dice que Elisa Garrido era una mujer valiente, solidaria y, sobre todo, buena compañera: era capaz de obligar a presas a dar una cucharada de sopa del plato de cada una para conseguir hacer remontar un poco a la que estaba más débil.

¿Qué lagunas quedan todavía por conocer de Elisa Garrido?

No conocemos qué pasó en una época después de que le liberaron de un campo de prisioneras. Es la época de París; ahí tenemos una laguna de unos tres años en los que no sabemos qué pasó. Gracias a Juan Manuel Calvo, sí hemos conseguido un número de expediente para buscar información en el Ministerio del Interior francés. Tenemos que ir a París para buscarla. También puede que haya más información en el Museo de la Resistencia. 

Lo que también faltaría es reconocimiento a Elisa Garrido en Aragón y en España... 

En el Ayuntamiento de Magallón hablamos con el alcalde, Víctor Chueca, y él accedió gustosamente a llevar al pleno la propuesta de poner una calle con el nombre de Elisa Garrido. Pero no tenemos ningún reconocimiento más ni en Aragón ni en España. Sin embargo, en Francia fue condecorada con la Legión de Honor, que es la máxima distinción que puede tener un francés, y también fue condecorada como Teniente de Honor de la de la resistencia francesa. Para ella, eso era lo más. Elisa demostró su carácter luchador durante el tiempo que permaneció deportada; trabajaron como esclavas. Es muy fuerte. Que esto no se reconozca en nuestro país me da tristeza, me da pena, porque tenía un compromiso, sobre todo, de lucha antifascista. Y eso le acarreó consecuencias muy duras: la detención, las torturas y la deportación. Es una mujer que merece que la pongamos en valor, por el compromiso que ella tenía. Primero luchó en la guerra de España para defender la República, pero después en Francia, contra los nazis. Que en Francia se le reconozca y en España, no me duele.

Además de seguir investigando esa laguna en la vida de Elisa Garrido que comentaba, ¿en qué más están trabajando en la Asociación de Familiares y Amigos de Asesinados y Enterrados en Magallón?

Ahora mismo, lo más inmediato es que tenemos que organizar un crowfunding para terminar el pagar el podcast que hemos encargado a una empresa sobre Elisa Garrido. Habíamos pedido una subvención a la Diputación Provincial de Zaragoza para pagar el 50% de ese podcast, pero ahora la Diputación no nos ha admitido como forma de pago la que habíamos pactado la Asociación con la empresa Resonar, que era con un pagaré. Entonces, hemos perdido la subvención y tenemos que buscar cómo recoger el dinero para pagar a la empresa.

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