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“Hay un desequilibrio total por género en el liderazgo de las investigaciones”

Pilar Zaragoza

Ana Sánchez Borroy

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El número de investigadoras en la Universidad de Zaragoza casi ha alcanzado ya al de investigadores: son un 45’7% de mujeres frente al 54’3% de hombres. Sin embargo, la vicerrectora de Transferencia e Innovación tecnológica, Pilar Zaragoza (Zaragoza, 1958), no se conformaba con conocer ese porcentaje e impulsó un estudio de género en profundidad sobre la I+D+i. Ahora se han presentado los resultados.

¿Por qué le pareció que era necesario realizar un estudio de género en la I+D+i de la Universidad de Zaragoza?

Cuando fui responsable de los temas de igualdad, como vicerrectora de Relaciones Institucionales y Comunicación, en el periodo de 2008 a 2012, ya hice un diagnóstico de la situación de género en la Universidad. Siempre me había quedado la idea de que había que profundizar en algunas cuestiones en distintos aspectos. Ahora, que he sido responsable de transferencia, innovación tecnológica y de las cátedras institucionales y de empresa de la Universidad, me pareció una oportunidad tremenda. Así se lo hice saber al Instituto Aragonés de la Mujer, a la propia Cátedra de Igualdad de Género y al Observatorio de Igualdad de la Universidad: podía ser interesante, puesto que teníamos una empresa spin off recién creada especialista en el tratamiento de big data, Kampal Data Solutions, hacer un análisis, a partir de nuestras bases de datos, sobre qué estaba pasando, con un estudio mucho más profundo. Lo propuse, se estableció que era interesante y la comisión mixta que se encarga de tomar las decisiones, lo aceptó.

¿Cuáles son las conclusiones principales?

La principal conclusión es que se tiende a la igualdad en lo que es el número de investigadores e investigadoras: está prácticamente nivelado casi al 50%. Exactamente, hay 54’3% de investigadores y un 45'7% de investigadoras. Esa tendencia hacia la igualdad también se está viendo en las autorías y en las publicaciones en un plazo muy corto, incluso con mejor situación en publicaciones de excelencia para las mujeres. Sin embargo, cuando profundizamos en lo que es el liderazgo, la centralidad, que sea una mujer la que lidera los proyectos de investigación, ahí ya hay un desequilibrio total. En especial, hay un desequilibrio en proyectos referidos a la transferencia de conocimiento, es decir, en proyectos relacionados más con empresas. Prácticamente es la mitad de lo esperado: ni en los institutos, ni en las distintas macro áreas -humanidades, sociales, biomédicas, científicas y tecnológicas- se llega al 20% de mujeres que son responsables de proyectos de investigación o captantes de dinero. Profundizando un poco más, cuando se hacen rankings de excelencia, entre los diez mejores investigadores, sólo hay una mujer. Y entre los 100 mejores investigadores que captan más fondos, sólo hay 8 mujeres. Esto se repite en macro áreas que están muy niveladas, incluso que hay ya más investigadoras que investigadores; por ejemplo, en las biomédicas. Destacan incluso los escasos fondos captados por mujeres en algunos institutos de investigación. Están por debajo del 5%.

¿Cómo se explica que haya sólo una mujer entre los 10 mejores investigadores o sólo 8 entre los 100 investigadores que reciben más fondos?

Eso será un estudio que tendremos que hacer posteriormente. A falta de más datos, mi opinión personal es que históricamente, venimos de un poder masculino; no hay que ser muy hábil para verlo. Los responsables de los grupos de investigación suelen ser hombres, que, a la vez, suelen tener más currículum. Entonces, cuando te presentas un proyecto de investigación competitivo, pesa el currículum sobre todo. Entonces, hay dos cuestiones. La primera sería el planteamiento que muchas veces ocurre: vamos a presentar el currículum que más peso tiene y que, por lo tanto, más posibilidades tiene de conseguir el proyecto. ¿Por qué? Porque en los baremos que plantea el Ministerio, el sexo y el género no se tiene en cuenta; por lo tanto, se retroalimenta esa situación. Otra situación, que quizá se dé en menos ocasiones, pero también ocurre, es que el poder les cuesta mucho cederlo. A determinadas personas les cuesta mucho no figurar como investigadores principales. Entonces, siempre son ellos los que presentan el proyecto. Luego, en los casos de los proyectos de transferencia, todavía es peor la situación. Por ejemplo, en Ciencias de la Salud, donde hay paridad en número de investigadores hombres y mujeres, el fondo que captan las mujeres en proyectos de transferencia es un 17%. Y en Ingeniería y Arquitectura, que no hay paridad entre investigadores, es un 9%. Esto se repite en patentes, en creación de empresas… Es casi la última opción que presentan ellas, seguramente, porque en los currículum, hasta ahora, no se valoraba la transferencia. Entonces, ellas iban a lo que realmente les iba a hacer conseguir una plaza y estos proyectos de transferencia no se valoraban hasta hace poco; espero que cambie la situación. Esa puede ser una razón. Otra es que, cuando hablas con empresas, donde generalmente el liderazgo es masculino, les gusta más hablar con hombres. Es así de duro decirlo, pero es la realidad. Lo importante es tener en cuenta que, cuando hablamos de los indicadores en estudios de género, no es correcto  hablar sólo de la cantidad: hay que profundizar en otros indicadores, que es lo que nosotros vamos a proponer a otros investigadores e incluso a la propia CRUE, la Conferencia de Rectores. ¿Qué número de investigadoras principales hay? ¿Qué números hay de mujeres en artículos de excelencia? ¿Qué fondos son captados por los proyectos en mujeres y en hombres? ¿Qué centralidad hay, qué liderazgo hay de las mujeres? Es muy importante porque, a lo mejor, puedes conseguir muchos proyectos, pero no tener relaciones con casi nadie, que es lo que se mide con los parámetros de este estudio.

¿Qué se podría hacer para que esas cifras sean más igualitarias?

Se pueden hacer muchas cosas. A nivel de convocatorias públicas, que se tenga en cuenta el género: que se dé oportunidades a las mujeres aunque no tengan igualdad de currículum. Y dentro de la universidad, a José Antonio Mayoral, al actual rector, le he planteado una serie de medidas que prefiero no contar aquí porque estamos en periodo de campaña para las elecciones al próximo rector.

¿Este tipo de estudios de género se han hecho en otras universidades españolas?

No, los primeros resultados los presenté en la última reunión sectorial de I+D+i de la CRUE, en noviembre, en Córdoba. El ministerio se ha interesado, de hecho, va a plantear una serie de análisis y ya ha hecho un estudio inicial. La CRUE también va a incorporar el análisis de los indicadores de I+D+i. Pero todo esto, cuesta mucho hacerlo y hay que ir mentalizando poco a poco de que es necesario profundizar. Parece que la igualdad está conseguida en las universidades, pero no podemos afirmar que se haya conseguido en I+D+i.

Tampoco podemos hacer comparaciones entre universidades, entonces...

No. Estoy segura que es una situación similar. No creo que en Zaragoza estemos peor posicionados que otros, podemos estar incluso mejor en este tema.

¿Estos estudios podrían romper la idea falsa de que la igualdad ya se ha conseguido?

Deben romperla, porque no es real. Lo importante es transmitir que tenemos que luchar por la excelencia, ser lo más competitivos posible, no podemos perder ni un gramo de conocimiento y ellas son casi el 50%, somos el 50%. Entonces, ese 50% de conocimiento, no lo podemos perder; hay que darle entrada lo más rápido posible para liderar y para conseguir objetivos. De hecho, en la Universidad de Zaragoza, en el top 100 de captación de fondos, tanto a nivel general como de transferencia, la que lidera ese top 100 es una mujer. Lo que pasa es que en ese top 100, sólo hay 8 mujeres. Eso no puede ser porque si estamos a un 48%, en un top 100 debería haber cerca de 48 mujeres.

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