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Aragón no renuncia a tener el mayor dominio esquiable de Europa y busca el permiso de los propietarios del terreno

El proyecto de unión de Celer y Castanesa ocupará 4.167 hectáreas de monte situadas a una altitud de entre 1.682 y 2.838 metros

Eduardo Bayona

Aramón, el hólding semipúblico aragonés del esquí participado por el Gobierno autonómico e Ibercaja, está decidido a no dejar morir el proyecto de la estación de esquí de Castanesa, en Montanuy, y su posterior unión con la de Cerler para dar lugar, con 4.167 hectáreas entre los 1.682 y los 2.838 metros de altitud, al mayor dominio esquiable de Europa: la compañía ha movido ficha reuniendo a los vecinos para comunicarle su intención de iniciar los trabajos de construcción de un primer remonte antes de que termine este año.

Estos tomarán su decisión en una asamblea de la Junta Vecinal convocada para el próximo 4 de mayo, en la que debatirán si dan su apoyo al proyecto y si permiten la entrada de topógrafos primero y de máquinas después antes de que termine el año. Ese día, Aramón debe haber concretado qué precio está dispuesto a pagar para hacerse con la servidumbre del esquí durante la temporada sobre esa tierras, ya que rechaza plantear explotarla mediante alquileres.

El movimiento, realizado a principios de abril, no es una mera maniobra propagandística de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo. En realidad, se trata de una operación de ‘salvamento’ del proyecto, ya que si los trabajos de construcción de la estación no están en marcha antes del 11 de diciembre del año que viene habrá caducado la declaración de impacto ambiental que avala la iniciativa y esta debería ser sometida de nuevo a un proceso de evaluación.

Tres remontes, de trece, en cuatro años

La consejera de Economía, Marta Gastón, y Antonio Gericó, director general del hólding, comunicaron a los vecinos en sendas reuniones celebradas los pasados 4 y 12 de abril los planes de la compañía: descolgar un remonte desde el Collado de Basibé, en el Ampriu, hasta la Roca del Corb, en la cuenca de Castanesa.

Los planes de Aramón consisten en iniciar este año la construcción del primer remonte para, ya en 2020, acometer otro que iría de la Roca del Corb al Collado del Tous y, un año después, un tercero desde este último punto hasta el paraje de Pilans.

Los trabajos de esta fase, presupuestados en unos 40 millones de euros y que no contemplan toda la estación planificada inicialmente (trece remontes), terminarían en 2023 e incluirían una ampliación de la carretera de Castanesa a Fonchanina a cargo de la Diputación de Huesca. No obstante, los trabajos requieren otra vía desde esta última localidad a un párquin, desde donde los turistas serían trasladados hasta pie de pista mediante autocares lanzadera.

En cualquier caso, la operación no incluye la construcción de infraestructuras urbanísticas, ya que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Montanuy, fue declarado nulo por el Supremo por carecer de evaluación ambiental.

Aplazado por un fiasco urbanístico

La DIA (Declaración de Impacto Ambiental) de Castanesa, publicada el 30 de diciembre de 2010 en el BOA (Boletín Oficial de Aragón), establecía que si los trabajos no se iniciaban en dos años “el promotor queda obligado a someter nuevamente el proyecto a informe de compatibilidad ambiental ante el órgano competente, para que, en su caso, pueda ser modificado o ampliado dicho condicionado”.

Sin embargo, el fracaso de la operación de venta a un grupo vasco de unos terrenos recalificados en Cerler por 120 millones de euros, operación que debía financiar la construcción de Castanesa y su enlace con Cerler, además de cerrar el saneamiento de Formigal y equilibrar las cuentas del hólding, dio al traste con los planes del Gobierno de Aragón e Ibercaja.

En mayo de 2012, Aramón comunicó a la DGA (uno de sus dos socios al 50 %) que las obras no habían comenzado por no haber sido declarado de interés autonómico el proyecto, “acto administrativo indispensable para poder dar inicio a las obras” según la propia compañía y que se retrasaría hasta diciembre de 2012. Pidió una prórroga de dos años, que le fue concedida por el Inaga (Instituto Aragonés de Garantía Ambiental).

Sin embargo, el fiasco de la operación inmobiliaria, que acabó costándole algo más de tres millones de euros a la comunidad autónoma después de que varios antiguos propietarios de los terrenos reclamaran su propiedad e inscribieran la litigiosidad de los terrenos en el Registro, provocó en Aramón “dificultades financieras” por “causas ajenas a la voluntad de la compañía” que dejaron en el aire el proyecto y le llevaron a solicitar una nueva prórroga que, en este caso, situó como fecha límite para el comienzo de los trabajos el 11 de diciembre de 2020.

Fecha límite: 11 de diciembre de 2020

Si no comienzan en ese plazo, “la presente declaración de impacto ambiental caducará automáticamente, perderá su vigencia y cesará en la producción de sus efectos que le son propios, debiendo el promotor iniciar nuevamente el trámite de evaluación”.

Ante esa situación, Aramón ha optado por activar los trabajos, aunque para poder comenzarlos, incluidos los trabajos previos de topografía, necesita el visto bueno de los propietarios del terreno esquiable para poder entrar con las máquinas.

La eventual puesta en funcionamiento de Castanesa y su posterior conexión con Cerler está estrechamente relacionada con el impulso a la construcción de más de 2.000 viviendas junto a la estación de Benasque, un proyecto avalado por el Gobierno de Aragón sin someterlo a un nuevo estudio ambiental.

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