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“La compra de armas ha supuesto un endeudamiento para España de 35.000 millones de euros”

El gasto militar en España alcanza el 1,6 % del PIB.

Marta Salguero

Zaragoza —

La compra de armamento en las últimas décadas para modernizar el ejército español, y adecuarlo a las exigencias de la OTAN, ha supuesto un endeudamiento total para el Estado de 35.000 millones de euros. Una cantidad que ha generado una “burbuja armamentística” que ha colocado al Ministerio de Defensa al borde de un “colapso financiero”. Y todo ello a cambio de unas armas que, en muchos casos, ni siquiera se utilizan en las zonas de conflicto, solo en ejercicios como los que se han realizado estas últimas semanas en el Centro de Adiestramiento y en la Base Aérea de Zaragoza, dentro del mayor ejercicio de la Alianza Atlántica desde 2002. 

Mientras los efectivos de la OTAN desplegados en la capital aragonesa realizaban sus maniobras, en la librería La Pantera Rossa, de Zaragoza,  el investigador y activista de la paz y el desarme Pere Ortega exponía ante un pequeño grupo de asistentes estas y otras conclusiones, plasmadas en su último libro El lobby de la industria militar española. Adónde van nuestros impuestos.

Esta presentación se enmarca dentro de las actuaciones que la plataforma Anti-Otan de Zaragoza ha llevado a cabo en el último mes para protestar por la existencia de la Alianza Atlántica y, en concreto, por la realización de los ejercicios. Pero, además de la protesta, este acto tenía un valor añadido: buscaba dotar de argumentos sólidos a la lucha contra el militarismo y a la defensa del pacifismo, más allá de eslóganes y lemas o del recurrente argumento de destinar el gasto militar a fines sociales.

Esas explicaciones, apoyadas e cifras y datos, son las que Ortega, presidente del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, expuso a lo largo de su presentación, con el objetivo de sensibilizar a la población; también a los nuevos movimientos sociales, donde no ve una conciencia especialmente “pacifista”. Indicó que España tiene una “burbuja armamentística” debido a una deuda que se ha contraído con la industria armamentística y a la que no se ha dado una solución efectiva desde los últimos gobiernos.

Ortega precisa que, a raíz del ingreso de España a la OTAN, el país aprobó, a finales de los años 90, los Planes Especiales de Armamento, que han supuesto un endeudamiento final de cerca de 35.000 euros, para modernizar los efectivos, en ese momento desfasados, y adecuarlos a las exigencias de la Alianza.

Parte de estos efectivos, como los carros de combate Leopard, no se pueden utilizar para la defensa nacional dada la geografía montañosa de la península ibérica, ni tampoco se usan para zonas de conflicto. Tan solo se utilizan en maniobras como las que la OTAN ha realizado en las últimas semanas en España, sostiene. “Hasta los propios militares lo critican” e incluso el secretario de Estado de Defensa, Constantito Méndez, lo reconoció en 2011 cuando aseguró en una comisión en el Congreso que no se deberían haber adquirido armas “que no se van a utilizar, ”para escenarios de confrontación que no existen“.

Apuntó que las armas no son bienes productivos, ni tienen tampoco una compensación en las arcas públicas, e insistió en que en España, al igual que en otros países, también existe un lobby que “coarta” las decisiones de quienes gobiernan, algo que, a su juicio, queda reflejado en las “puertas giratorias” entre políticos y empresarios.

“Vemos como políticos o mandos militares pasan a ser directivos en empresas militares”: el actual ministro de Defensa, Pedro Morenés, fue consejero de Instalaza, ubicada en Zaragoza; su secretario de Estado de Defensa, Pedro Arguelles, antes era vicepresidente de Boeing Internacional, que suministró aviones a las fuerzas armadas españolas.

Actualmente, el gasto militar en España alcanza el 1,6 % del PIB, en un momento en el que la OTAN está pidiendo a sus países aliados que lo aumenten hasta el 2 %. De momento, y a pesar de la deuda, el Ministerio de Defensa ha anunciado que invertirá 10.000 millones de euros más en continuar con nuevos planes especiales de armamento, para renovar efectivos como las fragatas F- 110, el blindado 8x8, los aviones cisterna o los submarinos  S80.

Un panorama político desfavorable al desarme

Un panorama político desfavorable al desarmeAunque Ortega instó a los asistentes y a los activistas a no desfallecer, pintó un panorama político desfavorable. No confía en el “bipartidismo”, ya que “el PP y el PSOE tienen unas posiciones similares en cuanto al gasto militar”, ni tampoco en los dirigentes de los nuevos movimientos. “Me cuesta ver el pensamiento pacifista en los líderes de Podemos” y añadió: “Sobre todo me preocupan más los jóvenes, porque veo que en ellos no ha impregnado el movimiento pacifista”.

En este sentido, indicó que trabaja en una propuesta del programa de la candidatura impulsada por Ada Colau para las elecciones generales, que plantea reducir a la mitad los efectivos de las fuerzas armadas, porque, según sus cálculos, España, el país con más mandos militares –uno por cada diez soldados-, necesita 15.000 soldados para misiones en el exterior y 12.000 para vigilar las costas.

Con este libro, de apenas 70 páginas, Ortega quiere aportar datos oficiales extraídos de sus investigaciones y demostrar, cómo dice en la introducción, que, a pesar de elevado gasto militar en el mundo, que cifra en 1.776 billones de dólares, los conflictos armados y las guerras no han desaparecido, con lo que este “enrome dispendio no parece aportar soluciones”.

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