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El Gobierno de Aragón enfría el proyecto para abrir la primera mina de hidrógeno de Europa en Monzón

El CEO de la empresa Helios Aragón, Ian Munro, durante la presentación del proyecto en octubre en Zaragoza.

Eduardo Bayona

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El Gobierno de Aragón acaba de enfriar las expectativas del proyecto para abrir una mina de hidrógeno natural en Monzón (Huesca) que promueve la empresa Helios Aragón, que hace unos meses anunció su intención de iniciar las prospecciones previas el año que viene para comenzar en 2929 la extracción industrial, siempre que la bolsa de gas que buscan exista.

“El proyecto de extracción de hidrógeno natural del promotor Helios Aragón en Monzón del que se solicita información no ha sido presentado ante esta Administración ambiental, por lo que no hay expediente al respecto y nada se puede decir sobre su régimen de autorización”, señala el consejero de Medio Ambiente, Manuel Blasco.

Lo dice en su respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado oscense de Cha Joaquín Palacín, que se había interesado por conocer “qué autorizaciones tiene el proyecto”.

La respuesta del consejero deja claro que el proyecto de extracción, que supondría la apertura de la primera mina de hidrógeno de Europa y la segunda del mundo tras otra en Mali, no existe como tal, al tiempo que anota que tampoco los sondeos previos disponen de autorización.

El respaldo legal del sondeo para buscar hidrógeno

De hecho, el proyecto se encuentra en la práctica en un limbo legal que dificulta su progreso, tal y como han ido dejando claro organizaciones y colectivos críticos con el mismo, Ecologistas en Acción entre otros.

El proyecto tiene su origen en los indicios sobre la posible presencia de una bolsa de hidrógeno en la zona que reseñaron en los años 60 los técnicos de la empresa pública Enpasa (Empresa Nacional de Petróleos de Aragón) durante unos sondeos en busca de hidrocarburos, y que localizan la supuesta bolsa en la zona este del término de Monzón, entre la autovía A-22 y la vía férrea Zaragoza-Lleida, a unos cientos de metros del barrio de La Carrasca y en una zona situada sobre el aluvial del río Cinca.

Sin embargo, de lo que dispone Helios es de una autorización de la Consejería de Industria emitida en 2020 para buscar hidrocarburos, pero esa es una actividad que poco después, en mayo de 2021, vetaría de manera expresa la Ley de Cambio Climático en su artículo 9.

“No se otorgarán (…) nuevas autorizaciones de exploración, permisos de investigación de hidrocarburos o concesiones de explotación para los mismos”, señala la ley, que tres artículos después obliga al Gobierno a fomentar, “mediante la aprobación de planes específicos, la penetración de los gases renovables, incluyendo el (…) hidrógeno y otros combustibles en cuya fabricación se hayan usado exclusivamente materias primas y energía de origen renovable”.

Sin embargo, esos planes no existen a fecha de hoy, lo que sitúa la validez de los permisos para los sondeos como una de las primeras dudas que deberá resolver el Inaga (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental) sobre el asunto.

Perforar el aluvial del Cinca con un tubo de 3,8 kilómetros

“Existe un Permiso de Investigación Minera del que es titular Helios Aragón Exploration”, indica Blasco en su respuesta a Palacín, en la que reseña que ese permiso se enmarca en la “sección D, hidrocarburos”.

La empresa, añade, “ha solicitado la realización de un sondeo de investigación en Monzón para conocer las reservas de hidrógeno que puede incluir el terreno”, por lo que, a petición de la compañía, el Inaga “está realizando la evaluación de impacto ambiental simplificada del proyecto de sondeo profundo”.

Los técnicos del Inaga, que siguen sumando meses con sobrecarga de trabajo, y el consiguiente atasco de expedientes, como consecuencia de la avalancha de proyectos de renovables, deberá determinar en primer lugar si el permiso para buscar hidrocarburos avala los sondeos para el hidrógeno y, si considera que sí, valorar si el eventual impacto de la propuesta técnica resulta asumible resulta asumible para el medio y para su paisaje.

El plan inicial contempla inyectar una tubería de 3,8 kilómetros de longitud en busca del gas en un área del aluvial del Cinca con acuíferos, bolsas de agua y una terraza de gravas de alta permeabilidad conectada con el río, y sustituir la roca extraída a su paso por lodo artificial.

Uno de los aspectos que mayor inquietud generan gira en torno a las consecuencias que una actuación de ese tipo puede tener en el equilibrio del ecosistema fluvial, cuya zona aguas abajo de Monzón sigue sufriendo la huella de décadas de vertidos de DDT y de residuos de otros productos químicos.

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