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Huesca-Lleida: la autovía de nunca acabar

Tramo desdoblado de la autovía a su paso por Siétamo.

Miguel Barluenga

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El accidente de tráfico que se cobró la vida de un joven de Huesca en un tramo sin desdoblar de la inconclusa autovía A-22 entre Huesca y Lleida ha vuelto a situar en el centro de las críticas un proyecto que ha acumulado retraso tras retraso desde su puesta en marcha. Son apenas 12,8 kilómetros los que quedan por rematar mientras miles de vehículos siguen circulando a diario por la carretera N-240, paso alternativo que de manera periódica recuerda que fue durante mucho tiempo una de las vías aragonesas con más incidencias de carácter grave. El sobrecoste por estas demoras sigue elevando el presupuesto de los trabajos.

Las obras de los últimos kilómetros que quedan por completar se iniciaron en 2018 con un presupuesto de 46,8 millones de euros y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana acaba de probar un modificado por un importe de 4,7 millones para el cierre del tramo entre Huesca y Siétamo. El primero ya fue de 4,5 millones debido a que hubo que ocupar más terrenos de los previstos en un primer momento para reponer líneas eléctricas y otros servicios adicionales. El nuevo se debe al gasto por las necesidades de obras, servicios y suministros adicionales, a cargo del contratista o concesionario inicial, la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Copcisa S. A. y Vidal Obras y Servicios S. A.

La fecha prevista para su finalización era noviembre de este año pero esta ya se ha lanzado hasta comienzos de 2024, por lo que el plazo estipulado habrá pasado de 36 a 65 meses. Hasta marzo el pasado se había ejecutado solo un 0,8% de los 15 millones previstos para este año. La autovía Huesca-Lérida, de 108 kilómetros de longitud, se concluirá casi 19 años después del inicio, con el tramo hasta Siétamo como el más problemático: los trabajos ya estuvieron bloqueados cinco años por la crisis económica y problemas medioambientales. 

Proyectada en 2001 e iniciada cinco años más tarde, sufrió un parón en 2010 cuando Fomento detuvo el gasto para la planificación de autovías en todo el país. Numerosas localidades por las que la autovía pasa lamentan, como fruto de estas obras, los colapsos del tráfico y algunas maniobras peligrosas que siguen siendo obligatorias, con el Estrecho Quinto como punto negro o el cruce de escasa visibilidad para dirigirse hacia Loporzano.  

Chunta (CHA) va a registrar una “batería de preguntas” en el Senado, a través de Carles Mulet, de Compromís, para conocer las causas del nuevo retraso en la previsión en la entrada en servicio de los 12,8 kilómetros de autovía entre Siétamo y Huesca. La formación aragonesista señala la “falta de credibilidad” del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. Para el presidente de CHA y portavoz del grupo parlamentario, Joaquín Palacín, se trata de “una nueva tomadura de pelo” del Gobierno de España con esta tierra, y una afección muy negativa para nuestro desarrollo socioeconómico y para la seguridad vial, y especialmente para los 12.000 usuarios diarios por ese tramo de la N-240“.

Por ello, CHA va a registrar en el Senado las siguientes preguntas: ¿Cuál es la causa de que el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana hable ahora de fecha de finalización del tramo de autovía Siétamo-Huesca de 2024?, ¿va a venir alguien del Ministerio al Alto Aragón a dar explicaciones?, ¿va a haber asunción de responsabilidades ante los sucesivos retrasos e incumplimientos de los compromisos de puesta en servicio de la obra?

Por su parte, el portavoz del Partido Aragonés en las Cortes de Aragón, Jesús Guerrero, señala que este retraso “no tiene justificación” y supone “el aumento del sentimiento de enojo que ya tenían los oscenses y los aragoneses”: “Estamos cansados de malas noticias, esto parece una broma aunque lamentablemente no lo es. El grado de ejecución de las obras es del 49%, y para Guerrero la nueva fecha fijada ahora por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ”nos hace dudar de que sea la definitiva“, por lo que es necesaria ”la máxima voluntad política para que no se vuelva a aplazar su ejecución y que ninguna razón política o económica vuelva a retrasar la conclusión de la obra“. Para Jesús Guerrero es ”una vergüenza“ que se hayan acumulado tantos retrasos que suponen ”un freno inaceptable al desarrollo socioeconómico de la zona y a la calidad de vida de la gente“.

El Partido Popular en la Diputación de Huesca llevó el endurecimiento de la crítica al proyecto y a los modos “muy poco fiables del Ministerio. En septiembre de 2018, avanzó que la obra finalizaría en el año 2021. Apuntó a una ”pésima“ gestión socialista que ”atenta contra los intereses de la provincia y en particular de su capital: “Con un tránsito estimado de 12.000 vehículos diarios, el problema de esas demoras y las dificultades del trayecto suponen un obstáculo de considerables consecuencias y sus razones escapan a toda comprensión”.

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