Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La transición ecológica del coche va marcha atrás en Aragón

Los coches que matriculan los aragoneses presentan los niveles de emisiones de CO2 más elevados en una década.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

0

La transición ecológica del vehículo privado va marcha atrás en Aragón, donde los automovilistas han optado por ir comprar unos automóviles nuevos más caros que nunca y que, al mismo, presentan los niveles de contaminación más elevados de los últimos años: la magnitud del derrape lleva a que pueda darse por perdida una década en cuanto a la intensidad de la huella ecológica de la parte del parque móvil que se va renovando.

Los datos del Impuesto de Matriculación que gestiona la Agencia Tributaria sitúan en 126 gramos de CO2 las emisiones medias de los nuevos automóviles matriculados en Aragón a lo largo de 2022, una intensidad contaminante que en la última década solo se había visto superada por los 133 de 2021, que por otra parte no se habían vuelto a alcanzar desde ocho años antes, en 2013.

Los 146 de los modelos diésel suponen el registro más alto de la serie, con una inquietante aceleración en los dos últimos ejercicios, en los que al salto de veinte gramos por kilómetro de 2021, cuando en un solo año pasaron de 123 a 143 (+16,2%), se le suman otros tres puntos.

Ocurre algo similar con los da gasolina, cuya emisión media se situó el año pasado en 127 gramos por cada mil metros de recorrido (9,4 kilos en un trayecto de Zaragoza a Huesca y 21,7 en uno de la capital a Teruel), una cota que desde 2013 únicamente superan los 133 de 2021.

La escasa penetración del coche eléctrico y de los híbridos, con 980 unidades el año pasado y 573 el anterior, apenas tiene influencia en el resultado final pese a caer sus emisiones de 43 gramos por kilómetro a treinta.

La expansión de los suv y su elevada carga contaminante

Esta evolución se produce en pleno debate público, institucional y mediático sobre la sostenibilidad ambiental y económica del coche particular y sobre las fórmulas para desincentivar su uso tanto en las carreteras como en los núcleos de población, y mientras medidas como la implantación de las zonas de bajas emisiones en los centros de las ciudades siguen encontrando resistencias, como ocurre en Zaragoza con su ayuntamiento.

Sin embargo, en el paisaje de calles y carreteras sigue aumentando la presencia de SUV, vehículo utilitario deportivo por sus siglas en inglés y ‘todocamino’ en la jerga local, un vehículo que se ha convertido en atributo de posiciones económicas desahogadas pero no tanto, sino más bien al contrario, de eficiencia en la conducción, tanto por su elevado consumo de combustible como por sus mayores emisiones contaminantes.

El Fiat Cinquecento es el único utilitario que aparece junto con otros nueve suv en la lista de los diez modelos de automóvil más vendidos en el país, que abren el Hyundai Tucson y el Dacia Sandero y cierran el Kia Sportage y el Citroën C3, este último nacido como utilitario para acabar mutando a ‘todocamino’, algo que explica la deriva que está llevando el mercado automovilístico hacia una clara preponderancia de vehículos más caros y contaminantes.

Los suv, con cuyo aumento de cuota de mercado coincide el incremento de la carga contaminante de las unidades de nueva incorporación al parque automovilístico aragonés, los compra el cliente, obviamente, aunque esas transacciones tienen entre sus causas principales algunas tan simples como el hecho de que esos coches forman parte de la oferta de los fabricantes, los mismos que reclaman ayudas públicas multimillonarias para adaptar su producto a la transición ecológica.

Vender treinta coches menos cada día que hace tres años

Los datos del Impuesto de Matriculación que gestiona la Agencia Tributaria revelan un pinchazo considerable en la venta de coches nuevos en Aragón, con solo 17.556 en todo 2022 y una caída de casi 4.000 en relación con los resultados del año anterior, cuando las inscripciones alcanzaron la cifra de 21.311.

Ese volumen supone una caída de algo más de 9.000 (-38,6%) en tres años, desde los 28.582 de 2019, el año en el que se acabó la recuperación del mercado del automóvil tras la crisis de finales de la década anterior.

Ese resultado, que equivale a regresar a los de ocho años antes, ya que se encuentra entre los 14.430 de 2013 y los 18.027 de 2014, cuando la actividad económica comenzaba a animarse tras el pinchazo de la ‘gran recesión’, llega cuando, al menos aparentemente, parece haberse acabado el efecto del exceso de ahorro en las restricciones por la pandemia generaron en los estratos que reciben las rentas más elevadas, cuyo drenaje tras los confinamientos permitió mantener las ventas por encima de las 20.000 en los dos primeros años de la crisis sanitaria.

Tras ella, las ventas han caído por debajo del medio centenar de automóviles diarios frente al ritmo de casi ochenta de solo tres años antes, en un escenario en el que tampoco hay que perder de vista los efectos desincentivadores que producen los elevados precios de los combustibles, las incertidumbres en cuanto al desarrollo del coche eléctrico (y su elevado precio) y la puesta en marcha de incentivos para el uso del transporte colectivo como los abonos del tren y del autobús.

El vertiginoso encarecimiento de los coches con la pandemia

Ese proceso de aumento de la carga contaminante del coche se ha producido en paralelo a otra de encarecimiento del producto, cuyo precio por unidad se ha disparado un 37% en una década, con algo más de tres cuartas partes de esa apreciación (29%) concentrada en los tres últimos años, que son los del drenaje del exceso de rentas tras los confinamientos.

El precio medio de un automóvil pasó de 17.582 a 18.769 euros entre 2012 y 2019 para dispararse hasta los 24.107 entre ese año y el pasado, en un encarecimiento generalizado para todo el parque.

Así, los de gasolina pasaban de 13.276 a 17.387 entre 2012 y las vísperas de la pandemia para elevarse hasta 22.525 tras esta, mientras los saltos de los diésel, más acusados y entre los que se concentran el grueso de los modelos de suv, iban de 19.244 a 21.545 y de ahí a 27.737 en esos mismos periodos de tiempo.

El capítulo de ‘otros’, el de los híbridos y los eléctricos, del que solo hay registros para los tres últimos años, refleja un encarecimiento similar al del diésel, del 25,5% en solo dos ejercicios, en los que pasaron de 22.662 a 28.440.

Etiquetas
stats