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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Temporeros y pandemia: lo sucedido no debe volver a pasar

La fruta, una de las principales exportaciones de Aragón. Foto: Juan Manzanara
28 de enero de 2021 22:57 h

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La evolución de la pandemia del COVID-19 ha tenido que ver con 3 factores determinantes: creciente desigualdad y pobreza, viviendas y condiciones laborales. Los problemas de salud, los brotes que sufrimos y la situación social y económica tienen mucho que ver con todo esto. Es imposible abordar una campaña óptima de la recogida de la fruta en 2021 sin contemplar las condiciones laborales y de vida de todas las personas implicadas en ella.

Porque estoy con el sector de la fruta y con las personas que vivimos en nuestros pueblos, porque apoyo las cooperativas y explotaciones familiares que generan empleo y cumplen las normas, porque las producciones de fruta son excelentes para una dieta nutritiva y saludable, llevo varios meses muy implicado en este asunto.

He celebrado reuniones, visitas y conversaciones con todo tipo de organizaciones y personas implicadas en la recogida de la fruta en Aragón: diferentes Consejerías del Gobierno de Aragón, Delegación del Gobierno de España en Aragón, fruticultores en el territorio, organizaciones agrarias, sindicatos, cooperativas agroalimentarias, federación de mujeres rurales, profesionales sanitarios, mediadores migrantes, etc.

Sirva este artículo como aportación hacia una radiografía completa del sector y, sobre todo, para compartir propuestas concretas y asumibles, y a tiempo, que nos caminen hacia soluciones para no repetir errores y mejorar la campaña de recogida de la fruta para 2021.

Aquí en Aragón se habla de unos 15.000 trabajadores temporales necesarios cada año para todas las tareas propias del sector: aclareo, recogida, procesamiento de la fruta, distribución, poda en invierno… muchos de estos trabajadores viven de continuo en nuestros pueblos, pero también se necesitan miles de personas para momentos puntuales, de unas semanas a unos meses según las comarcas. Algunos se mueven desde pueblos cercanos y otros llegan desde lugares muy lejanos: Europa del Este, Marruecos y el África subsahariana, sobre todo.

Este flujo de personas es muy relevante en un contexto de pandemia por el COVID-19. Es decir, es preciso una buena organización de todo, para minimizar riesgos y evitar contagios. Para ello, necesitamos un buen análisis de los datos de que disponemos, un trabajo importantísimo que hay que hacer cuanto antes para saber cuántos trabajadores necesita habitualmente cada empresa, cuántos alojamientos y cuántos desplazamientos hay previstos.

Con esa evaluación de datos es necesario potenciar canales o servicios de intermediación laboral, adaptados a cada territorio y a la situación económica coyuntural, que permita interlocutar a los empresarios que necesitan trabajadores con esas personas que buscan empleo en la recogida de la fruta. Todos los trabajadores deberían venir con contratos en origen, con los alojamientos preparados en condiciones dignas y con la certeza por todas las partes de que la campaña se va a celebrar con estabilidad.

Unido a esto, hay que fomentar el asociacionismo. Sabemos que muchos de los que no cumplen son los que van por libre, los que no trabajan en cooperativas ni se agrupan en organizaciones agrarias. El fomento del asociacionismo puede contribuir a canalizar las necesidades del sector y a organizar mejor todo. 

La actividad de recogida de la fruta, en sí misma, no es de riesgo. En los últimos años he visitado fincas y almacenes donde se procesa la fruta y son lugares al aire libre y bien ventilados, donde no hay un especial riesgo. Los contactos y, por tanto, el riesgo de contagios, se dan en infraviviendas, en transportes sin distancias y en espacios de ocio, sin las medidas sanitarias de seguridad.

El cumplimiento de la normativa laboral y de los convenios no está a debate, ni en este sector ni en ninguno. Hay que contratar, pagar y asegurar condiciones dignas de trabajo a todas las personas. Por eso quiero lanzar un mensaje contra la estigmatización y la generalización. La gran mayoría de las empresas, familiares y cooperativas, cumplen, y se han esforzado para adaptarse en este contexto pandémico. Pero hay quienes no cumplen, defraudan y explotan. Y creo que no podemos mirar para otro lado, sino exigir una actuación contundente frente a ellos. Para que en 2021 no repitamos los errores de 2020 y aprovechemos la oportunidad para corregir injusticias y problemas estructurales, la anticipación es fundamental. Por eso escribo este artículo ahora, en enero, porque tenemos margen para hacer las cosas con tiempo y no a última hora o a mitad de la campaña.

Agricultores y trabajadores necesitan certezas y no confusión, una información clara y uniforme, que no dependa del guardia civil que te pare o de la comunidad autónoma en la que estés. La comunicación con el sector y con el territorio es muy importante para que todos comprendamos y aceptemos las medidas en cada momento, en algunos casos condicionadas por la situación de la pandemia, para poder adaptarnos con tiempo.

Las instituciones tienen un papel muy importante. La dispersión de las competencias administrativas no deben ser una excusa ni un problema, sino que nos exige mejor coordinación, dinamismo y liderazgo político desde las entidades locales, ayuntamientos y comarcas, Gobierno de Aragón y Gobierno de España.

Especialmente el Gobierno central debe asegurar que las reglas del juego no dejen fácil el fraude en las cotizaciones a la Seguridad Social, que se permita el trabajo temporal sin contrato firmado entre empleador y trabajadores o que se deje abierto el abuso a personas en situación administrativa irregular. La falta de contratos estables les impide cumplir con las condiciones del arraigo y se les deja en una situación de exclusión e indefensión. Es fundamental que el Gobierno de España regularice a personas que viven aquí y año a año trabajan en situación irregular y en la precariedad absoluta.

A medio plazo deberíamos caminar hacia una estabilidad de los trabajadores. Incentivar el paso de contratos temporales a estables y próximos, con el objetivo de fijar población en el territorio y que puedan vivir en Aragón todo el año, para dar más vida a nuestros pueblos. En este sentido, hay mucho por hacer: formación a trabajadores, tanto en la práctica de la recogida de fruta y la prevención de riesgos laborales (con certificados profesionales), como en interculturalidad, prevención de violencias machistas y campañas de sensibilización que favorezcan la convivencia, rompan estereotipos y pongan freno al racismo.

A nivel sanitario prefiero ser cauto y escuchar a las personas expertas en epidemias. Sí tengo claro que hay que reforzar los recursos de Atención Primaria de la sanidad pública, especialmente en las localidades y municipios con más presencia de trabajadores temporales. Dejo en el aire la posibilidad de que sean prioritarios en la campaña de vacunación como colectivo esencial o la realización de pruebas antes del comienzo de la faena.

Por último, voy a ser muy claro en algo que creo que la mayoría de la sociedad esperamos. No soy persona entusiasmada en la represión, ni mucho menos, pero creo que frente a quien explota o maltrata, la sociedad necesita tener la seguridad de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad intervienen y paran los pies a mafias y explotadores. Y esto se consigue con un aumento de inspecciones, controles y sanciones, para que no paguemos justos por pecadores, y no se generalice ni estigmatice al sector de la fruta, que es importantísimo en Aragón, con unas producciones fabulosas y una capacidad de generación de empleos y de vida en nuestros pueblos colosal.

Por último, ni que decir tiene que los agricultores lo que necesitamos para vivir con dignidad son precios justos, que aseguren la viabilidad de nuestras explotaciones con el cumplimiento de todas las exigencias laborales y profesionales. Y esto pasa, entre otras cosas, por un cambio profundo en la Ley de Cadena Alimentaria en el Congreso (en eso estamos). Y a ti, consumidor, disfruta de la fruta de proximidad y temporada, que en Aragón es deliciosa. 

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